Las penurias no cesan para los pacientes renales. Desde hace un par de años sufren por la escasez de los inmunosupresores que deben tomar de por vida; y a eso se suman las constantes fallas en las unidades de diálisis, muchas de ellas sin personal, sin plantas eléctricas, sin agua, sin insumos y sin máquinas de ósmosis.
Según Reymer Villamizar, directivo de Amigos Trasplantados de Venezuela, las dos versiones del miclofelanato la toman 80 % de las personas trasplantadas. Con solo uno a disposición, el riesgo de complicaciones es alto pues hay pacientes que no son compatibles para el miclofelanato de sodio y no pueden estar haciendo combinaciones con otros inmunosupresores.
Mientras, el tracolimis no se entrega en Caracas desde hace dos meses. En otras regiones tienen hasta cuatro meses de escasez. Sin embargo, la información difundida desde el IVSS es que para octubre venidero se va a distribuir.
Preocupa ahora que hay tardanza en el protocolo de distribución, cuando —comentó— ya el Gobierno tiene tiempo importando esos medicamentos desde India. “Este año hemos tenido 100 rechazos de órganos, y cada día se van incrementando más esos episodios, los pacientes renales están empeorando. En estos momentos perder un injerto es una sentencia a muerte”.
Adicional a este panorama, Villamizar denunció la crisis que hay en las unidades de diálisis de todo el país. Dijo que muchos de esos servicios no tienen plantas de ósmosis, cada día hay menos cupos y reducen las diálisis a dos por semanas.
Muchos, para sobrevivir, se van del país. Y esa merma se nota incluso en las unidades. Amigos Trasplantados llevaba una cuenta de 10.000 personas en diálisis, y en estos momentos debe haber 9100. De los 3600 trasplantados, deben quedar más de 2200. “Algunos se han ido y otros ya fallecieron”, acotó Villamizar, quien destacó la urgencia de la entrega del cóctel de inmunosupresores, medicamentos que deben tomar de por vida. “No podemos esperar los trámites de los permisos, los pacientes renales se mueren”.
Con información de Crónica Uno