2017 comenzó violento, con protestas por comida y con escasez de medicinas. Enero concentra las peores noticias de 2016, verbigracia, el miércoles se conoció la primera muerte del año por difteria en el Hospital Dr. Raúl Leoni, de San Félix.
Es un caso autóctono del estado Anzoátegui. La niña Eliannys Medina Vivas, de 9 años, se contagió en Pariaguán, y no tuvo ningún contacto con el estado Bolívar, entidad donde reapareció la difteria en 2016, específicamente en el municipio Sifontes.
Eliannys Medina fue remitida desde Pariaguán al hospital de Guaiparo porque se le garantizaba cupo en cuidados intensivos para tratar su enfermedad.
El contagio y muerte de la niña comprueban que las condiciones que permitieron la reaparición y propagación de la enfermedad en Bolívar, en 2016, siguen vigentes en el resto del país, amén de la alarma que significó a nivel nacional lo ocurrido el año pasado, cuando fallecieron 23 niños en el año por el padecimiento que había sido erradicado hace 24 años de Venezuela.
Para el pediatra y secretario general del Colegio de Médicos de Venezuela – seccional Guayana, casos como el de Eliannys “va a seguir sucediendo y mucho más todavía, porque en el país faltan cada vez más los medicamentos e insumos médicos”.
Recordó que “la difteria no es el ébola. Tiene un índice de mortalidad del 5 por ciento” según la Organización Mundial de la Salud. “El problema es que aquí faltan los antibióticos. La difteria responde muy bien a la penicilina, pero en un hospital como Guaiparo tienes que ponerle otros antibióticos más para proteger al paciente de todas las bacterias nosocomiales que hay allí”.
Factores de proliferación
El pediatra Lezama descarta que el brote obedezca a falta de vacunas en el país, pues la inyección pentavalente infantil está entre las inmunizaciones que siempre están disponibles en la red pública.
Sin embargo, la crisis sociopolítica incide. Por ejemplo, el boom de la vacunación contra la difteria en 2016 se quedó en la primera dosis. El Estado ha fallado en promocionar la importancia de la terminación del esquema, que incluye cinco inyecciones en adultos y tres en personas de la tercera edad.
Hay más. “Hay que conocer las condiciones nutricionales del paciente, pacientes que llegan complicados, con enfermedades avanzadas y severas, y no están bien alimentados… pues ese sustrato no nos ayuda cuando vamos a suministrar medicamentos contra la patología”.
La escasez y desabastecimiento de alimentos, así como el alto costo de la canasta alimentaria, carga con la salud de los más pequeños. “La más afectada es la población infantil, porque mientras más pequeño sea el niño, menos defensas va a tener” para enfrentar la enfermedad infectocontagiosa que produce toxinas que, de a poco, envenenan al cuerpo.
Otros factores que inciden es la falta de higiene. La proliferación de vertederos descontrolados de basura en cada esquina, así como la precaria educación sanitaria que conmine al ciudadano a mantener limpias sus áreas comunes, “mantiene atmósferas contaminadas donde hay todo tipo de infecciones en el aire, también están los vectores (zancudos) que transmiten el dengue y el paludismo… son un conjunto de cosas que van a permitir que estas cosas sigan pasando”.
Gobierno silente
Las cifras oficiales sobre difteria y cualquier otra enfermedad permanecen ocultas en Venezuela, por orden del Gobierno. Desde julio de 2015 no hay actualización pública del boletín epidemiológico, por parte del Ministerio de Salud, quien previamente lo había suspendido en octubre de 2014.
“El Gobierno piensa que escondiendo las cosas, no va a pasar más nada. Pero la situación está grave. Aquí los pacientes están sufriendo todos los días porque no consiguen un tratamiento”.
Por ejemplo, recuerda que el repunte del paludismo en Ciudad Guayana ha sido considerable, “como nunca antes visto”, y la escasez del tratamiento obliga a los pacientes a trasladarse prácticamente a diario a los ambulatorios, para recibir la dosis requerida.
“Aquí se olvidaron de la parte preventiva. El sistema de salud está desmantelado. Se acuerdan de Santa Bárbara cuando llueve”, haciendo referencia al operativo de vacunación por difteria el año pasado, al conocerse las muertes. “La educación sanitaria tiene que ser permanente, las campañas de eliminación de vectores, la fumigación para acabar con las plagas y prevenir el paludismo… Estas cosas van a seguir pasando si el Estado no corrige todo esto”.
Fuente: Correo del Caroní
Fecha: 23 de enero de 2017