El domingo 17 de noviembre un video estremeció a Venezuela. En él un niño con los ojos aguados y con el llanto contenido narraba que había sido torturado por el director de la Escuela de Guardias Nacionales de San Tomé, en el estado Anzoátegui.
El niño, entre lágrimas, describe el abuso al que lo sometieron. Fue sumergido en un balde de agua, recibió cachetadas y golpes, fue lanzado contra una pared. La razón del ataque era que había jugado con el nacimiento del cuartel y se habían perdido dos ovejas.
En otro hecho, el 2 de julio de 2019, un adolescente a punto de graduarse de bachiller participó en una protesta. Policías dispararon a quemarropa contra los civiles, le sacaron los ojos al adolescente Rufo Chacón.
Víctimas infantiles
Los niños no escapan de la violencia. En un país como Venezuela la violencia no es exclusiva del hampa, el Estado es responsable de un importante número de asesinatos de menores de 18 años. Las cifras de organizaciones no gubernamentales dejan al descubierto esa realidad.
El informe Somos Noticia, presentado por Cecodap y el Observatorio Venezolano de Violencia, revela que durante 2018 al menos 287 niños fueron asesinados por policías o militares.
Según datos recopilados por el Monitor de Víctimas hasta octubre de 2019 al menos 67 menores de 18 años fueron asesinados por funcionarios policiales o militares, 49 en presuntas ejecuciones policiales y 11 bajo la figura de la “resistencia a la autoridad”.
Durante las protestas ocurridas el año 2017 al menos 16 adolescentes fueron asesinados por policías y guardias nacionales.
El valor de la denuncia
Al respecto Carlos Trapani, coordinador de Cecodap, señala que la principal herramienta contra el abuso y el maltrato es la denuncia.
“La denuncia detiene el abuso, evita nuevas víctimas, garantiza que el niño tenga tutela efectiva de sus derechos y tiene un efecto terapéutico”, dice.
Además son necesarios programas de rehabilitación psicológica que permitan el abordaje integral ante el hecho violento, “porque la violencia tiene efectos devastadores y si no se toman medidas sus consecuencias no se detienen”.
Trapani asegura que en Venezuela el sistema de protección del niño y adolescente se encuentra desmantelado, “ni es sistema ni protege”
“Venezuela tiene una deuda con los niños, dimos avances importantísimos al reconocerles un conjunto de derechos, pero fracasamos estrepitosamente implementándolos”, acota.
Y reflexiona: “Tenemos un Estado para el que los niños dejaron de ser una prioridad”.