Niurka Salazar llevaba cinco días sin dializarse hasta que, por fin, pudo ingresar a la hemodiálisis del J.M. de los Ríos el pasado miércoles, 13 de junio. Una falla en la planta de ósmosis del servicio de Nefrología impidió que los 23 niños con insuficiencia renal que son atendidos en la unidad recibieran su tratamiento interdiario. Sin embargo, la diálisis no fue completa porque la falla persiste: Niurka y los demás pacientes de su turno apenas pudieron dializarse por dos horas de las cuatro que corresponden.

Los pacientes con insuficiencia renal requieren dializarse durante cuatro horas diarias con una frecuencia interdiaria para limpiar las toxinas que se acumulan en el organismo. Esta función la realizarían los riñones del paciente si funcionaran de la forma correcta.

“Mi niña no se dializaba desde el viernes (8 de junio). Ya tenía todos los valores alterados, como la creatinina y la úrea”, indicó Katiuska Salazar, madre de Niurka.

El pasado lunes 11 de junio se presentó la falla en la planta de ósmosis del servicio de Nefrología, equipo que se encarga de limpiar el agua que utilizan las máquinas de diálisis. Ese día solo fueron dializados los casos de urgencia: los niños que estaban hinchados y que habían acumulado mayor cantidad de líquido por la falta del tratamiento.

Desde entonces, la unidad de diálisis solo ha funcionado con cuatro máquinas, pese a que cuenta con un total de 14. “La planta de ósmosis no tolera que funcionen más de ahí”, apuntó Salazar.

“Los niños quedan mal dializados”, denunció Vicky Fernández, madre de Andrés, otro paciente de Nefrología. Añadió que en lugar de usar líneas de adulto, las que corresponden para tratar a su hijo de 15 años, las enfermeras utilizan líneas baby.

Las líneas de la hemodiálisis son unos delgados tubos que se “conectan” de la persona a la máquina. Por allí pasa la sangre que se va a limpiar. Ante la falta de insumos, los pacientes de la unidad han tenido que utilizar líneas para bebé, que cuentan con un diámetro menor y solo permiten que haya un menor flujo. Esto significa que menos sangre pasa al equipo médico para depurarse.

Las madres de los pacientes del servicio ven con preocupación que, hasta los momentos, ninguna autoridad del J.M. de los Ríos se haya pronunciado sobre la situación y temen que las diálisis incompletas traigan consecuencias irreversibles para los niños. “Por eso nuestros hijos podrían caer en terapia o tener un paro respiratorio”, reclamó Fernández.

El 22 de febrero de este año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) otorgó una medida de protección en favor de los niños y adolescentes que son atendidos en el servicio de Nefrología del J.M. de los Ríos. La medida exige al exige al Estado venezolano garantizar el derecho a la salud de los pacientes de la unidad.

Sin embargo, tras casi cuatro meses del otorgamiento de la medida, el servicio de Nefrología ha sufrido desbordamiento de aguas servidas, interrupciones en el suministro de agua y disminuciones de las sesiones de diálisis.

“Me siento burlada. Salió esa protección y no hemos visto que las autoridades del hospital nos estén apoyando con eso o que sí vayan a garantizarle una mejor calidad de vida a nuestros hijos”, lametó la madre de Niurka.

Con información de Efecto Cocuyo

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