El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro presentó su tercer informe sobre la situación de Venezuela. En el documento -de 60 páginas-dedica un capítulo entero al uso de torturas por parte de los funcionarios policiales y militares del Estado.
En una recopilación que hacen de casos, entre el 1 de abril al 12 de junio de 2017, se documentan denuncias a personas detenidas durante las manifestaciones o incluso a algunos transeúntes que solo caminaban por las adyacencias. Luego de cuantificar los sucesos y cotejar las denuncias determinaron que se cumple un patrón -o varios- en la aplicación de las mismas. Según el informe:
- El 100 por ciento de las víctimas describieron la violencia y fuerza ejercida por los funcionarios mientras los torturaban. “La intencionalidad no era solo cumplir una orden, sino hacer el máximo daño corporal posible, para castigarlos por estar manifestando e incluso como venganza”.
- Se detectó el uso de gases tóxicos o polvo extraído de las bombas lacrimógenas, para aplicarlos directamente en el rostro de la víctima. Las denuncias apuntan a que les tapaban la cara con bolsas plásticas para que el efecto fuera más contundente, o encerrándolos en lugares muy pequeños (tanquetas o cuartos que no pasan de más de 2 metros x 2 metros y en grupos) hasta provocarles desmayos y graves consecuencias en las vías respiratorias. Diez víctimas denunciaron que los funcionarios les abrían los ojos a propósito, para meterles el polvo tóxico. Por lo menos 15 víctimas denunciaron que los funcionarios les colocaron los polvos tóxicos en la nariz, para obligarlos a abrir la boca para poder respirar, y así obligarlos a comer excremento humano. Seis jóvenes denunciaron que les lanzaron bombas lacrimógenas dentro de la tanqueta donde los tenían detenidos y les cerraron la puerta, provocándoles asfixia y desmayos.
- Otra sistematización grave y preocupante es la tortura sexual de desnudamiento, amenazas de violación, actos lascivos o violación en aproximadamente el 80 por ciento de los nuevos casos presentados. “Estos hechos demuestran el sadismo de algunos oficiales en sus tratos a los detenidos. Por lo menos 34 personas fueron objeto de actos lascivos directos, 10 denunciaron que fueron obligadas a practicarse actos lascivos entre ellas. Uno fue objeto de intento de violación con un tubo por el ano, y otro fue violentamente violado con un tubo, presentando graves consecuencias”.
- Entre el 15 de junio y el 3 de julio se han recibido tres denuncias más de violación e intento de violación de manifestantes detenidos por parte de funcionarios de la GNB, dos jóvenes del sexo femenino y uno masculino. “El joven fue violado con un arma de fuego, luego de ser atado a un poste de electricidad en la calle, y haber recibido una paliza”.
- Por lo menos ocho víctimas han denunciado que los ponen a comer gusanos y que sumergen sus ropas en tobos con excrementos humanos para obligarlos a usarla luego.
- El incremento de los golpes con las culatas de las armas, cascos y objetos contundentes en el cráneo de las víctimas – algunas de ellas tuvieron heridas graves que ameritaron sutura – los golpes y puntapiés propinados en el rostro, costillas y zona lumbar, ha sido sistemático en el 100% de los casos presentados. Dos víctimas denunciaron que fueron golpeados con tablas con clavos en la espalda.
- Las descargas eléctricas en las partes íntimas, cabeza y codos, el arrodillamiento o hacer acostar a las víctimas para someterlas más fácilmente, esposarlas de manos y pies, taparles la cabeza, o colgarlos por los brazos permitiendo que toquen el piso solo con las puntas de los pies por horas, también ha sido sistemático, según el informe.
- Dos de los detenidos fueron “arrollados” con las motos policiales, de acuerdo con el el documento. Los funcionarios les pasaron las motos por encima, mientras los tenían acostados en el piso.
- Denuncian que una víctima fue arrastrada por encima de excrementos, salvajemente golpeada y luego le introdujeron orine sacado de los baños de los detenidos en sus partes íntimas, permaneciendo en estas condiciones de contaminación por casi 24 horas, provocándole una grave infección.
- Los disparos de balas de perdigón a quemarropa, a manifestantes que ya han sido detenidos o retenidos por las fuerzas públicas, es otra de las sistematizaciones de tortura. Según el documento son centenares de víctimas que están quedando lisiadas de alguna manera, con pérdida por ejemplo de un ojo, o heridas gravísimas en su rostro, o pérdida de algún órgano vital o en la movilidad.
El informe señala al SEBIN como el principal responsable de estos actos. “En los calabozos que operan permanecen o estuvieron personas detenidas sin orden judicial y están otras que siguen allí a pesar de que los tribunales hace mucho tiempo ordenaron sus liberaciones; están personas en condiciones infrahumanas, que se ven obligadas a dormir al lado de sus propios excrementos y los de sus compañeros de celda”. Los calabozos en la sede el Helicoide del SEBIN tienen una capacidad para 80 reclusos, pero actualmente alberga a 340 presos, de los cuales el 80% son presos políticos.
Fuente: Efecto Cocuyo
Fecha: 21 de julio de 2017