Según una investigación de openDemocracy, en el país varias mujeres describieron abusos verbales del personal de salud y procedimientos médicos (como inducciones y episiotomías) practicados sin su conocimiento. Otras dijeron que sus controles prenatales fueron suspendidos, mientras centros de salud eran reasignados para tratar solamente casos de coronavirus.
Mujeres de 45 países, entre ellos de América Latina como Argentina, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela, viven experiencias de parto “traumáticas” durante la pandemia de la COVID-19, según una investigación global de openDemocracy.
En Venezuela, varias mujeres describieron abusos verbales del personal de salud y procedimientos médicos (como inducciones y episiotomías) practicados sin su conocimiento. Otras dijeron que sus controles prenatales fueron suspendidos, mientras centros de salud eran reasignados para tratar solamente casos de coronavirus.
La investigación indica que mujeres de América Latina han enfrentado “presiones” para parir por cesárea, lo cual es una violación a las normativas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, en este estudio se revela el ‘maltrato’ a parturientas, prohibición de acompañantes en el parto y negativas del personal de salud a asistir a mujeres en labores de parto y con sufrimiento.
Las mujeres consultadas aseguraron haber pasado por procedimientos médicos como inducciones y episiotomías (incisión en la abertura vaginal) sin ninguna explicación. Mientras que otras en trabajo de parto fueron rechazadas en hospitales o se encontraron con que estos solo se dedicaban a tratamientos de coronavirus sin notificar a sus pacientes.
Dos jóvenes venezolanas que dieron a luz en mayo en maternidades públicas de Caracas, reportaron haber permanecido “solas” y “asustadas”. Les dieron el alta después de pasar por procedimientos sobre los que no las consultaron, como la ruptura artificial de membranas (lo que se conoce como romper bolsa).
El sistema de salud venezolano está al borde del colapso. En mayo, Monitor Salud registró que, de 17 centros asistenciales, nueve no contaron con cloro. Hasta el 20 de julio, en el país se han registrado 12.334 casos de COVID-19 y mientras más suben los contagios, hay hospitales sin agua, con déficit de guantes y tapabocas. Algunos profesionales de la salud manifiestan que no se puede atender a las parturientas cuando no hay insumos suficientes.
Expertas en salud materna de varios países dijeron a openDemocracy que las cesáreas aumentaron como resultado de políticas “contradictorias” y del “miedo a que se saturen los hospitales”.
Rechazo al parto desde antes
Incluso antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19 en Venezuela, ya las mujeres embarazadas debían recorrer varios hospitales hasta conseguir uno en el que las atendieran. Se reportaban casos de mujeres que dieron a luz en sus casas y hasta en la calle al no ser recibidas en los centros asistenciales de salud.
En una investigación de Salud con Lupa titulada «El parto robado: el lado más doloroso de dar a luz en América Latina», basada en 27 testimonios de mujeres latinoamericanas, se revela que el problema para las embarazadas en Venezuela se presenta desde el proceso de admisión a un hospital.
“Son sometidas a un ruleteo, como se le conoce al recorrido de gestantes por varios hospitales o maternidades hasta encontrar el lugar donde puedan dar a luz”, se lee en la investigación.
Venezuela fue el primer país en América Latina que incluyó la violencia obstetricia como delito en el 2007 en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Según esta norma, el personal de salud incurre en violencia obstétrica cuando no atiende de manera oportuna las emergencias obstétricas.
En medio del colapso del sistema de salud venezolano y la emergencia humanitaria compleja, la promoción de una cultura de parto se ha desvanecido. Los avances solo se dan en algunos servicios de atención privada, donde se han incorporado procedimientos que facilitan el trabajo de parto.
Con información de Crónica Uno