En la sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se debatió sobre la situación humanitaria en Venezuela, se alertó sobre su profundización en medio de la pandemia por COVID-19 y las condiciones que impiden las acciones.
Internacionalistas afirman que el hecho es un reconocimiento a la incapacidad de Nicolás Maduro para resolver la emergencia.
“Un debate así no es nada halagador para ningún gobierno del mundo. Es el reconocimiento al fracaso en la gestión pública, a la existencia de un Estado fallido en Venezuela, entendiendo como tal un Estado que no es capaz de satisfacer las necesidades básicas de los gobernados, ni siquiera de proveer gasolina”, expresó Giovanna De Michele.
El 28 de abril, en la sesión del Consejo de Seguridad se habló de la necesidad de expandir la presencia de la ONU en Venezuela y de un mayor acceso para llegar a más personas en situación vulnerable (300 mil desde mediados de marzo).
Se alerta sobre las dificultades que ocasiona la falta de gasolina para movilizarse (operan en 225 de 335 municipios) y se pide que estos trabajadores sean incluidos en los sectores prioritarios para surtir.
“El gobierno de Maduro sabe que la crisis se ha agravado pero no lo reconoce, pero la ONU se lo recalcó, tiene el sol a cuestas”, afirmó el también internacionalista Eduardo Díaz.
Alcance
Sobre el alcance de la discusión, De Michele destacó que se conjugan variables para el ingreso de ayuda humanitaria al país, con la condición de que no se politice, pero no implica acciones internacionales sobre el territorio. Advirtió que Maduro debe ser consecuente con sus declaraciones y aceptar la asistencia.
“No van a venir los cascos azules, es decir, no habrá una acción armada, porque la emergencia no es causada por una guerra sino por malas políticas, pero sí más ayuda humanitaria y el ingreso de misión humanitaria para mejorar el trabajo de los que ya están aquí pero que resultan insuficientes y no se pueden mover por falta de gasolina”, dijo Díaz.
Aseguró que el gobernante, que no es reconocido por 60 países, debe aceptar la ayuda humanitaria de donde provenga, no solo porque se necesita para enfrentar los efectos del virus, sino para que su imagen ante el mundo no se siga “menguando”.
En el debate, países de la Unión Europea reiteraron que sanciones impuestas al régimen de Maduro no afectan a la ayuda humanitaria, ni la compra de alimentos ni medicinas.
Díaz agregó que la aceptación de asistencia humanitaria también pasa por tener en cuenta el retorno de migrantes, una parte quizás con COVID-19 en condiciones precarias, que el gobierno no está en la capacidad de atender.
De acuerdo con la ONU, entre 30 mil y 60 mil personas han regresado desde mediados de marzo y se espera que el número se incremente, así como los casos confirmados en el país (329 hasta la fecha).
Aumentar presión internacional
En el Consejo de Seguridad también se habló de la necesidad de iniciar un mecanismo de asistencia para Venezuela en el área alimentaria, a través del Programa Mundial de Alimentos.
Se destacó el aumento de la cantidad de venezolanos que sufren de inseguridad alimentaria, concretamente un tercio de la población sin acceso a una dieta calórica mínima.
El gobierno interino, presidido por Juan Guaidó calificó la sesión del Consejo de Seguridad como “un duro revés”, por cuanto la mayoría de los países presentes también se pronunciaron a favor de un cambio político para solucionar la crisis en Venezuela.
Recordó además que la semana pasada el Consejo discutió sobre los vínculos del régimen de Maduro con el narcotráfico y el terrorismo.
“La incidencia en los espacios del Sistema de Naciones Unidas nos permite alzar la voz en organismos en el que hasta hace meses no se conocía en profundidad nuestra realidad. Es necesario seguir aumentando la presión internacional y seguir coordinando asistencia para Venezuela”, subrayó el comisionado para las Naciones Unidas de Guaidó, Miguel Pizarro, en su cuenta de Twitter.
Con información de Efecto Cocuyo