Los médicos del JM de los Ríos ya no recuerdan la última vez que el hospital recibió agua de manera continua. La intermitencia del suministro se ha convertido en un problema constante en la zona. Hasta el miércoles 22 de enero, las torres del principal centro pediátrico de Venezuela ya sumaban, al menos, una semana sin agua.

“Con solo entrar a las torres se siente el mal olor. La semana pasada no llegó agua en ningún momento”, dijo Sonia Sifontes, pediatra y presidenta de la Sociedad de Médicos del JM.

Los tanques los estaban surtiendo desde la toma de agua de los bomberos (hidrante de incendios) que está en la entrada del hospital. El personal y los padres de los pacientes hospitalizados han tenido que cargar tobos hasta los baños y las habitaciones en los servicios para poder asear a los niños, niñas y adolescentes internados en el centro ubicado en San Bernardino, Caracas.

La ausencia de agua ha provocado que enfermeras, doctores, estudiantes, familiares y pacientes no puedan lavarse las manos. La limpieza de cuartos y baños también se ha paralizado. Algunos trabajadores optaron por no usar los baños del hospital, pues, ante la falta de higiene, todos están expuestos a contraer infecciones.

Las intervenciones quirúrgicas también cesaron este lunes 20 de enero. Además de la falta de agua, trasladar a los pacientes se ha vuelto casi imposible. El ascensor que llegaba hasta los quirófanos centrales, ubicados en el último piso (7) de la torre de hospitalización, se dañó.

De los siete pabellones que hay en el área, seis dejaron de utilizarse por el déficit de personal de enfermería y anestesiólogos, y máximo dos funcionaban regularmente.

El quirófano del servicio de Hematología también se encuentra clausurado por falta de condiciones. Ya no practican procedimientos como punciones lumbares u otras operaciones necesarias para diagnosticar pacientes, por lo que dependen de los pabellones centrales. Tampoco pueden hacer análisis de laboratorio como hematologías, química sanguínea, exámenes de coagulación y pruebas para detectar hemoglobinopatías.

“Hay un niño al que no le hemos podido dar su diagnóstico. Tenía que hacerse unos estudios que ya no se hacen en el hospital y no había quién se los pagara. Conseguimos una donación y lo íbamos a meter esta semana en el quirófano central, pero no lo pudimos hacer porque no hay ascensor“, contó una doctora que prefirió resguardar su identidad.

Tras anunciar la suspensión de las consultas en Hematología, las autoridades del hospital ordenaron la remodelación del quirófano del servicio. Sin embargo, solo iluminaron el área y rasparon y pintaron una pared sin impermeabilizarla, en contra de las normas de bioseguridad que requiere el espacio.

“Las paredes de un quirófano deben ser lisas y lavables, pero dejaron toda la pared rugosa. Aunque pusieron una lámpara, el problema de infraestructura sigue igual”, agregó la especialista.

La Sociedad de Médicos exigió a la directiva respuestas sobre el suministro de agua, la limpieza, el déficit de personal y el estado de los servicios como Medicina II, que solo tiene cinco cupos; Hematología, que no recibe agua corriente desde hace un mes, y Cardiología, en cierre por falta de equipos para estudios básicos y personal.

Sin baños, con filtraciones e inundaciones

Al estar la mayoría del tiempo sin suministro, algunas llaves de los baños y otras áreas del hospital de niños JM de los Ríos quedan abiertas. Personal explica que cuando el agua por fin llega, se desborda y se filtra por los techos y las paredes.

Este miércoles 22 de enero entró agua al hospital, pero solo durante instantes. En la mañana, el techo del pasillo ubicado frente a la Terapia Intensiva Pediátrica comenzó a gotear hasta inundar parte del suelo.

En el JM de los Ríos cada día aumentan los baños cerrados, los cuartos clausurados y las filtraciones. En el servicio de Medicina II solo hay un baño operativo. Tampoco hay suministro de jabón, algodón y alcohol.

“Actualmente están clausurados los baños de enfermeras, médicos y residentes. Solo hay un baño operativo y es el de los pacientes, que se encuentra en deplorables condiciones y que debe compartirse con el personal”, indica el doctor José Soto, jefe del servicio de Medicina II.

En el servicio, pacientes oncológicos que deberían estar aislados permanecen hospitalizados al lado del único baño abierto en el área.

El servicio solo está en condiciones de alojar a cinco pacientes, 29 % de su capacidad original. Únicamente hay dos médicos adjuntos y hay noches en las que no hay enfermeras que supervisen los tratamientos de los niños hospitalizados. Tampoco hay extintores de incendio. El ala norte del servicio se encuentra demolida y los pacientes están expuestos a los escombros.

Tras los reclamos, las autoridades del centro de salud citaron a los doctores de la Sociedad de Médicos a una reunión, pero para el 6 de febrero, dentro de dos semanas.

Con información de Efecto Cocuyo

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