El drama que viven los docentes en Venezuela no se limita solo a los  bajos sueldos que devengan estos profesionales; la tragedia se traslada a las condiciones en las que los maestros deben laborar en los centros educativos y a la situación que deben enfrentar a diario ante la imposibilidad de “auxiliar” a algún alumno con déficit alimenticio debido a que el Programa de Alimentación Escolar, PAE, es insuficiente y carece de proteínas.

En Cumaná, los educadores deben lidiar con una realidad que se repite en todo el territorio nacional. De acuerdo con cifras de las federaciones nacionales del magisterio más de 80% de la infraestructura escolar está colapsada, la prestación de los servicios públicos básicos en las escuelas nacionales y municipales como luz y agua es deficiente, y en muchos casos inexistentes y a ello, se la suman las  irregularidades en el programa de abastecimiento de alimentación escolar.

“Pretender iniciar el año escolar en estas condiciones en las que ni siquiera se garantiza la comida a los chamos, es temerario. Los niños se desmayan y ya los maestros no tienen para comprarles un desayuno”; así lo expresó Dayana Salazar, representante de una niña de cuarto grado en la escuela La Inmaculada, de Caiguire.

A casi un mes de haberse iniciado oficialmente el año escolar en Venezuela, la precariedad en la que se encuentran los maestros para ejercer de manera óptima sus funciones se ve afectada aún más ante la intermitencia del Programa de Abastecimiento de Alimentación Escolar, situación que ha sido denunciada por los representantes nacionales del magisterio.

Muchos son los representantes que a pesar de las dificultades llevan a sus hijos a la escuela “porque allí por lo menos van a comer” dice otra mamá de la unidad educativa Don Prieto Figueroa, ubicada en la avenida Gran Mariscal de Cumaná, que prefirió no identificarse. “Pero si no llega la comida no lo traigo, con hambre nadie aprende”, cuenta angustiada porque su sueldo no le alcanza para nada.

La realidad de las escuelas visitadas por Crónica.Uno  está reñida de alguna manera con la información de los entes oficiales, porque aun cuando en las dos primeras semanas del inicio del año escolar  recibieron alguna dotación de alimentos, no fue satisfactoria ni suficiente. No alcanzaba para toda la matrícula y menos, para asegurar 15 días de abastecimiento.

En la unidad educativa Juan Freites, ubicada en la calle Blanco Fombona de la capital sucrense con una matrícula de 524 estudiantes recibió la primera semana de clases solo pasta, leche y azúcar.  “En la semana del 20 de septiembre al 4 de octubre no recibimos dotación”, acotó la profesora Dionicia Cedeño coordinadora académica del referido plantel.

Sin embargo refirió la profesora Cedeño: “Aquí no solo atendemos a nuestros estudiantes regulares, también impartimos educación no convencional hasta sexto grado y atendemos  niños-espacios/comunidad. Estos últimos son los niños que no están en edad escolar, pero son la población vulnerable cercana a nuestra escuela”.

Mientras, en la escuela Andrés Eloy Blanco con una matrícula de 1000 alumnos fue abastecida con varios rubros  por el programa la primera semana de clases. Luego en la tercera semana solo recibió pasta y azúcar.

Una maestra, de esta institución, cuenta: “Entre todo el personal docentes hacemos una ‘vaca’ para comprar aliños y preparar una pasta que pueda ser mínimamente agradable para los chamos”.

Con información de Crónica Uno

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