La decisión fue tomada en Washington por temor a un recrudecimiento de la crisis en Venezuela. A los familiares de los diplomáticos de Estados Unidos les dieron 72 horas para salir del país.
La medida fue extensiva para todo el personal que no tenía una actividad esencial. También podían hacerlo aquellos funcionarios que contaban con un familiar con alguna discapacidad. Asimismo, los funcionarios podían aducir que era necesario para ellos abandonar Venezuela.
La comunicación oficial que la opinión pública conoció el jueves rezaba: “Debido a disturbios sociales, crímenes violentos y la falta generalizada de alimentos y medicinas. La situación política y de seguridad en Venezuela es impredecible y puede cambiar rápidamente”.
La medida del Departamento de Estado se notificó a la embajada estadounidense en Caracas el miércoles. El jueves se inició la salida, que continuó viernes y sábado, previo a la jornada de la elección de los constituyentes del domingo.
“Claro que la situación se dificulta porque los vuelos ya no son tantos, ya no está la aerolínea Avianca y pronto se va Delta”, dijo una fuente allegada a la misión norteamericana.
Usualmente la decisión de salir del país la toman las familias y lo convienen con la embajada. Es lo que se llama una Salida Autorizada. Pero en este caso Washington mandó el retiro de los familiares, lo que se conoce como una Salida Obligatoria.
El procedimiento está establecido en el Departamento de Estado y se hace tras una serie de evaluaciones con las jefaturas departamentales en el país que le llevan la información a la cabeza de la misión y esta la transmite a la capital estadounidense, que finalmente es donde giran los lineamientos a seguir por las oficinas diplomáticas.
Ante escenarios de crisis que se empeoran, los próximos pasos en la escala de la Casa Blanca son el retiro del personal no esencial de la misión diplomática, básicamente trabajaría con el mínimo de personas para mantener las funciones vitales de la legación. Posteriormente, ocurre el retiro total, como fue el abandono de la embajada estadounidense tras la guerra de Vietnam en abril de 1975. Claro que para llegar a ambos casos debería suceder muchas cosas que planteen un escenario terrible de violencia generalizada.
Fuentes cercanas a la delegación revelaron que la orden de salida de Venezuela había sido debatida por largo tiempo –más de un año– y finalmente se produjo el jueves. La intención es garantizar el mejor funcionamiento de la embajada, poder suplir por más tiempo las necesidades básicas de los diplomáticos estadounidenses, tales como agua, alimentos, medicinas e Internet, además de proteger a sus seres queridos.
Las fuentes también revelaron que el cuerpo diplomático no está preocupado porque se produzca violencia en el país, por lo menos no algo que atente su integridad, como lo que ocurrió en Bengasi, Libia, o en invasiones o guerras. Sin embargo, la decisión se tomó por el temor a un recrudecimiento de la crisis en Venezuela.
A partir de ahora y en 60 días, Washington debe reevaluar si es prudente o no volver a traer a las familias de su personal en el país. Las fuentes señalaron que la decisión también se tomó en este momento porque era la última ventana de oportunidad antes de que inicie un proceso que no se sabe en qué puede parar o degenerar.
Fuente: El Estímulo
Fecha: 29 de julio de 2017