La Unidad de Hemodiálisis y Diálisis Peritonial Jesús de Nazareno ha sufrido un deterioro acelerado desde el año pasado. Los pacientes reportan que esta unidad se mantiene por autogestión.
Pacientes renales de la Unidad de Hemodiálisis y Diálisis Peritonial Jesús de Nazareno, Puerto Ordaz, denuncian la paralización de la unidad por la avería del sistema de ósmosis inversa y solicitan con urgencia el apoyo del Estado y la administración del centro para reactivar la unidad, no solo con la reparación del sistema de ósmosis, sino también con la reparación de las siete máquinas dializadoras dañadas.
De este recinto extrahospitalario depende la vida de 62 pacientes renales que deben dializarse tres veces a la semana. Desde la semana pasada, hay pacientes que no logran hacerlo por las fallas cada vez más frecuentes del centro hasta que, finalmente, el lunes la unidad completa se paralizó.
“Lo que queremos es que nos ayuden a solventar esta situación que estamos pasando, si no, lo que nos espera es descompensarnos y cuando nos demos cuenta podemos fallecer”, manifestó Jesús Octavio Salom, paciente renal de 53 años.
Salom informó que hace un mes los pacientes recibieron el donativo de una bomba de agua nueva -que forma parte de la distribución central de la unidad de diálisis-, pero no puede utilizarse más si los filtros no funcionan.
Las membranas que se averiaron por falta de mantenimiento forman parte del sistema de filtración de agua de la unidad, u ósmosis inversa. Esta parte del proceso de diálisis es clave para pacientes renales porque el agua purificada junto a otros compuestos constituye la solución de diálisis que debe entrar en contacto con la sangre del paciente para liberarla de toxinas a través del dializador, como harían los riñones de la persona si funcionaran, por eso a los dializadores se les llama riñones artificiales.
El proceso de hemodiálisis también es necesario para la eliminación del exceso de líquido en el cuerpo en pacientes con insuficiencia renal.
Para lograr el funcionamiento óptimo del sistema de ósmosis se requiere un presupuesto de 4.360 dólares, de acuerdo con los pacientes.
“Con el cierre de la unidad de diálisis se les está negando la vida a esos seres humanos, es lamentable lo que estamos pasando porque no sabemos en qué momento puedan ir cayendo cada uno de ellos, su sangre se contamina”, expresó Julia Rodríguez.
Su esposo, Leonel Arechederra, ha acudido a este centro para dializarse desde hace siete años, ya se cumple una semana desde la última vez que pudo dializarse. “Se siente mal, estamos encomendados a Dios para que esto se solucione rápido porque hay 62 pacientes que corren riesgo”, dijo.
Las unidades de diálisis y hemodiálisis son empresas privadas que tienen un convenio con el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) para prestar el servicio a los pacientes. En teoría, la administración privada de los centros es responsable del mantenimiento del sistema de ósmosis inversa, mientras que el IVSS debe encargarse del mantenimiento y reemplazo de los dializadores.
Pero desde hace más de dos años a los administradores se les hace cuesta arriba mantener el funcionamiento de las unidades, y el centro Jesús de Nazareno no escapa de esa realidad. “Los administradores manifiestan que el centro de diálisis no les genera ningún crédito a ellos y la situación del país es tan difícil que para ellos es duro mantener la ósmosis y los aires acondicionados”, lamentó Salom.
Esto sucede, en parte, porque los pagos que debe emitir el IVSS para cumplir con su parte del convenio no son suficientes para cubrir los costos operativos. El ajuste de tarifa más reciente data del 1 de agosto de este año, y fijó su precio en 0,95 dólares por sesión, cuando los dueños de estos centros requieren al menos 15 dólares.
El resultado son máquinas a medio funcionar, sesiones incompletas, el cierre constante y por lo tanto el riesgo de complicación y muerte de quienes no logran dializarse.
Los pacientes de este recinto manifiestan no tener a dónde acudir si la unidad no reabre sus puertas porque en Puerto Ordaz solo hay dos unidades de diálisis disponibles, y la otra ya está colapsada.
Una máquina dañada, un paciente sin dializar
La Unidad de Hemodiálisis y Diálisis Peritonial Jesús de Nazareno ha sufrido un deterioro acelerado desde el año pasado. Los pacientes reportan que han costeado la reparación de la bomba principal, aires acondicionados y el alumbrado por cuenta propia para mantener el centro funcionando.
“Aquí hemos hecho muchos sacrificios, reunimos fondos (…) hemos tratado de solventar poco a poco algunas situaciones nosotros mismos pero la gran mayoría no tenemos capacidad de seguir solventando, la mayoría somos personas de la tercera edad, jubilados o desempleados”, dijo Salom.
De las 21 máquinas con las que cuenta el recinto, siete están averiadas y las demás funcionan a medias, aunque la diálisis debe durar entre tres y cuatro horas, los pacientes deben recortar sus sesiones a solo dos.
El paciente informó que incluso, quienes se benefician de la unidad, han tenido que pagar el transporte a las enfermeras para evitar exponerlas al contagio, y exponer a la unidad en general por tratarse de un recinto lleno de pacientes renales que están inmunosuprimidos y por lo tanto son población en riesgo de contagiarse de cualquier enfermedad, incluyendo la COVID-19.
Los pacientes renales que dependen de esta unidad han solicitado en reiteradas ocasiones a las autoridades del IVSS, el gobernador del estado Bolívar Justo Noguera, y la autoridad única en Salud, Franklin Franchi, a que se aboquen para optimizar el funcionamiento del recinto, y hasta ahora no han recibido respuesta.
“No se le está haciendo mantenimiento preventivo, estamos a la expectativa de que más máquinas se dañen en cualquier momento, todos los días nos preguntamos quién quedará sin dializarse”, manifestó.
Rodríguez informó que hay máquinas que llevan al menos cinco años averiadas sin que el IVSS acuda a repararlas y que, aunque se ha tenido la iniciativa de recaudar fondos junto a la sociedad civil, esta vez la meta es inalcanzable sin la intervención del Estado. “Es algo de vida o muerte, no podemos esperar a recaudar el dinero, necesitamos que esos pacientes sean dializados con urgencia”, señaló.
En entrevista con Correo del Caroní, la autoridad única en Salud del estado Bolívar, Franklin Franchi, informó que la Gobernación comprará los repuestos para reparar el sistema de ósmosis y responsabilizó a la administración del centro de no atender las necesidades de la infraestructura.
“Esa unidad es privada, las unidades de diálisis a excepción de Guaiparo y Ruiz y Páez son privadas. El dueño de la unidad tiene que mantenerla impecable y darle atención a los pacientes que están inscritos ahí, lo que pasa es que la encargada de este recinto ha sido poco diligente y no atiende las necesidades de la infraestructura”, dijo.
La administradora del recinto no ofreció declaraciones a la prensa.
Con información de Correo del Caroní