Parturientas venezolanas sufren al ser expuestas a “ruletear” de hospital en hospital, a la suerte de ser atendidas y contar con los insumos en los centros de salud para traer al mundo a sus hijos.
Geliannys Jaimes tenía fecha para dar a luz su primer bebé este miércoles. Había pasado por el hospital Los Magallanes de Catia y el Pérez Carreño pero fue rechazada por falta de insumos, por lo que pasadas las diez de la mañana llegó al Materno Infantil de Caricuao donde se controló desde el inicio de su embarazo.

Luego de un rato de espera, le informaron que no podían ingresarla porque no contaban con anestesiólogo, allí se incrementó el desespero de la familia Jaimes. Ya no contaban con medios de transporte y tampoco con recursos para pagar una carrera en taxi, por fortuna la joven que se encontraba en proceso de parto y con fuertes contracciones, fue auxiliada y trasladada a la Clínica Popular de Catia.

Fue ingresada en horas del mediodía en este centro asistencial, donde también otras madres esperaban el momento de dar a luz. Allí estaba Johanna Gaute con 41 semanas de gestación y en compañía de su madre y hermana, no pudo evitar que se le salieran las lágrimas al contar el miedo que sentía por la tardanza en ser atendida.

Desde temprano salieron de su casa en Charallave, pasando antes por otros hospitales donde las rechazaron por la falta de material médico quirúrgico. Según contó ante las cámaras ya no sentía a su bebé, por lo que la embargaba el miedo de pasar de tiempo. “El médico tiene seis partos por delante y tengo que esperar hasta la una de la tarde, pero ya no siento que mi bebé se mueva”, expresó.

Como ellas, son muchas madres que a diario y en diferentes partes del país, que tienen que pasar por una serie de situaciones para traer al mundo a sus pequeños. En las clínicas privadas, los costos supera el alcance económico de la mayoría.

Publicado por El Nacional
13/04/2018

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