Aunque el precio del dólar oficial ha retrocedido 0,15 bolívares en lo que va de año, pasando de estar en 4.60 bolívares el primero de enero a cerrar ayer en 4.46 bolívares, algunos productos de primera necesidad han aumentado su valor durante las dos primeras semanas de febrero. Gremios productivos señalan que este fenómeno lo está impulsando la incertidumbre que ha provocado la reforma de la Ley de Grandes Transacciones Financieras, donde el Estado aplicará un impuesto que irá del 2 al 20% a todas las transacciones en divisas o criptomonedas.

Ana Uzcátegui | La Prensa de Lara

Saúl López, ingeniero y presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (Sviaa), indicó que Venezuela también acarrea la inflación mundial que han tenido los alimentos e insumos agroquímicos importados por la pandemia, que ha sido un aumento de 6 al 10% desde que inició el año. «Los costos de producción han aumentado. Actualmente, un saco de fertilizantes foliar de 25 kilos está por el orden de los 60 dólares, hace un año costaba 30 dólares. Ver a Estados Unidos con una inflación anual de 7,5% es algo inusual, cuando por lo general su inflación no superaba el 5%», expresó.

Argumentó que desde el año pasado, también los productores han registrado el encarecimiento de los fletes internacionales para los productos importados. «El flete de República Dominicana a Puerto Cabello está en 4.200 dólares aproximadamente, en el 2021 el costo eran 1.200 dólares. De China a Venezuela, un container está en 20 mil dólares, cuando en el 2020 costaba $5.000, todo eso afecta al consumidor final en Venezuela», explicó.

Moneda destruida
Oscar Meza, coordinador del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), informó que de diciembre a enero 2022 no han registrado variación de los precios de la canasta alimentaria por mantenerse estacionario el precio del tipo de cambio. La inflación de enero fue de un dígito (6,7%, según el Banco Central de Venezuela), algo que no ocurría desde 2017. Alega que lo que perciben los ciudadanos es que su poder adquisitivo sigue destruido, y eso no se soluciona en apenas un mes de haber salido de la hiperinflación.

«La hiperinflación destruyó la moneda, destruyó el poder adquisitivo, y lo que existe es un poder adquisitivo del salario mínimo ubicado en 0,3%. De manera que se necesitan 300 salarios mínimos para poder cubrir costo de la canasta alimentaria, cuando un salario mínimo debería ser suficiente para adquirir una canasta alimentaria, según lo establecen indicadores de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y el Banco Mundial», expresó.

Para leer la nota completa en La Prensa de Lara, pulsa aquí

Con información de La Prensa de Lara

Ir a la barra de herramientas