La especialidad de Medicina Nuclear, cuya función principal es diagnosticar y tratar a pacientes con cáncer, está en peligro inminente y podría desaparecer en el país por fallas de material radiactivo, advierte la Sociedad Venezolana de Medicina Nuclear.
La situación compromete la práctica de gammagramas óseos, un estudio para determinar metástasis, y afecta a 12 hospitales públicos, en ocho estados, y 27 centros privados, distribuidas en 12 entidades.
Durante 2016, las unidades solo recibieron despacho de material radiactivo seis semanas, lo que colocó en 15% la capacidad operativa del servicio. En el Área Metropolitana, la situación puso en cierre técnico los servicios de 12 instituciones, de las cuales cuatro son públicas y ocho privadas, según detalló Anderson Cepeda, médico adjunto de esa especialidad en el Militar.
En Caracas, agregó, las clínicas Urológico San Román e Instituto Diagnóstico cerraron definitivamente la especialidad por falta de yodo (I-131) y tecnecio (TC-99). Los hospitales afectados son el Universitario de Caracas, el Carlos Arvelo y los oncológicos Luis Razetti y Padre Machado, este último del IVSS.
En un comunicado emitido ayer, la Sociedad de Medicina Nuclear informó que han dejado de diagnosticar alrededor de 4.600 pacientes por mes, lo que totaliza 55.200 este año.
La comunidad científica además indicó que 400 pacientes con cáncer de tiroides permanecen en lista de espera para recibir yodo radiactivo, el principal tratamiento contra ese tipo de neoplasia.
La coyuntura también afecta la práctica de gammagrama renal, estudios de tiroides y cardiología nuclear. Algunas clínicas incluso perdieron capacidad para determinar daños pulmonares y cerebrales por tumores. Y ello limita las decisiones terapéuticas.
«La especialidad se restringe al máximo y va en detrimento», alerta Cepeda. Denuncian que los públicos dejaron de practicar procedimientos de ganglio centinela para el diagnóstico intraoperatorio de cáncer de mama y melanoma. La Sociedad de Medicina Nuclear, presidida por Aisa Manzo, enfatiza que la carencia de material radiactivo está generando peor pronóstico y aumento de la mortalidad por cáncer.
«El inminente cierre de los servicios de medicina nuclear aumenta el desempleo y afecta a familias que dependen de estos puestos de trabajo», agregan. De los 27 centros privados a escala nacional, agrega el comunicado, tres cerraron definitivamente.
Fuera de los pacientes oncológicos, existe un universo de enfermos con patologías renales, endocrinológicas, cardiológicas e infecciones óseas que requieren de la medicina nuclear para su diagnóstico. La problemática salpica a quienes padecen siniestros.
El gremio advierten que el convenio Cuba-Venezuela, un acuerdo para importar radiofármacos, abastece parcialmente a la red pública y solo da respuesta a 33% de la población. Trascendió que el último envío de material ocurrió en octubre. En el ámbito privado Suministros Radi Suradi importa yodo y tecnecio pero enfrenta fallas de divisas.
La Sociedad Venezolana de Medicina Nuclear elaboró un comunicado para denunciar la situación. Ayer los especialistas se reunieron en el Centro Médico Docente La Trinidad y abordaron la problemática.
FUENTE: EL UNIVERSAL
FECHA: 08 DE DICIEMBRE DE 2016