El anuncio del regreso a clases presenciales tiene opiniones encontradas entre especialistas, docentes y padres y representantes; aunque todos saben que la escuela es un espacio necesario para el desarrollo de los niños y adolescentes, aún existe temor a contagiarse de covid-19 en las instituciones.

Tal Cual 

Tras 18 meses de clases a distancia por la pandemia del coronavirus, Nicolás Maduro afirmó que el próximo mes de octubre se retomarán las clases presenciales, cumpliendo las medidas de seguridad y bajo el esquema 7+7. Después adelantó la fecha y dijo que «el 16 de septiembre arranca el nuevo año escolar con la formación de docentes, padres y representantes, para crear las condiciones rumbo hacia el inicio de clases presenciales».

En meses anteriores se habían realizado anuncios de vuelta a clases en varias oportunidades que resultaron infructuosos, pero esta vez parece que no hay vuelta atrás con la decisión.

El aviso del regreso a clases presenciales tomó por sorpresa a padres, representantes y maestros; pero con opiniones encontradas: están quienes consideran que es necesario volver a los colegios, pero otros que sienten temor ante la covid-19 porque insisten en que las condiciones no están dadas para retomar las aulas sin riesgo de contagio.

La mayor incertidumbre que se les presenta a los docentes es que, faltando pocos días para retomar las escuelas, aún el Ministerio de Educación no ha dado mayor información de cómo será la dinámica, según exponen algunos docentes.

La directora de un colegio privado de El Junquito, que prefiere el anonimato, dice que maestros y personal administrativo asistirán a la institución desde el 13 de septiembre para comenzar con actividades administrativas y consejo de maestros; pero insiste en afirmar: «Hasta el momento no sabemos cómo será el inicio del año escolar pautado para el 16 de septiembre», y dice que esperan los lineamientos para brindar mayor información a padres y representantes.

Entre volver y no volver
La indecisión de retornar a las aulas agobia a padres y maestros con temor a que sus hijos y alumnos se contagien de coronavirus por lo expuestos que pueden estar las escuelas. Muchos están conscientes de que el espacio escolar es vital para el completo desarrollo de los niños, pero la covid-19 no deja de infundir miedo.

Una maestra de una escuela en Chacao, quien también prefiere resguardar su identidad, dice no estar de acuerdo con el regreso a clases presenciales porque «nosotros, como personal, no sabemos con qué vienen los niños de sus casas, hay personas en la comunidad que tienen covid-19 y no lo sabemos».

De la misma manera, explica que el regreso a clases presenciales no implica que todos los estudiantes vayan al mismo tiempo a la institución. Agrega que por cada semana flexible se atenderá a un número determinado y reducido de estudiantes por salón y que la semana radical se dictarán clases en línea.

Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados (Andiep), Fausto Romeo, considera urgente que los alumnos vuelvan a las aulas y es una propuesta que están realizando desde noviembre de 2020 porque es necesario evaluar cuántos estudiantes están incorporados al sistema educativo, cuántos maestros y profesores se van a incorporar, cuántos hacen falta «porque en Venezuela para tener unas actividades con 8.500.000 estudiantes, incluyendo al sector público y desde primaria a bachillerato, se requieren no menos de 300.000 maestros y no menos de 120.000 obreros, personal de mantenimiento, cocineras, administrativo; entonces, necesitamos volver a las aulas, a la presencialidad».

Para Romeo también es preciso que los alumnos retomen sus espacios educativos para conocer cuántos niños y adolescentes están afectados psicológicamente, lo que afirma «es lo más importante».

Sin embargo, Fausto Romeo reconoce que las infraestructuras del sector público no están acondicionadas, no están limpias, no hay agua permanente y que los salarios de los docentes de esta fracción no son dignos a pesar del reciente ajuste salarial; condiciones que sí están dadas en el sector privado.

En este sentido, Katiuska Russo, secretaria nacional de educación de Primero Justicia, condena que padres, representantes y docentes no hayan sido consultados sobre la decisión de retornar a las aulas sino que haya sido una decisión unilateral del Ejecutivo. Reconoce que las clases a distancias fueron «un fracaso», pero asegura que «en este momento no están dadas las condiciones, en ninguno de los niveles y modalidades, para el regreso (presencial)».

Añade que en el país menos de 12% de los venezolanos tiene el protocolo completo de vacunación; lo que considera delicado para el momento de la pandemia que se vive.

Russo también se interroga si las escuelas cuentan con el mobiliario necesario para que los estudiantes vuelvan a clases como mesas, sillas, pupitres, pizarrones, entre otros, y si el Ministerio de Educación va a garantizar protocolos de bioseguridad, pues asevera que hay instituciones que no cuentan ni con desinfectantes básicos para la limpieza.

«Para el inicio el año escolar 2021/2022 a nivel presencial se requieren de condiciones serias, y las mínimas serían: adecuación de todas las infraestructuras, dotación de pupitres, mesas, sillas, salario justo y suficiente para los docentes; aunado a todos los elementos que sostienen su seguridad social como HCM, seguro de funerario y garantizar la plantilla completa en cada institución de personal calificado», detalla la profesora Russo.

De la misma manera, la secretaria nacional de educación de Primero Justicia pide evitar las improvisaciones y poner en riesgo la salud de estudiantes, profesores, trabajadores de la educación y familia en general con el regreso a clases presenciales.

Regreso a clases presenciales progresivo
Fausto Romeo expone que el regreso a clases presenciales debe ser progresivo, escalonado y diversificado, con distintos protocolos para cada nivel de la educación, y recalca que los estudiantes en edad preescolar son los que necesitan volver a las aulas de manera más urgente porque «el ser humano se desarrolla precisamente en los siete primeros años de vida».

Ejemplifica que se podría comenzar con dos o tres días a la semana, por tres o cuatro o horas, con grupos burbujas (seleccionar algunos salones para que asistan y otros no, con una cantidad limitada de estudiantes) y que sean grupos que se mantengan siempre.

«No necesitamos un 7+7, tenemos que hacerlo permanente porque los colegios pueden hacer un distanciamiento entre los estudiantes en grupos burbujas», propone el representante de Andiep.

En cuanto al horario laboral, Fausto Romeo considera que no se debe trabajar más allá de las 12:00 o 1:00 pm porque debe haber un proceso de desinfección de los espacios; por lo que exige que todas las instituciones tengan agua de forma permanente.

Romeo también dice que no puede existir un parámetro único para las 28.000 instituciones educativas que existen en el país, incluyendo las 4.000 del sector privado; por lo que cada escuela o colegio debe ir creando y cumpliendo una serie de pasos según sea su realidad.

Con información de Tal Cual

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