Julio Castro, delegado en la mesa técnica nacional sobre la pandemia, considera en entrevista con la VOA que el país sigue combatiendo “a ciegas” el COVID-19. Advierte que no hay uso “idóneo” de los equipos de antígenos comprados gracias al acuerdo con el gobierno de Maduro y la OPS.

Venezuela aún no diseñado un plan “transparente” de vacunación para sus 29 millones de habitantes, advierte en entrevista con la Voz de América Julio Castro, médico internista e infectólogo, quien representa al Parlamento de 2015 frente a delegados del gobierno de Nicolás Maduro en las mesas técnicas de debate sobre la pandemia.

Prominentes médicos, a nombre de la oposición venezolana, se han reunido desde finales del año pasado con el oficialismo para unificar criterios y esfuerzos sobre cómo combatir el COVID-19 en el país. Castro lidera esa misión.

El gobierno de Maduro ha reportado, por su parte, que el país sigue “avanzando” en el proceso de vacunación contra COVID-19, si bien ha denunciado que el “bloqueo” de las sanciones económicas de Estados Unidos le han impedido adelantar más aceleredamente en ese cronograma.

Venezuela ha recibido 800.000 vacunas rusas y chinas en los primeros cuatro meses del año y espera importar 11 millones de dosis mediante el mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud, del que también habla Castro.

El país suramericano atraviesa su segunda gran ola de contagios del nuevo coronavirus, lamenta Castro en sus conversaciones con la VOA, una afirmación en la que coincide con el gobierno de Maduro, que ha afianzado la cuarentena.

El subregistro de infecciones en el país es todavía “muy importante”, acota, mientras describe que el primer acuerdo sanitario logrado con la administración de Maduro, a finales de 2020, marcha con fallas y retrasos.

Voz de América: ¿Qué balance hace del primer año de pandemia en Venezuela y también del COVID-19 en el país en las últimas semanas?

Doctor Julio Castro: Estamos actualmente en la segunda ola pandémica. La primera tuvo su pico entre la segunda y tercera semana de agosto con ámbito nacional. Comparativamente con nuestros vecinos, ha sido una tasa de ataque sobre la población más baja. La pregunta es por qué. Obedece a dos razones fundamentales: la primera de ella es el problema de la gasolina a nivel nacional, porque la transmisibilidad de este virus está muy asociada a la capacidad o probabilidad de contacto entre una persona y otra, y, al no tener gasolina, la probabilidad se altera en los países y eso hace que la transmisión sea menos importante. Lo segundo es la inflación. La economía depauperada hace que la gente tenga menos capacidad de pago y eso genera menos movilidad física dentro de una sociedad. Esos dos elementos, muy probablemente, han sido muy determinantes e importantes para que la transmisión en Venezuela haya sido un poco menor que en el resto de los países de la región. No hay ninguna razón inmunológica. No es que el venezolano tiene unos glóbulos blancos diferentes, ni que está protegido por (el beato) José Gregorio Hernández.

Voz de América: ¿Sigue en riesgo la población venezolana?

Doctor Julio Castro: El hecho de que eso haya pasado hasta ahora no quiere decir que no estemos a riesgo. Ha habido una restricción para el acceso a las pruebas de PCR. Nunca se ha dicho cuántas PCR se hacen por día. Debería estar haciendo unas 3.000 PCR al día y en este momento Colombia está haciendo 40.000, y Chile 60.000 diarias. Eso te da una idea de la dificultad diagnóstica que hay en Venezuela. Vienen creciendo los casos desde la tercera semana de enero. Estamos todavía aumentando casos. No hemos visto disminución.

Voz de América: Habla del subregistro de contagios en el país ¿Cómo medirlo en un país como Venezuela? ¿Cómo están esas cifras?

Doctor Julio Castro: Los únicos datos oficiales que tenemos son los resultados de PCR positivos. Hospitales y clínicas de Caracas, que es la zona de más alta transmisión, a veces pasan dos o tres semanas que no toman muestras. Ya eso te da una idea de cuál es el índice de subregistro en Venezuela, que es muy importante. Saber cuántas personas pueden estar infectadas de verdad, verdad, es un algoritmo muy complicado y no nos gusta decir números que no nos consten a nosotros y que no podamos soportar metodológicamente, pero son muchos más de los que originalmente se dicen.

Voz de América: ¿Ha estado el país combatiendo a ciegas o con información insuficiente el nuevo coronavirus?

Doctor Julio Castro: Claro, totalmente. No puedes orientar a la comunidad sobre políticas de prevención y precaución si no le das una imagen clara de lo que está pasando. No es lo mismo que digas que hay 600 casos diarios a que haya 3.500 casos al día. La imagen que estás dando, de que hay menos casos de los que realmente son, confunde a la gente sobre que la situación está controlada, que el impacto de la epidemia no es tal y la gente, un poco, baja la guardia. Los estados totalitarios que controlan mucho la información tienden a exagerar en ese tipo de medidas y es algo que en Venezuela, por la vía de la falta de pruebas de PCR, puede ser una forma de control. No hay ninguna otra razón para que no haya 20 laboratorios en Venezuela que pudieran hacer PCR y que pudieran estar coordinados por el ministerio de Salud, que pudieran hacer 10.000 o 15.000 PCR diarios. No hay razón, porque en Venezuela hay estructura tecnológica para hacer eso, hay insumos y personas calificadas.

Voz de América: Hay expertos que afirman que los gobiernos de América Latina le fallaron a la gente en la pandemia. ¿Cree que el gobierno de Maduro falló al pueblo venezolano en el combate al COVID-19?

Doctor Julio Castro: Diría que no solamente América Latina. El promedio mundial de interpretación de la información científica y ejecución de políticas públicas sobre el control de la pandemia ha sido muy deficiente. Hay buenos ejemplos del mal control en Norteamérica, de situaciones complicadas de algunos países europeos. Es un tema que no creo que se le puede achacar a América Latina como una zona exclusiva. Creo que no es un tema regional. Tiene que ver con la forma cómo los políticos ven la ciencia ya la forma como interpretan la realidad. No es exclusivo de América Latina.

Voz de América: ¿Cómo evalúa el matrimonio de la política y la ciencia en el caso venezolano?

Doctor Castro: En general, malo. En Venezuela, el ministro de Salud no se reúne con los gremios académicos venezolanos del sector desde hace más de cinco o seis años. Es un muy mal signo. La estructura del ejecutivo que tiene la competencia y la responsabilidad de dictar las pautas, que no tenga el feedback de los académicos venezolanos, es muy malo y eso no se ha podido cambiar a pesar de la mediación de organismos internacionales, como la OPS. Es inaceptable. Sigo sin entender la razón de que eso siga pasando.

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Con información de La Voz de América

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