Trasplantados denuncian que pasan más de un mes sin tratamiento porque la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social no ha distribuido los fármacos anti-rechazo
“Estoy muy preocupado, pensando siempre en el tratamiento, temo que pueda presentar rechazo del riñón y tener que caer de nuevo en diálisis. Ya tengo 45 días sin tomar medicamento y no tengo reservas”, expresó Humberto Huerta paciente trasplantado en Maracaibo.
Huerta recibió un trasplante de riñón hace seis años y desde entonces le indicaron medicinas inmunosupresoras o anti-rechazos que debe tomar de por vida. Sin embargo, la escasez de estas drogas en la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social de Maracaibo lo ha obligado a subdosificar su tratamiento, reseñó el diario Panorama.
El comerciante zuliano, de 37 años de edad, explicó que sus medicamentos no se compran en farmacias por su alto precio e importación. Comenzó tomando tracolimus (Prograf). Por sus efectos secundarios, le cambiaron a sirolimus (Rapamune).
“Comenzó a escasear el año pasado en la farmacia del seguro y estuve unas semanas sin tomarlo, y fue cuando la nefróloga me cambió a ciclosporina (Sandimmun), que después también dejaron de entregar y estuve otro mes sin nada. Me regalaron unas cápsulas y me tomaba dos en vez de una, un día sí y otro no, para rendirlas”.
Por su parte, Ingrid Áñez de Ciudad Ojeda, tiene más de un mes sin recibir la dosis regular de inmunosupresores. La secretaria, de 49 años de edad, asegura que está viviendo con mucha angustia.
“Todos los días me levanto pensando cuándo volveré a tomar mis medicinas y me preocupan mucho las complicaciones que pueda presentar. No me pasa nada porque Dios es muy grande”.
Algunos trasplantados reciben por la Farmacia de Alto Costo solo la mitad de la dosis indicada por su especialista. Son los pacientes que consumen tracolimus (Prograf). Uno de ellos es Andrea Cárdenas. Desde 2014, debe ingerir seis miligramos por día, pero, desde mayo solo toma tres.
“Me dan solo 90 cápsulas al mes, cuando mi tratamiento completo es de 180 cápsulas, como mi nefróloga lo específica en informes y fichas semestrales, y en récipes mensuales”, detalló la ingeniera en computación, de 27 años de edad.
Fuente: EL Nacional / Panorama
Fecha: 17 de febrero de 2017