Puede ser prevenible, pero el cáncer de cuello uterino es el segundo con más incidencia en el país al afectar a una de cada 4 mujeres. Aumenta en 66,9% las muertes desde 2019, al considerar ese salto de 1.885 a 5.700 decesos, registrados por la Sociedad Anticancerosa de Venezuela y la Fundación de Pacientes Oncológicos de Venezuela (Fundapov). El Virus de Papiloma Humano (VPH) es el principal detonante junto al descenso del control ginecológico y 80% de pacientes sin el tratamiento completo.

Guiomar López | La Prensa de Lara

La encrucijada es muy accidentada ante la falta de equipos en algunos centros asistenciales y en la entrega de los fármacos de alto costo en el Seguro Social. No hay suficiente cobertura pública en radioterapias, cuya atención en privados supera los $3000 y opciones gratuitas en Colombia, que imponen ese esfuerzo físico y gastos que superan los $300 solamente en pasajes, comida y hospedaje.

Cuando la Sociedad Anticancerosa de Venezuela lanzó la campaña «El cáncer de cuello uterino es prevenible», recordó la insistencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el control con 90% de muertes en países de bajos ingresos, mientras Venezuela se situaba en 1.885 víctimas y 4.775 nuevos casos. Cifras alarmantes, cuando sólo 3% de los países cumplía la cobertura con vacunas contra el VPH, identificado como el principal culpable de este cáncer que puede atacar a mujeres jóvenes.

Lara no escapa a esa data, porque en la Sociedad Anticancerosa en Barquisimeto atendieron a 760 pacientes oncológicos en 2021, un estimado de 300 correspondía a cáncer de mama y en segundo lugar, los 195 casos de cuello uterino. Mientras Milagros Seijas desde Fundapov confirma el registro de 257, correspondiendo 154 a este tipo de cáncer. «Preocupa que se tiene una detección por cada 4 mujeres en el país», advierte de las 5.700 muertes registradas a nivel nacional en 2021 y en edades comprendidas entre los 35 a 44 años de edad.

Lamenta que «va en contra el tiempo de espera entre los pacientes, sin el dinero ni el tratamiento correctamente». Recuerda que se saca ventaja teniendo el diagnóstico temprano y hasta alguna anomalía grave puede descartarse con la histerectomía total.

«Sí hay un incremento porque en estos dos años de pandemia se postergaron los controles», señaló la ginecóloga Katy Ríos, de acuerdo al comportamiento clínico y que la detección de una simple lesión disminuye los riesgos, para evitar esa evolución avanzada que suele darse por diferentes cepas del VPH, iniciación de la vida sexual antes de los 18 años y hasta la debilidad del sistema inmunitario por carencias de alimentación balanceada. La prevención debe ser desde el control rutinario y la protección con la inmunización.

Para Mirla Castro, exjefa de Radiología del Servicio Autónomo de Oncología (SAO), el 80% de pacientes no se trata porque no funcionan las pesquisas en oncología sin campañas permanentes acerca de los riesgos y con la falta de equipos en centros asistenciales, tal como pasa en el Hospital Central Antonio María Pineda, con este servicio que carece de aires acondicionados.

Así lo confirma la paciente Gloribeth Marín, quien regresó este 21 de marzo de Cúcuta, donde se realizó la radioterapia gratuita y aún así tuvo que rematar su casa para asegurar más de $300 para gastos de pasajes, estadía y comida durante un mes. «No podía esperar que se agotara el tiempo y retroceder en mi tratamiento», señaló.

Esfuerzos que agotan a estos pacientes crónicos por intentar cumplir los lapsos del control médico.

Por más políticas de prevención
El llamado desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue para que los países tomen medidas y evitar que el cáncer de cuello uterino siga de segundo lugar, por la alta tasa de incidencia y mortalidad. Piden más acceso al servicio de la salud para la detección y tratamiento temprano.

Señalan que al menos el 90% de las niñas, antes de los 15 años, estén vacunadas contra el VPH. También que el 70% de las mujeres deben tener garantizado la detección antes de los 35 años de edad. Además, que el 90% de los casos puedan recibir tratamiento para las lesiones.

Expresan una especie de fórmula para que los países cumplan dicha trilogía de 90 – 70 -90 para disminuir la incidencia de este cáncer en el mundo. Una meta que debería proyectarse para el año 2030 y así disminuir en riesgos.

Se trata de una amenaza que han determinado con mayor fuerza entre los países de ingresos bajos, de poca opción a privados.

Con información de La Prensa de Lara

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