Alfonso Morales cosecha hortalizas en Bailadores (Mérida) y Evaristo Febres produce leche y queso en Maturín (Monagas). A las dificultades que en los últimos años enfrentan los productores en Venezuela, desde el mes de marzo se sumó la escasez de gasolina.

La llegada del coronavirus a Venezuela coincidió con la escasez de gasolina. Un plan de racionamiento se aplica desde abril y pese a que los productores están en esa lista, en la práctica es poco lo que reciben para sus cosechas.

Morales contó vía telefónica a Efecto Cocuyo la realidad en Bailadores. Este poblado merideño es de vocación agrícola y pese a que cuentan con una estación de servicio, solo los están abasteciendo cada dos semanas.

“No hay gasolina en Mérida, solo para ambulancias y los enfermos, las personas que están dializando y las emergencias. Solo a las motos solo surten cinco litros cada 15 días”, dijo.

Bailadores y La Grita (Táchira) son los mayores productores de hortalizas del país. Y mientras se restringe el combustible, solo están abasteciendo a los transportistas de alimentos con algo más de regularidad.

Como ocurre en el resto del país, el cobro en dólares por el combustible se ha multiplicado y Bailadores no escapa a esa realidad.

Morales aseguró que uno de sus tíos tiene una cosecha grande de papas. Pero desde ya está en preocupados, porque corren el riesgo de no poder colocar ese producto.

“Al principio de la cuarentena estábamos asustados y todavía estamos asustados. Tengo un tío que tiene cosecha de papa inmensa, le falta dos meses, pero hace dos días una tía dijo que si arranca la cosecha y sigue la escasez de gasolina no se podrá sacar”.

Esta escasez ha disminuido hasta un 30 % la distribución de las cosechas en Bailadores, según calcula Morales.

Menos gasolina y menos producción

Al otro extremo en su finca en Maturín, Evaristo Febres tiene una realidad parecida. A los productores de Monagas los abastecen una vez por semana. Si tienen carros les surten 30 litros y los que tienen camiones les permiten cargar solo 50 litros de gasolina.

“Hay productores que tienen finca lejos. En ir y venir se les acaba el combustible. Muchas fincas necesitan de gasolina para motobombas para surtir de agua al ganado o el sistema de riego. En Aparicio (Piar) y la zona de Caicara no están funcionando correctamente los sistema de riego”, mencionó.

La poca gasolina provoca pérdidas, retrasos y menos producción. Febres detalló vía telefónica que el queso que produce es de menor calidad desde que hay escasez. Deben almacenarlo por una semana y además se enfrentan a los continuos cortes eléctricos.

“Estamos a destiempo, las tierras deberían estar trabajadas para la siembra pero no se puede hacer por la falta de gasolina, se va a perder el ciclo de siembra”, advirtió.

Cosechas en riesgo

La misma alerta la hace el presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), Aquiles Hopkins.

El ciclo invierno, cuando se cosecha el maíz, no ha arrancado. Desde la organización estiman que este año con mucha dificultad podrían sembrarse 100 mil hectáreas de este rubro. Serían 20.000 menos que el año pasado y solo alcanzaría para abastecer 15 % del consumo nacional.

“Lo que hoy estamos consumiendo de alimentos y hortalizas es lo que se sembró hace cuatro y seis meses, estamos teniendo problemas para sacar cosechas”, resumió sobre las fallas de gasolina y cómo afecta al sector.

Pese a los anuncios de la administración de Nicolás Maduro sobre la llegada de cinco tanqueros con gasolina iraní, economistas estiman que los 1,5 millones de barriles de gasolina que traerán apenas alcanzará para un mes de abastecimiento.

“Este año todo va a depender de la situación del combustible y los insumos que no han terminado de llegar al país y que son traídos íntegramente por el sector privado”, sostuvo Hopkins.

Y añadió: “Es un problema enorme, en la recolección de cosechas y en la nueva siembra, un problema importante que estamos enfrentando”.

Menos carne y menos consumo

Para la Federación de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) la realidad es la misma. Los productores de ganado, queso y leche, no pueden resolver sin acceso a la gasolina.

Armando Chacín, quien está al frente de la organización, dijo que antes de la pandemia la industria trabajaba al 30 % de su capacidad instalada, pero desde el 13 de marzo lo hace al 12 %.

“No hay posibilidad de arrime hacia empresas transformadoras, se ha reducido el tema del combustible… tienen entre la espada y la pared a toda la cadena de producción”, detalló.

Ante la actual realidad, los ganaderos se dedican a la producción de queso porque no pueden llevar la leche a las empresas procesadoras. Y después que fabrican deben atender cómo llevan ese producto a los centros de comercialización.

En el caso del Zulia, los productores de Machiques a lo sumo pueden llegar hasta Maracaibo y en el mejor de los casos a Táchira y Mérida, pero han dejado de hacerlo al centro del país.

Son los productores de Apure y llanos centrales los que pueden colocar el producto terminado a Caracas y los estados vecinos.

Chacín recordó que en la década de 1990 los ganaderos venezolanos producían el 97 % de la carne que se consumía en Venezuela, ahora solo pueden abastecer el 40 % del mercado.

Pero aunque venden la carne al precio más accesible de Latinaomérica, los venezolanos no pueden pagar los precios actuales.

“De 65 kilos de carne per capita en la década de 1990, ahora según cifras de las FAO, el consumo de los venezolanos es de  16 kilos per capita y eso incluye  carne de res, pollo y pescado”.

“Queremos que se recobre el poder adquisitivo del consumidor venezolano, todavía barata no se la pueden comer”. En el país los ganaderos pueden, en condiciones normales, producir 240 mil toneladas de carne de res al año.

Con información de Efecto Cocuyo

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