Los reportes del Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar, que han sido limitados durante este 2020 por la emergencia sanitaria, indican que mensualmente ingresan a este centro de salud alrededor de 15 pacientes con síntomas de paludismo. El tratamiento es limitado y algunos son devueltos a sus hogares.

El paludismo o malaria es una enfermedad que se creía erradicada en Venezuela. Para el año 1961 la Organización Mundial de la Salud declaró el territorio nacional libre de esta enfermedad; sin embargo, en pleno siglo XXI la enfermedad regresado por la decadencia en el sistema sanitario, situación denunciada por el personal de salud, quienes afirman que esta es una de las principales causas.

No existen datos ni estadísticas oficiales sobre el paludismo en Monagas, o al menos no son de manejo público, pero médicos y enfermeras indican que el aumento de casos es preocupante porque no siempre cuentan con el tratamiento para asistir a los pacientes.

Entre enero y marzo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó 104.005 casos de paludismo en Venezuela, y afirmaron que hubo una disminución con respecto a 2019. Explican que este descenso en 2020, en cuanto al número de casos, obedece a las limitaciones que tienen los equipos de salud venezolanos para movilizarse hacia las áreas endémicas, como consecuencia de la escasez de gasolina.

Los casos de paludismo en Monagas durante este 2020 no se redujeron, pero la posibilidad de que los ciudadanos pudiesen trasladarse hasta los centros de salud sí. Lo que ocasionó que los subregistros del personal del Hospital  Universitario Manuel Núñez Tovar (Humnt) no tengan exactitud en sus estadísticas.

De acuerdo con Yen Santill, secretaria general del Sindicato Único Nacional de Empleados Públicos del Sector Salud (Sunepsas), al hospital central de Maturín ingresan mensualmente de 10 a 15 pacientes con paludismo, los cuales son atendidos siempre y cuando en el centro de salud exista el tratamiento.

Siempre hay casos, lo que pasa es que no los reportan, no dan estadísticas. Aquí vienen indígenas y hasta gente de San Félix, pero nada de eso se publica. Nuestra lucha siempre ha sido por garantizar el tratamiento, pero nunca llega lo suficiente. Antes del COVID-19, los pacientes con paludismo eran hospitalizados y se les daba su tratamiento, cuando había. Ahora los mandan para sus casas”, puntualizó Santill.

La falta de tratamiento para controlar el paludismo en Monagas, así como otras enfermedades en Venezuela, ha sido uno de los principales problemas a los que se han enfrentado tanto los pacientes como el personal médico. En oportunidades los familiares se ven obligados a adquirirlo a través de revendedores que operan dentro del hospital.

El ministerio manda el tratamiento, pero es muy poco. Los pacientes tienen que comprar los medicamentos bachaqueados a las personas que se la pasan deambulando por el hospital. Porque la cantidad de medicamentos para tratar el paludismo no está acorde con la cifra de contagiados, por eso no alcanza”, afirmó Santill

“Sentimos miedo porque aquí no tenemos ni medico ni tratamiento”

Habitantes de Oritupano, municipio Aguasay de Monagas, reportan que en este poblado los casos de paludismo han aumentado considerablemente. Comentan que no hay control médico ni tratamiento para atender a quienes se han contagiado.

Los ciudadanos detallan que en el caserío “El Hoyo” hay más de 15 casos que no han sido atendidos, mientras que otros deben trasladarse hasta El Tigre, estado Anzoátegui, para tener asistencia médica.

“Hay pacientes que ahorita tienen mucha fiebre y los demás síntomas que se presentan. Algunos se han ido a El Tigre a sacarse la prueba y han dado positivo, entonces les dan su tratamiento, pero sigue la contaminación, y tenemos temor. Yo tengo niños y estoy alarmada, así como muchas familias por aquí. El ambulatorio que tenemos no tiene médicos y el CDI nos queda muy alejado”, comenta Odalys Rivero.

El clamor de los habitantes de Oritupano es atención médica y controles sanitarios para prevenir esta y otras enfermedades en la localidad.

Con información de Crónica Uno

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