El incremento en la cantidad de niños, niñas y adolescentes en situación de calle es un secreto a voces. No hay datos oficiales, pero quienes están vinculados a la defensa de los derechos de esta población afirman que el fenómeno tiene un repunte y que se ha hecho más visible en zonas del este de Caracas donde los últimos tres meses se han realizado protestas ciudadanas.

A través de las redes sociales se ha mencionado al centro comercial Ciudad Tamanaco como uno de los puntos donde permanece un grupo significativo de menores de edad en esta condición, que practican la mendicidad. Representantes del CCCT aseguran que la presencia de los niños y jóvenes en el lugar empezó a finales de 2016 y que se incrementó este año.

“En enero había alrededor de 3 o 4, pero ahora contabilizamos entre 15 y 20 diarios”, declaró Raúl Pérez Mieres, vicepresidente del condominio. Asocia el incremento a que muchos de los menores perciben el área como “atractiva” porque cuando hay marchas se trasladan hasta la autopista Francisco Fajardo o Altamira y ahí reciben de los manifestantes comida, ropa y zapatos.

Cuando la escena de los muchachos pidiendo dinero a los visitantes del centro comercial y hurgando en la basura de los locales de comida se hizo recurrente, el condominio buscó ayuda en el Ministerio de la Juventud, pero ahí les dijeron que el problema no era de su competencia, sino de la Alcaldía de Chacao.

“En la alcaldía nos confesaron que no cuentan con los recursos ni capacidad de respuesta suficiente para atender a todos los niños en situación de calle en el municipio”, dice Pérez Mieres, quien piensa que detrás de la presencia de los menores de edad en el sitio hay una organización en la que participan adultos, aunque no tiene pruebas. Hace dos semanas una jueza de protección de menores y dos fiscales del Ministerio Público visitaron el centro comercial y aseguraron que abrirán una investigación al respecto.

Dibelis, de 13 años de edad, es una de las jóvenes que acude a diario al CCCT. Tiene el pelo corto, viste camiseta, shorts sucios y no lleva zapatos. Al abordarla, aclara: “Yo soy niña, pero me visto de niño porque es más seguro”.

Sentada en el piso, cerca de una taquilla para pagar el estacionamiento, cuenta que se fue de su casa en Guarenas porque su mamá y padrastro consumían alcohol y no la atendían a ella ni a su hermano de 14 años de edad.

Las noches las pasa en Parque Central, en el municipio Libertador, pero desde temprano acude a ese centro comercial, pues ha comprobado que las personas le dan más dinero o comida en esas zonas. También ha comenzado a frecuentar las protestas con otros niños y jóvenes y dice que le han regalado arepas y chucherías.

Ella tiene amigos que también están en situación de calle y se involucran de forma diferente en las manifestaciones: participan al lado de la llamada “resistencia” o los “escuderos”, como se les conoce a quienes se enfrentan en primera línea con los cuerpos de seguridad del Estado. “Tengo un amigo al que le dieron un perdigonazo en la pierna y otro tiene una herida en el brazo. Le estaba saliendo pus porque no se pudo limpiar bien”, afirma.

Hace unos días durante el foro: ¿Por qué los Niños Protestan en las Calles?, Leonardo Rodríguez, director de la Red de Casas Don Bosco, evaluó que algunos niños se han incorporado a las protestas, dado que es un espacio donde obtienen atención, incluso emocional, que usualmente no reciben.

Óscar Misle, director de Cecodap, alertó –en ese mismo evento– que muchos medios de comunicación han visibilizado a estos niños “con indumentaria de guerreros”, como héroes y valientes, cuando continúan siendo víctimas. Se preguntó qué va a pasar cuando se quiten los escudos y se descubran nuevamente los rostros: “Probablemente la gente volverá a tenerles lástima o miedo”.

El discurso gubernamental, más allá de profundizar sobre las causas estructurales de por qué están estos niños y jóvenes en las calles y cómo resolver el problema, insiste en que la oposición los usa para participar en las protestas. Tres menores de edad con la cara tapada a través de un video difundido en Twitter por la cuenta @ElpulsoVzla aseguran que están en la manifestación porque tienen hambre.

Entrega de dádivas: círculo vicioso

“Un niño que trabaja pierde más de lo que gana”, fue el nombre de la campaña que empezó la Alcaldía de Chacao hace unos meses para concienciar a la población sobre por qué no debían darles dinero a los menores de edad.

“En el momento en que empezamos la campaña, la situación de niños, niñas y adolescentes en la calle no era tan fuerte, sino que principalmente se veía a niños en situación de desprotección ejecutando actividades marginales de ingreso, como la venta de chucherías o flores en los centros comerciales. Cuando la crisis en el país se agudizó, estos pasaron a situación de mendicidad”, explica Gloriana Faría, presidenta del Consejo de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes de Chacao.

Advierte que si bien existía una población de estos menores de edad en el CCCT y otros centros comerciales de la zona, cuando se iniciaron las manifestaciones más personas comenzaron a verlos y a identificarlos como víctimas.

“Sienten la necesidad de protegerlos. La reacción inmediata de la sociedad ante la vulneración de derechos es ayudarlos como creen que es lo correcto: dándoles dádivas, obsequios. Mientras se fomente esa conducta no habrá crecimiento y no podrán superar sus deficiencias. Muchos de ellos tienen a sus padres, pero vienen a las protestas para obtener esa atención y esas cosas que no tienen en sus casas”, agregó Faría.

“Hoy estuve en el CCCT y me sorprendió la cantidad de niños indigentes que hay en sus alrededores. Hasta una niña como de 13 años embarazada”, @joserafael

“Atentos: niños de la calle se colocan en los dispensadores de ticket de estacionamiento del CCCT para que visitantes les den dinero”, @MariaGParraVzla

“Los niños de la calle que se encuentran en el CCCT viven en Parque Carabobo, dicho por ellos mismos. ¿Quién los trae?”, @EgleeClaribel

Fuente: El Nacional

Fecha: 02 de julio de 2017

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