Los precios solidarios que rondaban entre seis mil y 10 mil bolívares para el kilo de pescado treparon al doble. Hace tres días, la corvina se ofrecía a seis mil la pequeña, ayer aumentó a 13 mil bolívares. El carite punteó a 12 mil, cazón a siete mil 500, róbalo a 11 mil bolívares. El camarón pelado se ofreció a 20 mil bolívares.
La exhibición de precios desamina a Marina Fuenmayor, ama de casa, a saborear pescado en Semana Santa. Esta temporada, y por según año consecutivo, “no voy a llevar pescado. Está muy caro”, asegura.
El peso promedio de las especies pasa el kilo y medio, lo que significa 18 mil bolívares por un bocado de salado que no alcanza para la familia. “No puedo comprar. Estoy pagando las verduras con tarjeta de crédito para pagar luego en dos y tres partes al banco. No se puede más. Todo está costoso”, lamenta.
En el hogar de Fuenmayor se comió hasta 2014 corvina. La preferencia de esta temporada será pollo. La devota habló con el sacerdote de la iglesia a la que asiste cada Viernes Santo. “Le dijimos que esto es lo que hay, lamentablemente es lo que se consigue accesible”. Y es que el kilo de pollo no supera los cuatro mil bolívares, casi tres mil bolívares menos que atún o 24 mil menos que el mero.
Carlos Quintero, comprador, coincide en buscar otra alternativa alimenticia a las especies del mar ante la crítica a la inflación en precios de la comida. “Vamos a ver qué inventamos para comer”, comenta. Como “desempleado” considera que lo primero “es comprar un cartón de huevos que rinde más”.
La cuenta da para asegurar que es “más barato”. El cartón de 30 unidades tiene un precio en Maracaibo de ocho mil 500 bolívares. Alcanza para alimentar una familia de cinco miembros, promediando seis huevos por persona, con las proteínas nutricionales suficientes.
Para Nora Villalobos, vecina del 18 de Octubre, el ahorro es obligatorio. Este fin de semana festivo estará sola en casa. No se preocupa ni desespera por tener el plato tradicional de los creyentes católicos. Y es que recuerda unas latas que guarda desde la última vez que le llegó el CLAP a su vivienda.
“Desde hace tiempo tengo unas latas de atún mexicano. Esas son las que comeré”, recalca. No será pescado fresco, pero “es lo que hay. No se puede más porque está muy caro todo”. Desconoce cuánto es el costo del enlatado, sí que es más económicos que un kilo de camarón o mero al comparar que la caja que costó 10 mil bolívares.
Fuente: La Verdad
Fecha: 16 de abril de 2017