La propuesta educativa del ministro Aristóbulo Istúriz el 16 de marzo fue que se establecería un programa de orientación pedagógica a través de la señal del canal del Estado, Venezolana de Televisión, como parte de la atención a distancia a los estudiantes mientras dure la cuarentena y la suspensión de clases por el COVID-19.

Sin embargo, la duración de las actividades por materia en el canal del Estado es de cinco minutos, 40 menos de los que comprende una hora académica normal (45). El primer día de clases televisadas se orientó a los símbolos patrios; la segunda clase, al amor a la patria; la tercera, adaptación del contenido para la Educación Especial, y la última fue sobre el coronavirus.

Los docentes deben hacer seguimiento a través de WhatsApp, correo electrónico y videollamadas, en un país que tiene alto índice en fallas de conectividad y cortes eléctricos. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos, 53 % de los hogares venezolanos no tiene acceso a Internet. El estudio igualmente revela que 51 % de los usuarios tiene fallas de conexión todos los días. El Internet móvil tampoco es una opción, la encuesta reveló que 57 % de los usuarios considera malo el servicio.

Una docente encargada de sexto grado en una escuela pública de Naguanagua, que prefirió dejar su nombre en reserva, comentó que el día 23 de marzo pudo concretar la comunicación con los padres para el envío del material educativo, porque las fallas de Internet y los cortes eléctricos hasta ese momento le impidieron comunicarse con los representantes.

Las fallas de Internet han obligado a los representantes, a buscar apoyo en mamás de los compañeritos, en este caso, de su hija de 12 años, para poder cumplir con las asignaciones encomendadas por la maestra de su pequeña.

Adelba Taffin, defensora de los derechos humanos y representante de la ONG Padres Organizados, señaló que los estudiantes de planteles educativos privados son los que están cumpliendo con el esquema de clases virtuales, porque pueden tener mejor acceso a Internet, cuentan con teléfonos inteligentes para el envío del material educativo, situación que no se replica en los alumnos del sistema de educación pública.

“Pienso que en las instituciones privadas los jóvenes van a recibir una mejor formación o por lo menos los directivos se van a esmerar en buscar que los muchachos tengan la continuidad de la educación que deberían tener si asistieran personalmente a clases. En las escuelas públicas eso no va ocurrir. Solo en algunos casos hay docentes que envían mensajes de textos o WhatsApp a los padres que cuenten con teléfono inteligente; en donde no se les da nada apegado al currículum, sino que se les ha mandado a hacer trabajos sobre el coronavirus, lo que hace dar continuidad al deterioro del proceso educativo en las escuelas oficiales”, sostuvo Taffin.

José Cazorla, presidente del Colegio de Licenciados en Carabobo, aseguró que los docentes de instituciones públicas no están preparados para dirigir desde sus viviendas las actividades que se asignan, así cuenten con la planificación escolar, porque no tienen en su mayoría conexión a Internet.

Pese a que los servicios de comunicaciones no funcionan de la mejor manera en Táchira, los padres deben ingeniárselas para reportar “la asistencia” de sus chamos a clases, pues quienes no lo hacen, o por alguna razón no tuvieron conexión en horas de la mañana, quedan inasistentes, esto en virtud de que a una hora determinada, 10:00 a. m., deben informar que los niños están “en clases”.

Y, al igual que en otros estados, el WhatsApp es la vía utilizada para reportar las “actividades” que realizan los niños.

Esto genera conflictos entre docentes y padres, pues si hay un corte de luz, algunos sectores se quedan sin servicio de datos y al momento de enviar la información no son tomados en cuenta porque lo han hecho fuera de la hora establecida.

De igual forma, los padres se quejan de que algunas de las asignaciones generan gastos que en el presente momento no están en condiciones de costear.

“Mandan a hacer un rompecabezas de Venezuela, no hay plata para ir a comprar cartón o anime, además todos los chinos y papelerías están cerradas… No hay cordura”, dijo Ligia Camejo, en una nota de voz a través de estos grupos.

Con información de Crónica Uno.

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