Adán Coromoto Chávez es el cuarto ministro de Cultura durante el gobierno de Maduro, luego de Fidel Barbarito, Reinaldo Iturriza y Ñáñez. De estos años quedan la Ley Orgánica de Cultura –que algunos consideran debe ser derogada– y la Encuesta sobre Imaginarios y Consumos Culturales, que arroja cifras negativas para la gestión del despacho.
Muchos se preguntan cuál es la relación que Chávez puede tener con el sector; si realmente comprenderá sus necesidades o las deudas que el Estado tiene con él. Carlos Guzmán, director del Ininco, piensa que se avecina un proceso de radicalización ideológica: “Él no va a llegar pensando en un sistema nacional de teatro o cómo salvar el patrimonio. La jugada es política”.
La ensayista Gisela Kozak aseveró que “la gestión cultural en el régimen de Maduro ha sido ineficaz, inepta y con mucho énfasis en el espectáculo, con el poco dinero que hay. No ha sentado las bases para el futuro en términos de institucionalidad, enseñanza, estímulo a la creación, los nuevos públicos. Los logros de venezolanos específicos no tienen nada que ver con el gobierno”.
El escritor y gestor Antonio López Ortega remata: “El nombramiento de personas no aptas en el campo es un insulto para la cultura. Pero eso no es nuevo. Son una burla para la gestión pública. Aquí no se designan expertos, sino adeptos; gente con voz propia, sino fieles”.
CON INFORMACIÓN DE: EL NACIONAL
06 DE ENERO DE 2017