Solo ruinas quedan del núcleo de la Universidad Central de Venezuela en Cagua, estado Aragua, en donde se impartía la carrera de Ingeniería de Procesos Industriales, única en el país. Docentes y estudiantes intentan, desesperanzados, continuar con los estudios. Les urgen otros espacios.
Se extinguió la lumbre que le daba claridad. Las sombras vencieron a la casa. Así puede resumirse lo ocurrido en el núcleo de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Cagua, municipio Sucre del estado Aragua, del que ya no queda nada.
En un recorrido realizado por Crónica.Uno por las destruidas instalaciones de esta casa de estudios, se evidenció que la delincuencia no solo se llevó todo lo que consiguió a su paso, sino que, además, el vandalismo destruyó una importante estructura física que apenas se sostiene en pie. A través de grandes boquetes en las paredes y en los techos han entrado ladrones para robar equipos, computadoras, lámparas y todo tipo de materiales y también para destrozar puertas, mobiliario y hasta los archivos donde reposaban los documentos de la institución.
El núcleo de la UCV Armando Mendoza, en Cagua, es uno de los centros extramuros donde hacían vida casi 1000 estudiantes de la Facultad de Ingeniería. En él se imparte la carrera de Ingeniería de Procesos Industriales, única en el país. Hoy se calcula que unos 500 jóvenes intentan, desesperanzados, proseguir o culminar la carrera iniciada.
Este 5 de julio, Día de la Independencia de Venezuela, un reducido grupo de estudiantes y docentes encabezados por el director encargado del núcleo, Manuel Barrios, decidió reunirse para, una vez más, hacer un llamado de atención a las autoridades gubernamentales y universitarias.
“Que nos tomen en cuenta en esa recuperación total anunciada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, aunque este núcleo amerita una reconstrucción total”, pide Barrios.
Los robos en esta casa de estudios no son nuevos. En el 2019, en menos de dos meses, los delincuentes se metieron y se llevaron todo el cableado eléctrico. La coordinadora de Ingeniería, profesora Ligia Hernández, denunció en esa oportunidad al menos siete robos perpetrados contra el núcleo en los dos últimos años, que para entonces ya habían dejado a la institución prácticamente desmantelada.
Barrios acudía casi semanalmente a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. Pero admite que dejó de hacerlo hace año y medio, aproximadamente, porque su presencia resultaba molesta en la institución policial y después de que uno de los funcionarios señaló que los robos y destrozos contra el núcleo eran perpetrados por la propia comunidad universitaria.
Sin embargo, el director del núcleo reconoce que la Policía Nacional fue diligente en atender los llamados que se hacían para impedir que los delincuentes y vándalos siguieran causando daños y robos en el campus.
De hecho, en varias ocasiones se ha detenido a personas y aunque entendemos que algunas han sido pasadas a fiscalía, otras son liberadas y regresan al núcleo, incluyendo menores de edad”.
Héctor Pinto, secretario de propaganda de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, resiente el descuido al que el Estado ha sometido a este núcleo al no cumplir con sus obligaciones para con la universidad. Llama a las autoridades gubernamentales para que cesen los ataques hacia las casas de estudios superiores.
“También hacemos un llamado a las autoridades de la universidad para que dejen el olvido. Desde hace años nuestro núcleo está en graves condiciones y las autoridades ni se pronuncian para recuperar nuestros espacios”, lamenta Pinto.
El dirigente estudiantil, consciente de la destrucción total que evidencia la institución, apela al sentimiento de pertenencia de los egresados de la UCV y a la sociedad del municipio Sucre, para que se vinculen en la urgente y necesaria reconstrucción y cuido de la sede.
Esta institución ha representado un enorme beneficio para la sociedad cagüense y para cientos de jóvenes de este municipio y de otros, que han sido formados por esta universidad”, enfatiza Pinto.
Mientras tanto, docentes y estudiantes buscan espacios que algún voluntario o institución quiera y pueda ceder, de manera que los estudiantes que aún quedan puedan proseguir con la carrera.
Las actividades académicas han proseguido, pero de manera virtual. Se estima que un 30 % de los docentes continúan impartiendo clases mientras las condiciones de conectividad se lo permitan y cuenten con los recursos y la tecnología necesaria. Muchos de los profesores no tienen conexión a internet y deben impartir sus clases a través de los datos de sus teléfonos móviles.
Con información de Crónica Uno