Una bandera blanca es un símbolo de paz en todo el mundo. Caminar con las manos alzadas, en extensión y sobre la altura de la cabeza, es signo  de ir de forma pacífica y con disposición de dialogar. En Venezuela, pareciera que  estas señales no tienen esta connotación para los cuerpos de seguridad del Estado.

Con la mayor saña del mundo, un grupo de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana actuó este lunes sin el mayor reparo y con la intención de comprometer la humanidad de quienes todos los días salen a las calles a manifestar su inconformidad con las decisiones del gobierno.

«Me cuesta creer que quienes nos atacan sean  efectivos que juraron respetar la Constitución. Será que les lavaron el cerebro? Se preguntó el gobernador Henrique Capriles, luego de las agresiones de las que fue objeto, cuando se retiraba de la movilización de este lunes.

Los oficiales sustrajeron artículos personales de los efectivos que acompañaban a Capriles, además de sus cascos y máscaras antigases.

«Cuando les reclamamos el por qué del atropello, la respuesta fue un cascazo en la cara», prosigió al afirmar que los golpes «sanarán con hielo» y que no es momento de abandonar la lucha, porque el gobierno le ha robado tanto a los venezolanos que les «robó el miedo».

El saldo de la represión ejercida contra la movilización de este lunes en Caracas, dejó al menos 257 heridos, 67 de los cuales fueron impactados por metras y 76 por perdigones.

Según reporte de Salud Chacao, un nuevo signo de agresión se sumó a los ya existentes, luego de la activación de la fase ll del plan Zamora: luxaciones en los hombros por el lanzamiento de bombas lacrimógenas o del chorro de agua que se dispara con la ballena.

Fuente: Prensa Henrique Capriles
Fecha: 29 de mayo de 2017

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