“No trajimos tomate porque no hay. Tampoco se consiguió brócoli ni remolacha. Las zanahorias no son las mejores pero es lo que se encontró”, dijo con su típico tono andino Manuel, cuando se le consultó sobre las notables ausencias y el fuerte incremento que en apenas tres semanas sufrieron los precios en las ferias de hortalizas que, como cada miércoles, se instala en la avenida Sucre de Los Dos Caminos, en Caracas.
Varios fueron los rubros que fallaron esta semana en los diferentes mercados de legumbres de los llamados “ferieros” en diferentes puntos de Caracas, y aunque algunos señalan que la baja oferta se debe a la temporada de fin de año, la mayoría de los dependientes afirman que no hay suficiente cosecha en las zonas productoras por falta de insumos, especialmente semillas para la siembra.
La falta de semillas ha llegado a niveles críticos y es el principal problema que enfrentan actualmente los agricultores, quienes se han visto forzados a utilizar semillas provenientes de sus propios cultivos para poder sembrar, ante el casi total agotamiento del inventario nacional.
“Desde hace más de 10 meses no recibimos ni un gramo de semillas de ningún tipo. El año pasado al país llegó menos de 50% de los requerimientos y la mayor parte fue para la siembra de cereales. Pero este año la situación es mucho peor”, señala Aurelio Sánchez, presidente de la Asociación Venezolana de Semillas (Avesem), quien asegura que el inventario actual con el cuentan las empresas del área apenas es de 0,3% de demanda para la presente temporada de cultivo.
Esto significa que de las 224.000 toneladas de semillas que requiere el país para cultivar los diferentes rubros vegetales, apenas se tienen unas mil toneladas.
“Es una situación sumamente crítica”, ratifica Sánchez, agregando que el segmento de las hortalizas es uno de los más afectados ya que no se cuenta con ningún tipo de simientes para la siembra. “El primer trimestre del año será tétrico, pero si no se importa algo la segunda mitad del año no habrá cosecha de hortalizas”, acotó.
Destacó además que el casi inexistente inventario que persiste es de semillas viejas cuya calidad está en entredicho, por lo que no se garantiza su efectividad una vez plantada.
Sánchez explicó que buena parte de lo que se expende en el mercado llega gracias al empeño de los agricultores por sacar semillas de sus propias cosechas para resembrar, lo cual reduce el rendimiento por hectárea y la calidad del producto porque se trata de simientes no adecuadas pues no son certificadas. De allí que se observe una caída calidad de los vegetales, que tienden a dañarse más rápido, son de menor – tamaño y hasta con menos sabor; algo que se aprecia ya en rubros como tomate, brócoli y zanahoria.
Unos más que otros
Si bien todos los rubros presentarán fallas en los próximos meses si no se importan urgentemente las semillas requeridas, el presidente de Avesem afirma que la cebolla y zanahoria llevarán la peor parte, toda vez que se trata de cultivos que requieren de dos años para poder obtener semillas. Otros como tomate, pepino y pimentón demandan al menos un año.
Destaca además que no ha sido posible producir localmente las simientes necesarias porque no existen las condiciones, la tecnología e insumos adecuados. “Haría falta una grandísima inversión para ello”, añadiendo que en caso de inyectar el capital suficiente, habría que esperar unos cinco años para tener semillas resistentes y adaptadas a los suelos venezolanos.
Sánchez afirma que las casas importadoras de semillas no pudieron realizar ninguna solicitud de dólar Dipro porque los códigos correspondientes nunca fueron cargados, pero tampoco pudieron hacerlo a tasa Dicom pues nunca recibieron la autorización para hacerlo.
“Incluso hemos pedido que se nos permita importar con dólar libre pero tampoco recibimos autorización”, dijo el vocero, recordando que para poder traer semillas con recursos propios es preciso tener un certificado de no producción y los permisos fitosanitarios de rigor.
Tras recordar que el país requiere de la siembra de unas 200.000 hectáreas de hortalizas al año, Sánchez asegura que con $40 millones-$50 millones es posible traer al país las semillas necesarias para cultivar lo esencial, un monto bastante bajo que permitiría paliar la situación que se avecina y que dejaría en situación de desempleo a miles de familias dedicadas a esta actividad.
Fuente: El Estímulo
Fecha: 18 de enero de 2017