El mercado automotor tiene días de agonía en 2017. Y es que el cierre de 2016, la industria automotriz finalizó con saldos negativos, se desplomó la producción en 84,43 por ciento menos. De 18 mil 300 unidades que se produjeron en 2015 cerró en dos mil 849 automotores, según datos de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez).
Las sietes empresas ensambladoras retrocedieron en la actividad industrial. General Motors Venezolana y Mmc Automotriz tienen las bajas más drásticas. La producción desapareció de las plantas ubicadas en el país, lo que supone una tendencia desalentadora para el inicio de año.
Cavenez reporta desde 2014 los obstáculos para importar las piezas a ser ensambladas. La falta de divisas somete el funcionamiento de las plantas y sepultan las ventas. El retroceso está en 82,89 por ciento menos, de 17 mil 585 unidades cayó a tres mil ocho.
El Gobierno intervino en el sector firmando acuerdos para figurar como salvador de la industria. En 2011 se acordó con la empresa Consorcio Industrial Venezolano de Tecnología China, (Civetchi) ensamblajes de vehículos comerciales, marca Dongfeng.
En febrero, mediante decreto presidencial 2.732 ordenó la expropiación de la empresa que ya controlaba con 51 por ciento de la participación accionaria. Decidió la “adquisición forzosa de los bienes muebles, inmuebles, tangibles e intangibles, bienhechurías, instalaciones, maquinarias y materiales”.
La paralización técnica de la industria automotriz arrastra los sectores de las aseguradoras y de los talleres mecánicos. Las consecuencias son en simultáneo. Eudomar González, presidente de la Asociación de Vendedores Importadores de Repuesto Automotriz del estado Zulia, resaltó, a La Verdad, que los negocios que dependían de las seguradoras cerraron.
En Zulia, estimó 120 talleres con santamarías abajo. «Las aseguradoras no quieren reconocer los aumentos de la baremos de acuerdo a como está la inflación”. Diferente sucede con los comercios de ventas de repuestos que desaparecen uno y aparecen otros que trabajan en oficinas pequeñas, sin inventarios en exhibición y bajo unas condiciones de “estado de clandestinidad”.
González, advirtió que hay empresarios y “oportunistas”. Mientras unos cumplen con las leyes, los otros aprovechan el quiebre del comercio formal para crear “distorsiones”, que surgen de los controles. Pidió a quienes se mantienen en la legalidad seguir trabajando. Confió que el Gobierno tiene que buscar la manera de crear condiciones.
Fuente: La Verdad
Fecha: 05 de marzo de 2017