Para muchas familias se hace difícil comprar cebolla, el principal ingrediente de sus aliños. Su precio tuvo entre enero y mayo de este año un incremento de 86,88%, de 800 bolívares subió a 1.495 bolívares el kilo.
El pimentón y el tomate, alimentos principales de numerosas ensaladas, aumentaron 64,03% y 19,61%, respectivamente. Cuando en enero una ama de casa gastaba 1.040 bolívares por un kilo de pimentón, ahora debe pagar 1.706 bolívares por la misma cantidad. En el caso del tomate antes se conseguía a 933 bolívares y ahora en 1.116 bolívares.
«Yo compro donde haya más barato. Doy vueltas y veo qué hay porque tengo que economizar», dijo una ama de casa mientras hacía sus compras.
Lisbeth Mariagua, vendedora en el mercado municipal de Chacao, aseguró que la producción de verduras y hortalizas está igual, pero que los precios en los puestos incrementaron «porque los productores venden más caro».
Sin embargo, Emmanuel Escalona, subdirector de hortalizas de Fedeagro, afirmó que los números para el sector de la agricultura están en rojo. Señaló que no hay semillas, agroquímicos ni herbicidas y que la escasez hace que suban los precios. «Si un sobre con 25.000 semillas de tomate cuesta 11.000 bolívares, en el mercado negro cuesta 900.000 bolívares», agregó.
Con él concuerda Gladys Josefina Quintero, otra vendedora en Chacao, quien indicó que la producción ha disminuido y que en los camiones llegan menos productos. «Traen menos porque todo está más caro».
Entre las hortalizas más caras están la papa a 1.075 bolívares el kilo, la zanahoria a 1.258 bolívares y el brócoli a 1.049 bolívares. La lista de las más económicas la lideran la espinaca y el repollo, ambos a 270 bolívares el kilo; la acelga a 350 bolívares y el pepino a 423 bolívares.
Antes de los aumentos de los precios, las hortalizas representaban un tercio del plato del venezolano, de acuerdo con Escalona. «Ahora desaparecieron» porque no hay producción y porque la mano de obra se ha ido: «La agricultura dejó de ser negocio en Venezuela». De 400.000 toneladas de papa que se producían en 2011 se disminuyó a 108.000 toneladas el año pasado, un cuarto de la necesidad de consumo del mercado venezolano.
Al hacer sus compras, la gente va contando cada céntimo y le pregunta al vendedor cuánto cuesta cada poquito que agregan a su compra. «Todo está muy caro», exclamó una mujer.
La calidad de los productos también preocupa a los consumidores. Mientras unos prefieren comprar en los mercados municipales porque dicen que allí tienen hortalizas más frescas, otros abogan por los supermercados. «En el supermercado la cosa es más fresca y agarras lo que quieres llevar, en cambio en el mercado te dan lo que quieran», dijo Ruby Herrera.
Fuente: EL NACIONAL
Fecha: 06/05/16