Sin derecho a enfermarse. Con una pensión de alrededor de 1,40 dólares, los pensionados subsisten en la cuarentena por el COVID-19 gracias a bonos gubernamentales y ayudas de parientes en el exterior.

“Vivo con dos hermanas y juntamos los tres ingresos mínimos y medio. Comemos y rogándole a Dios que ninguno entre en crisis de salud”, dijo un pensionado que no quiso ser identificado a Efecto Cocuyo el jueves, 13 de agosto. A sus 57 años, dejó de planificar sus gastos. El monto que recibe por la pensión no le permite ir a diálisis con regularidad. Su familia subsiste gracias a donaciones.

Su situación es similar a la de muchos de sus compañeros pensionados, quienes entre ayudas y trabajos tratan de completar para lo que necesitan. A través de la red de contactos del Cocuyo WhatsApp, varias personas contaron qué pueden adquirir con 400.000 bolívares y cómo hacen para satisfacer otros requerimientos del día a día.

Según el informe Pensiones de Vejez en Emergencia, Venezuela 2015 – 2020, de la asociación civil Convite, el sistema de pensiones en el país se disolvió y necesita reestructurarse para ser sostenible en el tiempo.

Vuelta al trabajo

El pasado 12 de agosto, a propósito de la publicación del documento, Luis Francisco Cabezas, director general de Convite A.C, mencionó que pese al discurso oficial del 100 % de cobertura de pensiones, todavía entre 500.000 y 700.000 adultos mayores están fuera del Seguro Social.

Una vecina de la parroquia Altagracia, quien también recibe una remuneración del Ministerio de Educación, dijo a Efecto Cocuyo que su dinero le alcanza para comprar medio cartón de huevos. Recibe ayuda de sus familiares en Estados Unidos y México para llegar a fin de mes. Esta última vía de subsistencia la comparte el señor Armando. “Se va como viene, no alcanza para nada”, dijo.

Otra forma de tratar de compensar el monto de la pensión es a través de los bonos del carnet de la patria, identificación partidista a través del cual la administración de Nicolás Maduro otorga beneficios económicos. Según comenta la señora Judith Rattia, quien es docente activa, en una sola compra se le suele ir su pensión. Solo le alcanza para un kilo de queso.

Algunos pensionados dejaron el descanso atrás para tratar de cubrir sus necesidades cada quincena. El señor Rafael Rodríguez, de 64 años, continúa trabajando en el área de contabilidad. Usa su pensión y los bonos del carnet de la patria como “complemento para compras“.

Con información de Efecto Cocuyo

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