Una tienda que antes fabricaba entre 4 mil a 5 mil chemise escolares, ahora fabricará 480 “que es la demanda de una semana” dice Margarita de Medina, propietaria de Inversiones Guaremal, ubicado en la calle 28 con carrera 16.

Medina asegura que la disponibilidad de algodón y gabardina en Venezuela, ha hecho cuesta arriba el trabajo de los confeccionistas. A quienes les toca importarlos desde  Brasil o Ecuador, pero debido al problema del flujo de dólares, la tarea se imposibilita.

Los pantalones de gabardina, en especial los de varón, están ausentes en el mercado, debido a que a nivel de confección (bolsillos atrás, trabillas más gruesas), tienen más detalles que los de niñas.

Un telar en Caracas los fabricaba y distribuía al interior del país, pero ellos también presentan serios problemas para importar la gabardina y este año dejaron de hacerlo.

Las camisas hechas de popelina sí están disponibles, pero su precio se incrementó considerablemente. En enero, una camisa talla pequeña rondaba los Bs. 2.000 ahora están por el orden de Bs. 3.500.

“No he terminado de asimilar el precio, cuando ya está cambiando” dice un vendedor en otro negocio ubicado en la avenida 20 con calle 26.

Este vendedor asegura que desde abril los papás ya están preguntando por el precio para los uniformes de sus hijos, varias tallas ya se han agotado y están en pleno proceso de confección para la época fuerte.

Debido a la crisis de la industria textil, otras casas fabricantes que antes tenían disponibilidad de camisas y monos bordados con las insignias de instituciones educativas, ahora sólo realizan los bordados por encargo, para que mayor número de clientes tenga la opción de adquirirlo.

Los fabricantes dicen que la calidad de los uniformes escolares que ofrecen los buhoneros, no es buena, pues se despintan al poco tiempo. “Prefiero vender poco pero de calidad”.

Las ganancias han disminuido y el poder adquisitivo también. “Años atrás me daba el lujo de comprar mil kilos de tela de un color, ahora compro la cuarta parte y gasto mucho más dinero” expresa una confeccionista.

FUENTE: EL IMPULSO

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