Han pasado más de cuatro meses desde la intervención del Hospital Clínico Universitario de Caracas (HUC), producto del apagón que ocurrió en el recinto el 12 de enero y dejó un saldo de dos pacientes fallecidos. La actualidad en este centro asistencial no difiere mucho de enero: la escasez de insumos y equipos médicos sigue siendo grave, los trabajadores no reciben remuneraciones adecuadas y acordes a la realidad económica del país y la directiva del hospital hace caso omiso a las demandas.

Mauro Zambrano, dirigente del Sindicato de Hospitales y Clínicas de Caracas, señaló que actualmente el personal del hospital «está ganando entre 40.000 y 60.000 bolívares mensuales», cuando, según estimaciones de los dirigentes sindicales, deberían estar percibiendo «alrededor de Bs. 500.000«. De acuerdo con Zambrano, los directivos «toman decisiones unilaterales y le pagan a los trabajadores como les da la gana».

El dirigente sindical denunció que las autoridades del HUC les «quitaron, aproximadamente, ocho cláusulas del contrato colectivo», que elevaban el salario de los trabajadores entre 500.000 y 600.000 bolívares mensuales. «Nos quitaron, prácticamente, la prima por uniforme. Solamente nos pagaron Bs. 10.000 de los 500.000 que correspondían«, señaló.

El monto que perciben quincenalmente los trabajadores del HUC es tan irrisorio que muchos no se enteran o no le prestan atención a cuándo o cuánto les es depositado. Un empleado, que pidió reservar su nombre, afirmó que su asistencia al hospital ya prácticamente «se ha vuelto un voluntariado».

«No hay ascensores, no hay servicio de Rayos X, no hay reactivos para hacer exámenes de laboratorio, el agua medianamente llega hasta el piso 4», exclama Denis Guédez, delegado del sindicato de trabajadores del Universitario. Según Guédez, el centro de salud está funcionando actualmente a 20 % de su capacidad pues «hay muchos servicios cerrados».

Hace énfasis en que la ayuda humanitaria —cuya entrada fue aceptada por Nicolás Maduro y sería distribuida por la Cruz Roja venezolana— «no ha llegado al HUC. Al ‘Clínico’ no ha entrado ni siquiera una inyectadora», advierte. Guédez menciona que el estado del hospital es tan crítico que «hay pisos en donde no se puede respirar» debido a los malos olores propiciados por la falta de agua, que además ha provocado infecciones urinarias en pacientes y trabajadores del recinto.

Con información de Crónica Uno

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