Muchos profesionales que están preparando su documentación para emigrar a otros países han tenido que deshacerse de sus bienes para poder cubrir los gastos que eso encierra
Con la fiel convicción de querer mejoraran su calidad de vida, no sólo tienen que afrontar la realidad de separarse de sus seres queridos, también deben contar con más de Bs 16 millones para poder partir.
Muchos deben comprar dólares en el mercado paralelo para adquirir el pasaje, y contar con un soporte en efectivo al momento de salir de Venezuela e iniciar esa nueva etapa de vida.
Para este trabajo se ha tomado como referencia Chile por ser uno de los destinos más solicitados por los venezolanos en los últimos meses. Argentina, Perú, Ecuador, Trinidad y Colombia también figuran entre las opciones principales.
Actualmente un boleto de avión para tierra chilena, que debe hacerse con la divisa estadounidense, tiene un costo de $950 (ida y vuelta), lo que equivale a Bs 7 millones 885 mil.
Una vez que culmine el proceso de apostilla y legalización, debe disponer de unos $1.000 (Bs 8 millones 300 mil) para gastos de hospedaje y movilización en el exterior, mientras logra estabilizarse.
Aunque la legalización y apostillado de documentos, son servicios gratuitos, generan desembolso en fotocopias y estampillas, lo cual llega a representar unos Bs 275 mil.
Desgaste y gastos
El médico cirujano Alí Duarte es uno de los venezolanos que decidió emigrar, pues considera que la retribución económica que obtiene en el hospital Luis Razetti de Barcelona, y la que le generan sus consultas privadas son insuficientes para garantizarse calidad de vida.
“La crisis económica y grave empoderamiento del actual régimen en Venezuela me obligó a tomar una dura decisión. Creo que el Gobierno ha desgastado la posibilidad de que financieramente nuestro país se levante a corto plazo”.
Fue a mediados de 2016 cuando decidió mudarse a Santiago de Chile, como muchos de sus colegas que han logrado emigrar y ejercer su profesión en otro país.
“Tres amigos cercanos a la familia se fueron para Chile y Argentina. Allá en menos de un año han podido alquilar apartamentos y amueblarlos sin necesidad de sacrificar su profesión”.
Cuenta que su hermano mayor, quien acaba de obtener el título de abogado, trabaja en Venezuela como taxista para poder ayudar a sus padres con los gastos del hogar. Ese hecho lo ha impulsado en sus planes de emigrar.
“Pero esto no es como soplar y hacer botellas. Quien quiere ejercer su profesión en otros países debe legalizar y apostillar cada uno de los documentos que avalan la profesión”.
Duarte revela que lo más difícil que ha tenido que afrontar es la solicitud de citas para los trámites universitarios.
Una vez que decidió partir al extranjero solicitó la carga académica, notas certificadas, pensum y la unificación del programa, protocolo en el que asegura haber gastado Bs 40 mil.
Paralelamente tramitó la legalización y apostilla de su título universitario, pues aunque algunos amigos le indicaron que no los necesitaría, prefirió tomar sus previsiones.
Los documentos universitarios tuvo que llevarlos al Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, ubicado en la ciudad de Caracas, a donde viajó dos veces y gastó Bs 24 mil en pasaje.
“Quienes egresan de universidad privadas deben saber que el título viene certificado”.
Allí no termina la historia, pues el galeno ha tenido que legalizar y apostillar la carta de soltería, declaración jurada y certificar el acta de nacimiento, además del resumen penal que obtuvo vía internet.
“Lo más difícil es la solicitud de la cita para la Gestión de Trámites Universitarios (GTU), es difícil obtenerla y cuando se logra es para dos meses después que se pidió”.
Cada uno de los documentos se apostilla y legaliza a través de registro civil, donde, según Duarte, no exigen cobro alguno. Sin embargo, la adquisición de copias y estampillas las paga el solicitante.
El galeno no ha sido el único en intentar superar todos estos trámites. La farmacéutica Lourdes Mendoza también asumió el compromiso.
“En el momento que decidí emigrar comencé a investigar al respecto y me encontré con grupos de Whatsapp de hermanos venezolanos que están en la misma situación y ellos me han podido orientar”.
Ella se propuso buscar soporte de su currículo, lo cual a su parecer le podría ayudar a ejercer su profesión en otro país, tal como lo logró su colega Leticia Lambrucco.
Cuenta que son al menos 15 documentos que se deben consignar para legalizar y apostillar en el Registro Principal..
“Los trámites engloban la legalización en materia civil, laboral, penal y educativa”.
Recuerda que haciendo los trámites tardó poco más de cinco meses y aún no ha podido viajar.
“La mayoría de los jóvenes que estamos emigrando enfrentamos la dura situación de tener que trabajar más para obtener el dinero y solicitar ayuda a familiares, amigos y conocidos para costear los gastos”.
Añade que los pasajes a Argentina, Perú, Ecuador, Trinidad y Colombia superan los $950 en aerolíneas del país, lo que a su parecer ha obligado a muchos a viajar durante una semana, o más tiempo por vía terrestre. Califica este tipo de recorridos como un arma de doble filo. “Además del peligro que esto representa, tenemos que tomar en cuenta que vamos cruzando fronteras que desconocemos y donde ignoramos el gasto que el viaje pueda representar, aunque normalmente no supera los $400 (Bs 3 millones 320 mil)” acotó.
“Tenemos que llevar al menos $1.000 (Bs 8.300) porque no sabemos qué nos encontraremos en el camino. Hay que buscar dónde vivir, amoblar el hogar y comprar alimentos, además de movilizarse en el extranjero”.
Estos testimonios revelan la cruda realidad de un profesional que con el fin de emigrar recurre además a las redes sociales y páginas para vender los artículos de su hogar.
Fuente: La Patilla / El Tiempo
Fecha: 26 de junio de 2017