Tal como ocurrió hace una década con la reconversión monetaria que implicó eliminar tres ceros y olvidarse de términos en millones, algunos zulianos aplican su propia “reconversión” en la actualidad y así, en lugar de expresar que un bien o servicio cuesta un millón de bolívares, dicen mil bolívares; si se trata de mil bolívares, exclaman “un bolívar” o un “bolo”.
“Pan en 6 bolívares”, “Pasaje en 5 bolívares”, “Kilo de tomates en 20 bolos”, son parte de los carteles que se multiplican en el estado y en los que se eliminaron los ceros que correspondían.
“Esto es un retroceso porque ya habíamos superado eso de la reconversión, entonces, la gente quiere volver a ella, cuando en este momento todo lo que vas a comprar cuesta más de un millón”, expresó Tomás Sánchez, residente del sector La Rotaria.
Mientras que Mildred Lucena, publicista de 35 años, apuntó que esto genera “confusión”. “Hace unos días iba a contratar un servicio de internet y me dijeron que tenía que pagar 15 bolívares, pero no entendía a qué se refería. Resulta que el costo eran 15 millones”, relató.
Para Pablo Medina, profesor universitario de 52 años, este tipo de forma de hablar solo busca “disfrazar” los precios estratosféricos del mercado.
“Es más fácil para una persona hablar de miles en lugar de millones, pero con eso solo creamos una ilusión de que los productos están más baratos, pero en realidad subieron una barbaridad”, manifestó.
Cuando se aplicó la reconversión de 2008, la inflación cerró en 30,9%; sin embargo, hoy, en el contexto de esta “reconversión popular”, ya superó el umbral del 2.000%.
El director de la Academia de Economía del Zulia, Rafael Romero, expuso que esta práctica “tiene sentido” y es común en países con altos índices inflacionarios y de devaluación.
“Se trata de una adaptación que la gente está adoptando intuitivamente porque la palabra millón significa muchísimo dinero y aquí hubo décadas en donde las casas más caras apenas se vendían en 50 mil bolívares”, explicó.
“En economía la gente puede producir sus propias reconversiones y adaptaciones de la moneda, sin que nadie lo decrete”, recalcó.
El sociólogo Isaías Lescher, por su parte, se refirió al impacto emocional que ha tenido en la población el súbito aumento de las cantidades que maneja diariamente.
“Esto tiene implicaciones emocionales, tanto para los jóvenes, adultos y adultos mayores, ya que perciben que en la medida que se le agregan más ceros a la moneda, existe una mayor devaluación e inflación, pero una pérdida del poder adquisitivo y de la calidad de vida”, advirtió.
Apuntó que los adultos mayores son los más propensos a recurrir a una “reconversión popular”. “A ellos les ha costado mucho entender la nueva realidad económica”, argumentó.
Puntualizó que una consecuencia de este fenómeno es que la gente pierde la noción de cuánto es el valor de un billete y por lo tanto, puede pagar inadecuadamente o de más por un producto.
El profesor universitario opinó que este proceso no implicaba “disimular” la crisis económica del país. “Aquí todo el mundo está claro que cuando en su cuenta ingresa un monto con más ceros, ingresa más en términos nominales pero en términos reales es menos y puede comprar menos”, explicó.
Romero sostuvo, por su parte, que mientras continúe el alza de los precios, la población seguirá empleando su propia reconversión. No obstante, urgió a que se recupere pronto el valor y la credibilidad del bolívar.
Publicado por Panorama
29-01-2018