Tener cáncer de mama, en pleno siglo 21, no debería significar muerte. Sea cual sea el grado de la patología (1 o estadio 4) la mujer que la padece tiene probabilidades de vivir.

Cierto que el pronóstico puede ser devastador en un principio. Pero la detección precoz, el tratamiento y los cuidados paliativos juegan un papel fundamental en la prolongación de la vida.

En Venezuela, sin embargo, esa no es la premisa. En estos momentos, un poco más de 12.000 mujeres tienen dificultades para acceder al esquema de tratamientos y eso hace que sus vidas estén al borde de un precipicio. Recurren al cambalache de medicinas para sobrevivir. Si alguien muere, sus familiares donan lo que les quedó de tratamiento. Hasta en eso depositan sus esperanzas.

Ahora no solo están sin medicinas. Si son operadas a tiempo, tampoco tienen acceso a las máquinas de radioterapia para combatir definitivamente el cáncer que invade sus cuerpos.

Mayra Cárdenas, vocera de Aconvida —organización no gubernamental que nació justo cuando empezaron los problemas de desabastecimiento de medicinas en 2015— denunció que actualmente hay una máquina en el hospital Domingo Luciani de El Llanito, con la cual pudieran atender a 80 mujeres en un día: 40 en la mañana e igual número en la tarde. Sin embargo, no funciona porque en ese centro de salud no hay agua durante toda la semana.

En el oncológico Luis Razetti de Cotiza no está activo el equipo y en el Padre Machado, de El Cementerio, está operativo a media máquina, es decir, solo hacen radioterapias para casos de cáncer en los huesos, cabeza y cuello.

Hay pacientes, dijo Cárdenas, que son enviadas a Valles del Tuy, Maracay o Maracaibo, con menos probabilidades de atención.

El cáncer es uno de los problemas de salud más importantes en Venezuela. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), más de 50.000 casos nuevos se producen anualmente (sin tomar en cuenta los cánceres de la piel diferentes a melanomas).

Las tasas estandarizadas de incidencia, de todas las localizaciones de cáncer, en hombres y niños es de 156 por cada 100.000 habitantes; en mujeres y niñas es de 144 por cada 100.000 habitantes. Y más de 20.000 fallecen cada año (cifras para 2013).

Sucede que el problema no está siendo atendido de manera efectiva y suficiente en Venezuela, a través de medidas integradas de promoción de conductas saludables, diagnóstico precoz y tratamiento oportuno.

En el informe “¿Qué sucede con el programa nacional de Cáncer en Venezuela?”, publicado por el OVS, se destaca que los equipos de radioterapia externa (aceleradores lineales y bombas de cobalto), braquiterapia (radioterapia interna) y diagnóstico, mediante técnicas de medicina nuclear, de la Red Pública Oncológica del Ministerio de Salud y del IVSS, para abril de 2013 ya eran insuficientes y no llegaban al número deseable y recomendado por los organismos de energía atómica para la población cercana a 0,8 por cada millón de habitantes.

Deberían ser 23 centros para atender la población de esa fecha y 24 para el momento actual (2018).

Para la fecha 2 de febrero de 2018, según la encuesta nacional que hizo el observatorio con el apoyo y la cooperación del personal que labora en los servicios oncológicos de la red pública, existe un déficit crítico en la capacidad instalada para atender pacientes oncológicos que requieren radioterapia. Este tratamiento es fundamental en 56 % del total de los casos de cáncer, que corresponden a 31 tipos, entre ellos los de mayor incidencia, como el cáncer de pulmón, cuello uterino, mama, próstata, colon y recto y otros con menos frecuencia como los linfomas.

Para 2009, con una estimación de 40.263 pacientes nuevos con cáncer, 22.547 de ellos requerirían tratamiento de radioterapia (primaria o paliativa).

Actualmente, la demanda estimada de servicio de radioterapia externa es de 26.000 pacientes por año, señalan los investigadores del OVS.

Actualmente, hay escasez doxorrubicina, un esquema que deben tomar cada 21 día y el Seguro Social no lo está suministrando a tiempo.

Si las personas no poseen recursos tienen que pedírselos a alguien que esté fuera del país. Esperar por el envío supone perder la continuidad del tratamiento, por eso se están presentando las recaídas.

Hay otros medicamentos que cuestan 1800 dólares cada ampolla. Muchas necesitan 18 cada 21 días. “Algo muy cuesta arriba de cumplir y, por eso, desisten y no se colocan los tratamientos”, comentó Cárdenas.

El Ministerio de Salud no ha publicado documentos oficiales que indiquen la situación actual de la enfermedad. La información, el registro Central de Cáncer y la vigilancia epidemiológica especializada en Venezuela es limitada. Los datos más recientes son de 2013-2014.

Cifras recopiladas por investigadores señalan que solo en Venezuela se registraron 2586 decesos por este mal en 2017, lo que equivale a 7 muertes por día.

Para Cárdenas y su grupo de voluntarias, urge entonces sensibilizar al Estado, a quien compete garantizar, por mandato constitucional, el derecho a la salud de los venezolanos.

Con información de Crónica Uno

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