Para los pacientes crónicos abastecerse de combustible, a fin de cumplir con sus tratamientos, no ha sido una tarea fácil en medio de la contingencia.
En la zona norte de Anzoátegui sólo hay una estación de servicio en la que pueden abastecerse junto con el personal de salud, pero aseguraron que apenas admiten 70 vehículos al día y pueden echar únicamente 20 litros a la semana. No les queda otra opción que comprarla de manera informal en divisas.
Carlos Ortega vive en la Zona Industrial Los Montones de Barcelona. Señaló que para trasladar a su hermana hasta su centro de diálisis debe cancelar 20 dólares.
Manifestó que hace dos semanas pudo surtirse de combustible en la bomba Diorca porque llegó al lugar a las 4:00 de la madrugada.
“Mi hermana, como paciente renal, no se siente apoyada. Agradecemos que al menos hayan habilitado esa gasolinera para ellos, pero el trato que les dan es indolente. Muchos se sienten mal cuando pasan horas esperando, pero pedir ayuda o mayor consideración es en vano porque pareciera que a los funcionarios y efectivos militares no les importa”, aseveró Ortega.
Juana Véliz es otra enferma renal. Aseguró que en lo que va de contingencia ha gastado 100$. Refirió que para conseguirlos ha hecho “malabares y sacrificios”.
“Para nosotros la situación no ha sido fácil. He requerido del esfuerzo de toda la familia para obtener las divisas. Mi esposo ha vendido algunas herramientas de construcción, mi hijo mayor no ha dejado de trabajar a domicilio como mecánico para seguir recibiendo el dinero”, explicó la señora.
Los pacientes oncológicos también han recurrido a la compra del combustible para movilizarse, a fin de recibir sus tratamientos y buscar medicinas, en medio de la deficiencia del transporte público.
Nancy Benítez, hija de uno de ellos, expresó que el pasado viernes no le quedó otra alternativa que adquirir un bidón de 40 litros para retornar de Barcelona a su casa en Anaco y salir al día siguiente a continuar las diligencias.
“Por tener carro, yo soy quien se encarga de hacer todo lo referente al padecimiento de mamá y, desde que entramos en estado de alarma, moverme entre ciudades ha sido muy desgastante. Cuando se me está agotando el combustible es terrible, no me queda de otra que llevármela porque me exigen que ella esté presente”, sostuvo Benítez.
Los consultados dijeron sentir temor de que en algún momento no puedan solventar el desabastecimiento de combustible para los pacientes crónicos. Relataron que el fin de semana, un enfermo de Barcelona falleció, pues no pudo dirigirse al lugar de tratamiento de hemodiálisis. Narraron que el ciudadano se había descompensado haciendo colas por combustible porque no podía costearlo en divisas.
Con información de El Tiempo