De acuerdo con el diputado José Manuel Olivares, los muertos por coronavirus en Venezuela superan los 560, casi el doble de lo que reporta el gobierno. Incluso advierte que esta cifra esconde un subregistro  pues faltan pacientes por reportar

Eulosio Rosales falleció el 3 de julio en la emergencia del hospital Dr. José Gregorio Hernández, en Los Magallanes de Catia. Tenía 82 años de edad. Su acta de defunción dice que murió por un infarto, lo que puede corroborar su hija Gladys Rosales, enfermera de ese centro médico, quien presenció el ataque al corazón que le quitó la vida. Sin embargo, a más de un mes de su partida la duda sobre si Eulosio tenía covid-19 aún ronda en su familia.

Eulosio presentó síntomas asociados al coronavirus. En junio tuvo diarrea y mejoró, después vino la fiebre. Para descartar, se le hizo una prueba rápida que arrojó negativo. Otros exámenes indicaron que tenía infección urinaria y se le comenzó a tratar. A finales del mes presentó mucho dolor muscular a nivel de la tibia.

El paciente era vulnerable no solo por su edad. También tenía enfermedades de base: diabetes, hipertensión, problemas coronarios y hace diez años le habían hecho un cateterismo coronario.

La noche del 1 julio, Eulosio Rosales presentó dificultad respiratoria. En casa lo nebulizaron y se le puso tratamiento endovenoso, como no hubo mucha mejoría, fue llevado a Los Magallanes. Se le hizo otra prueba rápida para descartar covid-19 y también dio negativo. “Nos dijeron que tenía un edema pulmonar con compromiso cardíaco. No me daban mayor esperanza y todo dependía que de su organismo drenara ese líquido, pero no drenó lo suficiente”, lamenta su hija.

Pero aun a sabiendas de la causa del deceso, la familia Rosales sigue creyendo que la muerte de Eulosio estuvo relacionado con el covid-19, aun cuando su nombre no está asociado a los fallecimientos a causa de la pandemia que, oficialmente, ha cobrado la vida de más 700.000 personas en todo el mundo.

Pero este subregistro de muertes por covid-19 no es algo exclusivo de Venezuela sino que ocurre a nivel mundial. De acuerdo con el médico y diputado a la Asamblea Nacional José Manuel Olivares, la explicación está en que «no todo el mundo se hace la prueba”. Asimismo, detalla que de acuerdo con las estadísticas, en los países desarrollados el subregistro es de 15% a 20% y de entre 30% a 35% en las naciones subdesarrolladas; pero se atreve a decir que “en Venezuela ese subregistro es de 60%”.

Además, el diputado Olivares, quien fue nombrado por Juan Guaidó como comisionado para la salud y la atención sanitaria, también recuerda que durante la pandemia, todo fallecido dentro o fuera de un hospital con alguna patología respiratoria aguda, sin patología previa, debe considerarse como coronavirus. Igualmente, condena que en Venezuela no se estén realizando pruebas covid-19 post mortem para esclarecer las verdaderas cifras de muertes a causa de la pandemia.

Doble de muertos

De acuerdo con el diputado opositor, hasta el 17 de agosto los muertos por coronavirus en Venezuela  «son más del doble de los que reporta la dictadura, e incluso, nosotros mismos tenemos un subregistro en la data que hemos levantado, son más de 561 fallecidos de lo que reporta el régimen y en ese subregistro faltan pacientes por reportar”, admite.

En Venezuela hay al menos el doble de los fallecidos por COVID19 de los que la dictadura está reconociendo.

Somos también el país con mayor tasa de mortalidad del personal de salud.

La comparación de cifras de Olivares era frente a las 288 decesos que reportados por el oficialismo hasta el 17 de agosto, cuando informaron que detectaron 1.047 casos nuevos de covid-19 y siete fallecidos; ubicando las cifras totales en 34.802 contagios desde el pasado 13 de marzo cuando se detectó el primer caso de coronavirus.

“Nosotros tenemos más subregistro, primero porque somos el país que hace menos pruebas PCR; solo hacemos más pruebas que Haití. Todo el mundo tiene descentralizadas las pruebas menos Venezuela, que solo tiene dos laboratorios y un retardo en los resultados de 10 o 15 días”, explica Olivares.

Con respecto al procesamiento de las pruebas PCR, José Manuel Olivares sostiene que el gobierno procesa las que quiere y asegura que se desconoce el procedimiento bajo el cual le dan prioridad. “Ahorita hay 720 pacientes en Delta Amacuro esperando los resultados de la prueba PCR. Yo denunciaba la desaparición de 500 pruebas del Zulia. El tiempo promedio para los resultados en Anzoátegui son de 17 días”, cuenta.

El parlamentario asegura que la mayor demostración del mal manejo de las pruebas es que suele no se reportarse contagios en alguna entidad, por lo que recuerda que la enfermedad no se comporta así. “No es que un día contagia y al otro no. Ellos manipulan la información y todo eso configura el gran subregistro que existe en Venezuela”, dice.

José Manuel Olivares asegura que la oposición lleva el registro de fallecidos con nombre del paciente, edad, historia clínica, diagnóstico y entidad, pero no las han sacado a la luz pública de forma detallada para evitar más persecuciones y amenazas contra el personal de salud.

Del mismo modo, explica que el subregistro en la mortalidad se demuestra científicamente por la tasa de letalidad del virus. “Esta es la más baja en la región (1,7) y en Colombia es de 3,3. Entonces nos preguntamos por qué es mayor en Colombia que en Venezuela si es la misma gente y el mismo virus, y encontramos que esos son vicios o pruebas epidemiológicas que pueden ir demostrando que tienes algún tipo de subregistro en la mortalidad, en el número de casos y en la letalidad”.

Pocas pruebas

Al día siguiente de la muerte de Eulosio Rosales, su hija tenía tos, pero no le prestó atención porque es asmática. Otro de sus hermanos presentaba fiebre desde un día antes del fallecimiento, pero creyeron que eran una gripe común porque se habían mojado mientras llevaban a su papá al hospital. Ochos días después, Gladys Rosales fue hospitalizada por un día por una supuesta baja de potasio.

A Gladys no se le quitaba la tos y su hermano llevaba nueve días con fiebre alta. Ese día decidieron buscar dónde hacerse la prueba para indagar si tenían coronavirus. “Fuimos a Los Magallanes, pero un paciente había fallecido con covid y aún el hospital no era centinela. Fuimos a Lídice y nos dijeron que no había oportunidad, que tenían pacientes esperando por cama. Fuimos al Seguro (Social) de la avenida Sucre y tampoco había para hacer la prueba. Fuimos a una clínica de Catia y tampoco. En el Militar nos dijeron que no hacían la prueba”.

Ese día, los hermanos Rosales no lograron si quiera que alguien los atendiera, pero al siguiente fueron al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de la Maternidad. “A mi hermano que estaba peor la prueba rápida le dio negativo y a mí positivo. Me dejaron allí”.

Hospital de campaña – Poliedro de Caracas

Las cinco camas de este CDI estaban ocupadas. Gladys esperó sentada y a las 10:00 pm fue llevada a un CDI de Antímano junto a otros tres pacientes. Era 11 de julio. “La primera PCR me la hicieron el 15 de julio y salió positiva, pero para ese momento yo ya no tenía síntomas y solo me suministraron interferón para aumentar las defensas del cuerpo. Ahí pasé 23 días porque esperaban el resultado de la segunda PCR que me lo habían hecho el 27 de julio”.

El 2 d agosto, a Gladys la quisieron trasladar al Poliedro con otros seis pacientes, pero ellos se negaron y firmaron un acta contra opinión médica y por estar asintomáticos fueron enviados a sus casas. Aún no se conocía el resultado del segundo PCR.

Nueve días más tarde, Gladys Rosales fue de nuevo a CDI de Antímano a buscar el resultado de la segunda PCR. En ese centro médico afirmaron que había dado positivo, aunque ella no pudo ver el resultado. Le volvieron a hacer una prueba rápida que nuevamente dio positivo y aunque intentó escaparse, en la calle la rodearon milicianos, un Guardia Nacional y otras personas. «O entras por las buenas o te traemos a las FAES porque tú eres una amenaza», le dijeron. «Supongo que cuando dicen que una amenaza es para la sociedad porque los puedo contagiar, pero si ya pasé tantos días, ¿qué amenaza puedo ser?», se interroga la enfermera.

En contra de su voluntad, Gladys Rosales fue llevada al hotel Santander en El Paraíso, donde estuvo dos días más y desde donde comprobaron, con una llamada, que la segunda PCR había dado negativo. El jueves 13 de agosto, por segunda vez fue dada de alta.

Los otros dos hermanos de Gladys también dieron positivo al coronavirus. Un neumonólogo privado le dijo a uno de ellos que tenía neumonía bilateral. Fue al hospital Domingo Luciani, donde con una prueba rápida se confirmó que tenía el virus. A pesar de no haber cama disponible, con unos amigos consiguieron un cupo. Recibió tratamiento endovenoso, anticoagulantes y no fue necesaria la intubación.

El otro hermano de los Rosales vive en Guarenas, como no conseguía dónde hacerse la prueba se aisló en su casa, pero cuando consiguió hacerla y dio positivo, lo hospitalizaron en un CDI de Guatire con neumonía unilateral. «A través de un electrocardiograma se pudo confirmar que le dio un infarto silencioso», detalla Gladys Rosales.

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que hasta el 28 de julio en Venezuela se habían realizado un total de 1.511.433 pruebas diagnósticas de covid-19, de las cuales se estima que alrededor de 5% a 6% son pruebas PCR. Asimismo, la organización señaló que «las autoridades continúan con los esfuerzos para descentralizar e incrementar las capacidades de diagnóstico PCR con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A pesar de que el diputado José Manuel Olivares reconoce que la prueba rápida tiene un alto porcentaje de «falso negativo», considera que es una herramienta importante. Sin embargo, insiste en que «no se han habilitado más laboratorios por decisión de Maduro, por política, por querer controlar la información. Maduro cree que mintiendo o manipulando la información va a controlar la epidemia y por eso hospitaliza a todo el mundo y no permite que todos se hagan pruebas PCR».

Algún día se sabrá

Gladys Rosales trata de no pensar dónde su familia pudo contraer la covid-19 porque dice que con esa respuesta no puede cambiar la situación, pero no deja de reflexionar sobre el asunto. «No sé si fue cuando estuve llevando a mi papá a hacerse exámenes porque él vino de La Grita (estado Táchira) en marzo dado que tenía un carcinoma en la cara, o si él lo contrajo cuando se me escapaba para la panadería porque le gustaba caminar mucho».

También divaga si ella y sus hermanos se contagiaron con coronavirus los días que su padre estuvo hospitalizado en la emergencia de Los Magallanes de Catia, pero agradece a «Dios y a Jesús de la Misericordia que su esposo, hija, cuñadas y sobrinos dieron negativo a la covid-19. No obstante, condena que no se haya podido comprobar con una PCR post mortem si su padre tuvo el virus.

Como el acta de defunción asegura que Eulosio Rosales murió por un infarto, él pudo ser velado por seis horas y luego fue cremado para llevar sus restos a La Grita, pero tras los hijos dar positivo a la covid-19, Gladys se comunicó con quienes asistieron al velorio, con algunas enfermeras de Los Magallanes y con todas las personas que estuvieron a su alrededor para que estuvieran atentos a cualquier sintomatología.

Para el médico Olivares, la ausencia de pruebas post mortem en Venezuela es una demostración de lo poco que le importa la gente a Maduro y su improvisación. «Si tardas entre 14 y 20 días en obtener los resultados, imagina si te pones a hacerle la prueba a los sospechosos post mortem; aunque eso es lo que se debería hacer», sentencia.

«Hay varios casos donde la prueba ha llegado después que se muere el paciente, pero cuando un paciente se muere sin prueba justificada, no se le hace la PCR», detalla el diputado opositor.

Gladys Rosales continúa en aislamiento porque tras superar el coronavirus quedó con las defensas bajas, con hipertensión 90-60, con las manos temblorosas, presión en la garganta y busca una cita con un neumonólogo privado para corroborar cómo está en realidad. A Gladys también le molestan los ruidos altos, quedó como ida y con mucho cansancio que no le permite caminar al mismo ritmo de antes.

En medio del dolor por la pérdida de su padre, la superación del coronavirus en ella y en sus dos hermanos, el hijo mayor de Gladys Rosales, que está en Perú, le confirmó que también dio positivo a la covid-19. Él tiene dificultad respiratoria, está bajo tratamiento y desde Venezuela, Gladys espera que el daño en su hijo de 34 años no sea mayor.

Aunque muchos expertos a nivel mundial consideran que el subregistro existe porque es «imposible» medir los datos de una epidemia, José Manuel Olivares cree que conocer la cifra exacta de los fallecidos por covid-19 será una tarea pendiente a futuro. «En este momento es complicado saberlo por la realidad política del país, pero estamos seguros que en algún momento vamos a tener esa cifra real de fallecidos y contagiados por coronavirus, pero debemos hacer todos los esfuerzos para que esa cifra sea la menor posible», culmina.

Con información de Tal Cual

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