Envejecer amerita de una vida de tranquilidad y atención, pero en Venezuela ante la crisis económica y bajas pensiones que devengan las personas de la tercera edad los ha enfrentado a una situación delicada y cada día más abrumadora, al punto que pasan necesidades, hambre y en casos extremos hasta pierden la vida. En el país, la etapa dorada y los años entregados al trabajo pierden su valor.

María B. Jordán / Lorena Rojas | La Prensa de Lara 

Comer 3 veces al día y comprar medicamentos no es tarea fácil para un adulto mayor que devenga Bs. 7 o 1.49 dólares al mes por concepto de la pensión; una cifra que a duras penas alcanza para comprar un máximo de dos productos alimenticios que no cubren su necesidad. De acuerdo a la organización no gubernamental Convite, Asociación Civil en un estudio realizado en 2021, estimó que el 81% de los adultos mayores está en condición de pobreza y registran que 4 de cada 10 están en pobreza extrema, cifras alarmantes que se traducen en una triste realidad.

Desde Convite señalan que el 70% de las personas de la tercera edad cuenta con una pensión; sin embargo, ese monto de los Bs. 7 o los 1.49 dólares al mes es una «migaja» porque son asignaciones que no tienen ninguna capacidad adquisitiva para poder subsistir.

Como dice la expresión popular «para muestra un botón». Esta la historia del profesor Valentino Volpato, quien luego de dedicar su vida a dar clases de inglés, hoy como jubilado sólo percibe Bs. 87 al mes. «Eso no me alcanza para comer, por eso tengo que trabajar en la calle», dice el docente que como también tiene habilidades en la artesanía y se dedica a esa actividad para poder llevar el sustento a su hogar.

Así como Volpato, hay muchas personas de la tercera edad que no pueden costear sus necesidades básicas. De acuerdo a Convite, sólo el 5% del 80% que requiere tomar algún medicamento lo puede comprar.

Édgar Silva, coordinador Nacional del Comité de Derechos Humanos para la Defensa de los Pensionados, Jubilados, Adultos Mayores y Personas con Discapacidad, aseguró que esta desmejora en la calidad de vida de las personas de la tercera edad se comenzó a ver a partir del año 2013 y los ha condenado a una muerte progresiva, debido a que los ingresos por jubilación o pensión no les alcanza para cubrir gastos básicos.

«Con lo que perciben mensualmente apenas les podría alcanzar para comprar un blíster de alguna medicina, pero esto implica no comprar un alimento, ahora vemos cómo las personas de la tercera edad tienen que hacer largas colas en comedores populares para poder tener una comida en el día o esperar la caridad de sus vecinos, están condenados a una muerte progresiva porque no tienen dinero para vivir», detalló Silva.

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Con información de La Prensa de Lara

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