Frontal, así ha sido el discurso y la posición que ha mantenido la iglesia católica en la voz de sus obispos y sacerdotes contra el gobierno de Nicolás Maduro. Desnudando la crisis y advirtiendo que ha ganado terreno haciendo estragos en la población, el prelado se ha convertido en la voz más altisonante que las quejas o argumentos que esgrimen los políticos de oposición ante la situación actual, según consideran analistas.

La contundencia de los reclamos del episcopado dominan no sólo las homilías, también los titulares de medios de comunicación y se vuelven tendencia rápidamente en las redes sociales. «Hay una aceptación evidente del discurso religioso que ha calado en la gente, mientras los políticos se mantienen cada vez más desconectados», sostiene Andrés Cañizales, doctor en ciencias políticas cuando analiza la influencia del mensaje católico en comparación con el que expresan los dirigentes opositores.

Un ejemplo categórico de lo que señala Cañizales sucedió el 14 de enero en la procesión de la Divina Pastora. «El pueblo es considerado una amenaza para el modelo político-ideológico que desde hace 21 años se quiere imponer en Venezuela», fue una de las frases que en su prédica hizo monseñor Víctor Hugo Basabe, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Barquisimeto en la misa de salida de la virgen lo que trajo como consecuencia la respuesta del gobierno que no se hizo esperar.

«Si quieren ser políticos, quítense la sotana», soltó la gobernadora Carmen Meléndez. La pugna entre el gobierno y la iglesia no es nueva, comenzó con la llegada del expresidente Hugo Chávez cuando empezó a nombrar la «revolución socialista».

«Un Gobierno elegido democráticamente ha perdido su rumbo y presenta visos de dictadura, donde todos los poderes están prácticamente en manos de una sola persona», soltó en el año 2004 el fallecido cardenal Castillo Lara, siendo uno de los primeros llamados de la iglesia ante el problema social que se evidenciaba . Su postura le costó un ataque constante de Chávez, quien lo llamó «bandido, inmoral y golpista» y en una alocución le dijo «diablo con sotana».

Deber moral

José Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), explicó que la iglesia cuando se pronuncia, no lo hace por hablar, tiene el deber moral de defender la dignidad humana, y su prédica no es política, se basa en el análisis profundo de las necesidades de la gente.

«La Iglesia está en toda Venezuela; en cada estrato social hay un sacerdote conviviendo con la comunidad. Ante las políticas de hambre, de falta de libertades y de abuso de poder, la Iglesia se ha encargado de hablar de estos males para que aquellos que perdieron el contacto con el pueblo se enteren de estos sufrimientos y se pongan a trabajar por todos no sólo por una minoría que les apoya sustentado en el trueque: te doy algo y me sostienes», indicó.

Afirma que los comunicados de la CEV, se da por la emergencia humanitaria compleja que ha cobrado la vida de la población más vulnerable, por la pérdida de valores y el resquebrajamiento de los principios democráticos.

«Lo que más le preocupa a la Iglesia es la destrucción del ser humano en todos sus ámbitos: su salud, su psique, su esperanza, familia y libertades. Es el gran sufrimiento que padecen la mayoría que han emigrado del país. Pero también le preocupa la destrucción de nuestras instituciones democráticas», anunció.

El padre José Palmar, quien por 30 años estuvo a cargo en la iglesia Sierra Maestra en el Zulia y que hoy se encuentra exiliado en Estados Unidos huyendo del asedio del gobierno, argumentó que el discurso de las autoridades católicas es más contundente, porque demuestran que los políticos se mueven por intereses de poder y no por atención al pueblo.

«Los políticos solamente pisan los barrios cuando buscan votos; la iglesia está dentro de barrios. Los sacerdotes convivimos con la gente de las zonas marginales y de todo lo que es la periferia de las grandes ciudades, al contrario de una dirigencia política de un liderazgo partidista de espalda a la realidad del pueblo. Tenemos una iglesia comprometida con la causa de los más empobrecidos, haciendo lo que los políticos no están haciendo. Cuando la iglesia señala en la voz de los obispos que debe haber un cambio de gobierno es porque esa es la solución. No es quitar un político para poner otro, no es quitar a un corrupto para montar a otro, es cambiar el sistema y la estructura partidista y política de un régimen que ha hecho añicos al país», señaló.

Quitan beneficios

Oswaldo Araque, vicario de la Arquidiócesis de Barquisimeto, denunció que en las últimas dos décadas el gobierno socialista ha disminuido el accionar pastoral en Venezuela quitando principalmente recursos económicos.

«El presidente Chávez en su momento y Maduro ahora, han eliminado cualquier tipo de ayuda, han intentado poner todas las trancas posibles. El gobierno dejó de construir iglesias, y aportar recursos para obras sociales y educación católica, pero la iglesia trabaja gracias a la caridad y siempre socorriendo a los más necesitados».

Con información de La Prensa de Lara

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