En Venezuela el acceso a servicios básicos es irregular. Las fallas eléctricas, la falta de agua o gas son una constante. El nuevo esquema de comercialización de combustible había aliviado un poco las colas que empeoraron en marzo, sin embargo, el ascenso del COVID-19 impone nuevas restricciones.
Un nuevo esquema para vender combustible que lleva 26 días en ejecución no resolvió del todo los problemas que aquejan a la población. Con el paso de las semanas la oferta de gasolina subsidiada disminuye, mientras que el negocio de las bombas dolarizadas parece robustecerse. Ahora el aumento de casos por COVID-19, que en las últimas tres semanas casi se triplicó, también amenaza con restringir aún más la compra de gasolina para quienes viven en el interior del país.
Esta semana es de cuarentena estricta para la nación, según órdenes del gobierno de Nicolás Maduro, ante el repunte de casos por el nuevo coronavirus. La venta de gasolina quedó restringida en algunos estados como Táchira, Sucre, Bolívar o Zulia.
Mónica Durán estuvo cinco horas en una cola el jueves 25 de junio para llenar el tanque en una estación de Cumaná, estado Sucre. Se indigna al recordar que los guardias que custodiaban la bomba dejaron pasar como a 14 vehículos sin respetar a quienes esperaban su turno. Relata que a partir de las 4:00 p. m. la jornada se vuelve más lenta, como si se tratara de una «operación morrocoy».
Mónica cuenta que mientras permanecen en esas colas no pueden ir al baño y deben aguantar en medio del calor y el hambre. De 12 estaciones de servicio que hay en Cumaná solo cuatro estaban operativas el jueves 25 de junio. Este viernes 26 junio, Julio Barrios jefe de ZODI Sucre, informó que desalojarían todas las estaciones de servicio debido a la propagación del COVID-19.
En algunas gasolineras del municipio Maturín, estado Monagas, se registraron colas esta semana pese a la cuarentena radical anunciada por el Gobierno.
El 1° de junio Venezuela registraba un total de 1662 casos por COVID-19. Tres semanas después la cifra casi se triplicó y asciende a 4779, de acuerdo con el último reporte del gobierno de Nicolás Maduro emitido este 26 de junio. El número de personas fallecidas se ubicaba en 41.
En Táchira la venta de gasolina subsidiada y dolarizada quedó suspendida. La última vez que se expendió combustible subsidiado fue el sábado 20 de junio y para las placas que terminaban en 6. Solo quienes tienen salvoconducto pueden abastecerse esta semana en una única bomba autorizada.
En Venezuela el acceso a servicios básicos es irregular. Las fallas eléctricas, la falta de agua o gas son una constante. El nuevo esquema de comercialización de la gasolina había aliviado un poco las colas que empeoraron en marzo, sin embargo, el ascenso del COVID-19 impone nuevas restricciones.
En estas primeras semanas las autoridades abastecieron las estaciones con gasolina proveniente de Irán. Cinco buques arribaron a Venezuela desafiando las sanciones de EE. UU. que pesan sobre ambos países y trajeron 1,5 millones de barriles entre gasolina terminada y otros aditivos como alquilatos.
Las opciones para abastecer la demanda de combustible local no abundan debido a la poca capacidad de refinación que tiene el país y a la disminución de sus ingresos. La caída sostenida de la producción petrolera y el desplome de los precios acentuaron la crisis que atraviesa la industria.
El secretario de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), Iván Freites, estima que en este momento la refinería Cardón solo produzca unos 25.000 barriles de gasolina terminada, mientras que El Palito genere entre 7000 o 10.000 barriles. Ambas habrían comenzado a operar en los últimos meses. Las refinerías venezolanas tenían capacidad instalada para producir 1,3 millones de barriles de combustible al día.
En el estado Zulia, donde hay un foco de casos detectados en el mercado Las Pulgas, el despacho también quedó restringido. En Maracaibo solo cuatro estaciones son subsidiadas y la mayoría está cerrada. No obstante, las bombas con venta dolarizada están abiertas con poca afluencia de clientes. En esa región el mercado negro se mantiene y algunos ofertan cinco litros de gasolina por $4.
Nada cambia para los trabajadores
El aumento de precio de la gasolina que llevó el litro subsidiado de Bs. 0,00006 a Bs. 5000 y otra de venta libre a $0,50 no ha representado mejoras para los trabajadores. La Futpv segura que hasta ahora no les han hablado de aumentos salariales. En las refinerías el sueldo de un gerente puede ubicarse en unos $10 mensuales, mientras que el de un obrero equivale a $4 al mes. Otros pagos que reciben son bonos o dos pollos semanales.
En Carabobo, desde el 22 de junio, 10 estaciones de servicio de 90 que hay en el estado laboran con horario de 24 horas. Las colas han disminuido, pero las fallas en el sistema biométrico se mantienen debido a la falta de conectividad en las máquinas.
Desde el 23 de junio en el estado Bolívar solo los sectores priorizados y quienes lleven salvoconducto pueden abastecerse. En Ciudad Guayana hay tres estaciones habilitadas: dos en Puerto Ordaz y una en San Félix. Todas cierran un poco antes de mediodía debido a que hasta esa hora está permitido el libre tránsito.
Las estaciones dolarizadas las han abastecido con entre 13.000 y 23.000 litros desde el 25 de junio. Las autoridades de Bolívar no han informado hasta ahora si a partir del lunes 29 se retoma el abastecimiento de gasolina para todos los conductores bajo el sistema de terminal de placa.
A medida que se propaga el COVID-19 crecen las restricciones para obtener combustible en el país. A juicio del secretario de Futpv, la gasolina iraní se acaba, por lo que las autoridades estudian la manera de que sean los privados quienes importen combustible. Las sanciones de Washington restringen los negocios entre el Estado venezolano y el exterior. La entrada del sector empresarial sería un escape para seguir abasteciendo el mercado.
Con informaciòn de Crónica Uno