En el asfalto caraqueño se conoce de cerca el rostro de la represión. Tras más de 60 días de protestas, las historias de lo que viven los manifestantes están a flor de piel.
Un joven, quien resultó detenido durante el día 61 de las movilizaciones y quiso mantener en el anonimato su identidad por miedo a represalias, contó el pánico y terror que vivió al ser sometido a torturas, trato cruel, inhumano y degradante, además de ser robado y extorsionado.
“Estaba comiendo junto a mi esposa en la feria del centro comercial Ciudad Tamanaco, cuando vimos que entró la Guardia. Nuestra reacción fue la de correr simplemente por miedo a que nos lanzaran bombas o comenzaran a disparar”.
Junto a 10 hombres más fue trasladado a las inmediaciones de La Carlota y liberado en horas de la madrugada en Plaza Venezuela, sin franela y sin zapatos.
“Me pidieron dinero a cambio de liberarme. Me golpeaban una y otra vez. Me amordazaron y cubrieron con una sábana, y una vez tapado me lanzaron una bomba lacrimógena que me hizo desmayar. Sentí miedo de morir y saber quién se haría cargo de mis dos hijos pequeños”.
Ante hechos como estos, las palabras del Ministro de la Defensa cobran total ambigüedad, porque no se puede entender como “el Estado protege las manifestaciones pacíficas, porque así lo contempla la Constitución”, pero despliega, funcionarios y vehículos blindados para dispersar a manifestantes que exigen llegar a las sedes de los Poderes para expresar su descontento con la situación actual del país.
El diputado por el Bloque de la Unidad, José Manuel Olivares denunció este viernes, que solo esta semana las fuerzas de seguridad del Estado han herido a 1.000 personas en las protestas que se han registrado en todo el país.
Detalló que desde abril, cuando comenzaron las protestas, se han registrado 25 fracturas de cráneo, 50 fractura en brazos y piernas; y un total de 15.000 heridos en todo el país. El promedio de lesiones en mayo es de 250 por día.
Fuente: Prensa Henrique Capriles/ Maria Carolina Naranjo
Fecha: 02 de junio de 2016