“¡Buenas tardes señores pasajeros, venimos a cantarles una música llanera!”, fue la presentación de dos niñas de aproximadamente siete años de edad que se trasladaban a las 3:00 pm en uno de los vagones del Metro de Caracas, con dirección hacia Palo Verde.

Con la ropa deshilachada y un poco sucia -quizá por el vaivén dentro del servicio de transporte subterráneo- las pequeñas se disponían a tocar la copla, cuando fueron interrumpidas por un joven delgado, alto y con un cuatro en la mano.

“Yo les toco el cuatro para acompañarlas”, dijo el ciudadano de aproximadamente 25 años de edad. Sin embargo, las pequeñas respondieron con una rotunda negación: “no, no muchas gracias, es que no sabemos cantar con el cuatro. Nosotras lo hacemos bien es con las maracas”.

Ambas comenzaron a cantar con una sonrisa en la cara. Los usuarios del Metro, sorprendidos por la actitud de las niñas y preocupados por la situación económica del país, lamentaron que la crisis haya empujado a las pequeñas a entonar canciones para conseguir dinero y algo de comer.

Al culminar, los usuarios aplaudieron fuertemente y les dieron dinero. Mientras se iban, un sujeto que vendía caramelos les advirtió que debían tener cuidado, como si las estuviera vigilando desde el inicio de la copla.

“¿Qué pasó carajita? Da permiso. Si te hacen algo me dices, ¿oíste?”, dijo el hombre, con aires de cercanía con las niñas.

El hecho de que menores de edad pidan comida en el Metro de Caracas generó angustia en los usuarios del sistema, que clamaron el cese de la hambruna y la incompetencia por parte del gobierno ante los ojos de los más inocentes.

FUENTE: EL NACIONAL
FECHA: 7 DE DICIEMBRE DE 2016

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