La industria, el primer eslabón de la cadena del aluminio, cumplió 8 meses detenida el 24 de mayo y va rumbo a los nueve meses de parálisis total, ante la mirada también inerte del Gobierno nacional. Los pocos trabajadores que van a la planta hacen algunos mantenimientos, pero con la misma crisis de toda la empresa porque no hay equipos. La carencia va desde lo más básico hasta lo más complejo.

Las promesas de los planes de inversión a punto de llegar se han quedado en el aire y, mientras tanto, los pagos de los salarios mes a mes han tenido que ser cubiertos por la Vicepresidencia de la República, confirmó el secretario general de Suprobaux, Wilfredo Flores.

“El pago de los salarios se está cubriendo con una solicitud mensual de insuficiencia presupuestaria a la Vicepresidencia de la República, que es la que baja los recursos todos los meses”, dijo. En 2017, la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y sus antes filiales fueron adscritas al despacho de Tareck El Aissami con el argumento de hacerlas eficientes, un objetivo hasta ahora incumplido.

“Los trabajadores que entran vacían tanques, hacen algunos mantenimientos y preparativos enmarcados en expectativas de arranque. Están trabajando en esa dirección”, señaló el dirigente sindical.

Entretanto, la importación de alúmina se ha acrecentado por parte de Venalum que ha comprado, el material que pueden trasladar al menos cinco buques, desde la paralización. En el caso de Alcasa, se ha recogido material a los alrededores del silo para atender su reducida demanda.

Con información de Descifrado

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