Los economistas Luis Oliveros, Víctor Álvarez y Rafael Quiroz Serrano cuentan a TalCual cómo se debió ejecutar el incremento del precio del combustible. También advierten cuáles serán las consecuencias que tendrá el haber implementado un sistema de precios diferenciales con una amplia brecha entre ellos.
El sistema dual de precios de la gasolina que implementó Nicolás Maduro es otro error que se pagará caro. En ello coinciden los economistas Luis Oliveros, Rafael Quiroz Serrano y Víctor Álvarez.
Aseguran que la brecha entre el precio de Bs. 5.000 el litro ($0,025 al cambio oficial) y el «internacional» de $0,50, además del subsidio de 100% al transporte público y vehículos de carga, abre las puertas a más corrupción, estimula el contrabando de extracción hacia países vecinos como Colombia, y alimenta el floreciente mercado negro de combustible donde el litro se estaba vendiendo hasta en cinco dólares, precio que duplica el más costoso en el mundo: 2,17 dólares (Hong Kong).
Los expertos consultados por TalCual explican cómo se debió aumentar la gasolina. Afirman que se debió establecer un precio único del combustible y con transferencias directas de dinero, ayudar a quienes lo necesitan para que el incremento no represente un golpe para el descosido bolsillo del venezolano.
Luis Oliveros:
– El sistema menos traumático es haberlo hecho hace mucho tiempo. Que lo hagan en medio de una cuarentena lo que te dice es la delicada situación de las finanzas públicas o del flujo de caja del gobierno, que necesita encarecidamente aumentar la gasolina y hacer todo este show.
La mejor manera de hacerlo es, primero, establecer bien a quiénes hay que beneficiar, qué sector de la población necesita beneficiarse, que es el de menos recursos. Tratar de levantar una base de datos importante, que seguramente ellos la tienen, aumentar al mismo precio la gasolina, o sea que toda la gasolina cueste igual y hacerle transferencias directas a estas personas, dinero que se genera como parte de los ingresos que esté obteniendo por el aumento de los combustibles.
Así es como se hace en todas partes del mundo, así es como se hizo, por ejemplo, en Irán, que es un caso de estudio bien interesante. El aumento del precio de la gasolina es para todo el mundo por igual, se puede hacer de manera escalonada, y se va aumentando conforme pasan los meses.
Rafael Quiroz Serrano:
– No se puede internacionalizar ningún esquema de precios mientras que no se internacionalice también el esquema de salario. Hay que hacerlo de forma simultánea, y si esto se hace, no significará ningún castigo para el bolsillo del venezolano.
Claro, tú no puedes implementar una política salarial sin tomar otras medidas macroeconómicas. No se trata de establecer por sí solo un esquema salarial, tiene que venir acompañado de un conjunto de medidas económicas que establezcan, entre otras cosas, una disciplina fiscal en cuanto a gasto público, lo cual comprometería al presupuesto ordinario y al nivel de producción petrolera, que porta a su vez los ingresos al Estado por concepto de exportaciones petroleras. Se trata de todo un conjunto de políticas públicas macroeconómicas, y no en forma aislada y unilateral como el gobierno pretende imponerlo.
El establecer una diferencia tan marcada entre 0,025 centavos, 0,50 dólares y otra totalmente gratis eso es perfectamente abonar el terreno para el bachaqueo, la especulación y la misma corrupción, que es lo que más ha caracterizado, además de la incompetencia, a la administración pública en los últimos años. También estimula el contrabando de extracción hacia Colombia y también hacia algunos países de la fachada del Caribe.
En el mercado interno la gasolina subsidiada terminará siendo revendida a precios más altos, sobre todo a aquellos venezolanos que los 120 litros mensuales les sean insuficientes o a quienes sean enemigos de las colas.
Por el subsidio de 100% al sector transporte muy seguramente los conductores de este sector se dedicarán al bachaqueo, pues eso va a representar un mejor negocio antes de transportar gente o mercancía.
Fue inoportuno aumentar el precio de la gasolina en momentos en los que no solo hay una pandemia sino que prácticamente hay una especie de cuarentena obligatoria debido a la escasez del combustible. No es el momento más propicio ni el más aconsejable para hacerlo. Me parece que este sistema instrumentado por el gobierno es diferencial y segregacionista a todas luces. Un disparate técnico y antipático por lo discriminatorio.
Víctor Álvarez:
– En vez de subsidiar los combustibles, lo que hay que subsidiar es el transporte de carga y de pasajeros a través de transferencias monetarias directas que se financiarían, no con emisiones de dinero inflacionario por parte del Banco Central de Venezuela (BCV), sino con los ingreso que se recauden al internacionalizar el precio de los combustibles.
Si el precio de la gasolina en el mercado interno se iguala al nivel que tiene la frontera, no solamente se erradicaría el contrabando de extracción, sino que también se generarían al menos 1.300 millones de dólares anuales, que bien podrían ser destinados a dolarizar los salarios de los médicos, maestros, profesores universitarios y empleados públicos, modernizar y ampliar el precario sistema de transporte público en los 335 municipios del país, y a repotenciar las refinerías para dar una solución de mediano y largo plazo a la escasez de combustibles.
El problema con el sistema de precios dual para la gasolina -con una diferencia de 20 veces- es que estimula el contrabando y la especulación.
Está más que comprobado que los sistemas diferenciales de precios degeneran en un incentivo perverso a la corrupción, tal como pasó con Cadivi que fijaba una tasa de cambio subsidiada a la que solo tenían acceso unos privilegiados, que luego revendían las divisas baratas que capturaban a una tasa de cambio mucho más cara en el mercado paralelo, acumulando así jugosas ganancias.
Señala que en la frontera con Colombia, un litro cuesta 0,70 dólares, razón por la cual ni siquiera el precio de 50 centavos detendrá el contrabando.
«Si no se corrige el enorme diferencial de precios, lo más probable es que la ilusión de la gasolina barata dure apenas una semanas, nuevamente tenderá a desaparecer, y solo se conseguirá en las estaciones de servicio dolarizadas hacia donde se dirigirá el trasvase y jugosa reventa de la gasolina subsidiada», dice Álvarez. «También veremos florecer el negocio de pimpineros ambulantes que revenderán al detal y en dólares los combustibles subsidiados que reciben transportistas, así como vehículos oficiales y privados cuyos tanques serán vaciados».
El fracaso del nuevo esquema de venta de la gasolina, que incluye suministro subsidiado por terminal de placa, quedó demostrado los primeros días de su ejecución: interminables colas, días perdidos en ellas sin haber podido llegar a la estación de servicio, fallas y retrasos en el pago a través del sistema biométrico para el subsidio, e incumplimiento del horario anunciado por el Ejecutivo.
«Desde las cuatro de la mañana estoy esperando para echar gasolina y aún no abren la estación de servicio», dijo después del mediodía del 1 de junio uno de los primeros en la cola para llegar a la bomba de Chuao, donde varios carros con el tanque vacío tuvieron que ser empujados para hacerlos llegar a los surtidores.
Esta Venezuela, que empuja los carros, que se encuentra varada en una cola, sometida a un racionamiento e incluso obligada en algunos casos a pagar hasta cinco dólares el litro en el mercado negro, cumplió en febrero 31 años de haber vivido un estallido social que pasó a la posteridad, generado luego de que el presidente Carlos Andrés Pérez anunciara un aumento del combustible.
Con información de Tal Cual