Tras la extensión de la cuarentena para prevenir la expansión del coronavirus en Venezuela, algunos pacientes renales que deben dializarse tres veces a la semana no han podido trasladarse hasta sus unidades de diálisis por problemas de transporte.

Dos de los estados con estos problemas son Lara y Carabobo. Pacientes de la zona montañosa de la entidad central deben trasladarse hasta Valencia para dializarse, pero algunos han encontrado obstáculos para cumplir su tratamiento.

“El martes (17 de marzo) no pude ir a la diálisis por falta de transporte. El jueves (19 de marzo) pude canalizar una ambulancia que me llevó y me dejó allá, pero tuve que pedir cola para venirme”, expresa un paciente de Bejuma, en Carabobo.

Debe acudir nuevamente estos próximos días. Para ello, ha contactado a bomberos y personal de la Alcaldía. No obstante, le responden que no lo pueden ayudar porque “no es un caso de extrema emergencia“.

“Si yo no me dializo, me muero; y eso para ellos no es una emergencia. Ya falté el martes y el jueves solo nos dieron tres horas por falta de agua“, agrega.

En La Isabelica, también en Carabobo, una paciente logró dializarse el 19 de marzo. Es diabética y perdió más del 80 % de su visión. Debe volver, pero no tiene cómo trasladarse hasta el centro: las personas que la llevan ya no tienen gasolina. “Estoy pensando irme a las 4 de la mañana a pie, poco a poco, porque no me puedo dejar de dializar”, dice.

Reymer Villamizar, fundador de Amigos Trasplantados de Venezuela, destaca que a la organización le preocupa la atención a los pacientes renales ante las fallas de gasolina presentes en las regiones y los cierres de las vías entre los municipios.

“Las unidades de diálisis se ubican por lo general en las principales ciudades de los estados. Hay personas que no han podido trasladarse desde sus casas. Las unidades están en Barquisimeto (Lara) y a personas de El Tocuyo, Cabudare, hasta Yaritagua en el estado Yaracuy les costaba porque no había transporte o gasolina”, indica.

“Hay personas que no han podido llegar hasta sus centros de diálisis. Eso nos preocupa mucho porque esto va a causar muchos más problemas. Si antes las personas no estaban recibiendo la diálisis como era, y nos ponemos a sumarle que no estaba llegando bien el tratamiento, ahora se complica todo con el transporte”, afirma.

Los pacientes renales de las unidades de hemodiálisis no son los únicos que han hallado obstáculos. A varios  trasplantados también se les está obstaculizando su llegada a las farmacias de alto costo. Es imperativo para ellos acudir allí para retirar los medicamentos que impiden que su cuerpo rechace el órgano.

“Algunas autoridades no ven válido el hecho de que una persona vaya con un récipe a buscar sus medicamentos”, aseguró Villamizar.

Con información de Efecto Cocuyo

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