Sus fuerzas se van desgastando y es que los pacientes oncológicos hoy no tienen ánimos de celebrar el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer. Pero se levantan en un llamado masivo por las redes sociales para pedir la promulgación de una Ley de Protección a los Pacientes Oncológicos. Sólo en Lara se estiman alrededor de 414 desde la Fundación de Pacientes Oncológicos de Venezuela (Fundapov) y el fallecimiento de 180 en 2021 por falta de tratamiento. Sin capacidad de atención en el sistema de salud público y con retraso en fármacos de alto costo para las quimioterapias desde el Seguro Social, terminan en centros privados entre consultas desde $40, tomografías desde $180, exámenes hasta en $600 y pierden la esperanza de las radioterapias que van desde $2.000 hasta $4.000. Exigen el amparo desde el Estado.

Guiomar López | La ´Prensa de Lara 

La fe es uno de los pilares que los mantiene en plena resistencia. La Constitución Nacional reza que «la salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud». Pero el drama de los pacientes crónicos ignora este amparo porque no cuentan con el servicio público, con la garantía de consulta de especialistas, laboratorios ni esos aparatos especializados para garantizar las radioterapias y así evitar esa cacería que deben hacer en Caracas e inclusive hasta Cúcuta, en Colombia. Al respecto, Javier Cabrera, director regional de Salud, señaló que este año se estaría reparando el equipo para retomar las radioterapias en el Sistema Autónomo de Oncología (SAO), del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto.

Dicha situación es tan conmovedora que afecta a ese aproximado de 257 miembros desde Fundapov y entre los allegados superan los 414 pacientes en la región. Confirma Milagros Seijas, como titular de esta organización, que lo más preocupante es que se trata del 80% con cáncer de mama. Una consecuencia de esa dificultad que empieza desde el diagnóstico a tiempo y control médico, sin la disponibilidad de atención pública sin disponer de los $40 que suele costar una consulta con especialista, $30 por eco mamario y $40 por mamografía. La sumatoria podría superar los $100 simplemente por control médico.

Desde la Sociedad Anticancerosa, Fernando Gómez, confirma el balance de 760 pacientes atendidos en 2021, de los cuales alrededor de 300 correspondían a cáncer de mama, 195 de cuello uterino, 40 de próstata, 42 de pulmón, 70 en colon y 98 gástrico. Las edades promedio son de 45 a 65 años, pero se han tenido pacientes de 31 y 33 años.

«El cáncer de cuello uterino se puede evitar y no se justifica, siempre y cuando se mantenga el control médico», advierte de ese cuidado que pueda ser truncado por las limitaciones económicas para practicarse citología y colposcopia. Un diagnóstico oportuno permitiría la opción en última instancia de histerectomía. De hecho, desde el anticanceroso ofrecen consultas entre $15 a $20 de especialistas, más económico que en centros privados.

Los niños tampoco escapan a esta angustiante carrera, donde los padres no encuentran recursos para asegurar el control y mantenerlos estables. Una desesperación que viven algunos desde el piso 4 del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, donde han tenido momentos sin la atención de enfermeras y desde noviembre de 2021 es inconstante ante la falta de hidrataciones. «Ese gasto en soluciones es fuerte al costar a partir de $4 y se necesitan entre 4 a 8 diarias», señaló Jefferson Álvarez, con esa necesidad de su niña de hasta 25 unidades en sólo 5 días.

«El cáncer no oye razones y va creciendo», advierte la oncóloga pediatra, Claudia Panebianco, sobre la importancia del diagnóstico a tiempo y con el tratamiento adecuado de un especialista previamente referido por el pediatra. Al identificarlo de manera oportuna, se evita llegar a esos estados avanzados, siendo tan agresivo que hasta con el control se llegan a presentar recaídas frecuentes.

Considera que a un mes sin el debido seguimiento, asume que se trata de abandono del tratamiento, independientemente de las causas y —por lo general— suelen ser económicas. No acepta el suministro de tratamiento vencido porque sería a riesgo de ningún efecto o reacción secundaria. El cáncer más frecuente entre niños es la leucemia, luego tumores cerebrales y linfomas.

A la familia de estos niños les toca reponerse a esa doble preocupación, desde el estado de salud y conseguir el dinero para mantenerle el tratamiento. Tal es el caso de Madelene Mejías, cuya hija de 5 años está padeciendo de leucemia. Ella estaba fuera del país y tuvo que regresarse en 2021 al enterarse del diagnóstico y su esposo se quedó en el exterior, para tratar de seguir ayudando desde allá con los gastos.

«Los poquitos ahorros que tenía ya los hemos gastado casi todos», exclama y se lleva la mano a la cabeza, indicando la preocupación porque le falta practicarle 3 exámenes genéticos y cada uno puede llegar a $600, al terminar su segundo ciclo de quimioterapia.

Sacrificios que no distinguen entre niños y adultos, siendo cargas pesadas que puede llevar el mismo paciente, tal como ocurre con Diosy Mendoza, quien se encuentra en la cuenta regresiva en su cáncer de mama. Le falta poco para cumplir los 6 meses de plazo, ya que luego de su mastectomía parcial debe realizarse su ciclo de radioterapia. «¡Vengo del hospital Domingo Luciani y aún toca seguir esperando!», señala en tono agitado estando en Caracas, porque está en lista de espera desde noviembre en ese centro asistencial que practica ese tratamiento gratuito, pero tiene la demanda a nivel nacional. De hecho, hasta viajó a Cúcuta, donde perdió la oportunidad de las sesiones gratuitas porque tenía más de 3 meses posintervención.

Cuenta que le costó para reunir los $120 para viajar a Colombia, donde hasta en centros privados suele ser más económica en $1.500, mientras los precios en Venezuela pueden llegar hasta en $4.000, dependiendo del número de sesiones y de la localidad.

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Con información de La Prensa de Lara

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