La desnutrición aguda y el retraso del crecimiento han sido los déficits prevalentes en los niños evaluados por Cáritas en Venezuela en los últimos cinco años.
Caracas. Cáritas Venezuela identificó que la desnutrición aguda alcanzó un 12 % en 2020. Insisten en que el retraso del crecimiento se ha acumulado de forma sostenida desde 2016 y la escala del problema se ha mantenido por encima de los umbrales internacionales de manera consistente.
Susana Raffalli, investigadora de Cáritas Venezuela, indicó este 5 de noviembre que los datos fueron provienen de la evaluación de los niños del programa Saman durante el período 2017-2020 y utilizaron los patrones de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El propósito de este trabajo fue identificar en qué edades hay retrasos de crecimiento, así como exigir la reprogramación de las estrategias para abordar el problema en el país.
Raffalli alertó sobre el retraso del crecimiento como consecuencia de la desnutrición crónica y explicó que fue más frecuente identificarlo en los primeros dos años de vida de los niños. Además, un 41 % de los casos estudiados arrojó que el pico de prevalencia ocurre específicamente entre los 20 y 22 meses de edad. Resaltó que hay mayor incidencia en las niñas con respecto a los niños.
En relación con la concurrencia de la desnutrición aguda y crónica expuso que:
Solo 4 % de los niños evaluados padecen de desnutrición aguda y retraso del crecimiento simultáneamente.
La desnutrición aguda fue identificada en 13 % de los niños con retraso del crecimiento.
El retraso del crecimiento lo detectaron en 33 % de los niños con desnutrición aguda.
Los niños con desnutrición aguda tienen 1,09 veces más probabilidades de sufrir retraso en su crecimiento con respecto a los niños que tienen su peso y estatura adecuada.
Los niños con retraso del crecimiento tienen 1,085 veces más posibilidades de caer en desnutrición aguda que sus pares con buen crecimiento.
Raffalli acotó que la desnutrición aguda aumenta la probabilidad de tener retraso de crecimiento y viceversa.
Resultados de la privación nutricional
La desnutrición aguda y el retraso del crecimiento han sido los déficits prevalentes en los niños evaluados por Cáritas en Venezuela en los últimos cinco años.
La investigadora de Cáritas declaró que todos los niños evaluados mostraron algún grado de retardo del crecimiento: “Todos tienen su potencial de desarrollo comprometido por ese déficit, califiquen o no como niños con talla baja moderada o severa”. Agregó que hallar estos niveles de retraso en el crecimiento infantil son indicadores de que la privación nutricional de estos niños comenzó aproximadamente en 2014.
Más de un tercio de los niños que admitimos en nuestros programas de recuperación nutricional egresarán con retraso de crecimiento. Si no se les acompaña, ese tercio de los niños que damos de alta, regresarán”, alertó.
Raffalli recalcó que la desnutrición se instala en edades muy tempranas y por eso es el mejor momento para prevenir y mitigar. “El periodo de edad hasta los dos años nos ofrece una ventana de oportunidad para evitar este retraso en el crecimiento”.
Indicó que casi el 90 % de los niños que asisten a Cáritas tienen retraso del crecimiento y no padecen de desnutrición aguda. También explicó que las niñas pueden presentar un retraso de crecimiento de casi siete centímetros cuando cumplen cinco años de edad, que a largo plazo puede traer problemas perinatales y posiblemente una alta tasa de mortalidad materna. Los niños de este mismo grupo etario pueden tener un retraso de crecimiento de cinco centímetros.
Resaltó que una de las posibles causas del retraso de crecimiento de los niños haya empezado desde el útero, es decir, durante la gestación de la madre, al no tener acceso a una alimentación balanceada.
Reestructurar los protocolos de atención nutricional
La experta en seguridad alimentaria y nutrición pública considera que el retraso de crecimiento en Venezuela demanda un replanteamiento de enfoques para los niños que asisten a los programas de atención social.
La información que cada niño revela sobre la cronicidad de su desnutrición tiene que guiar nuestros programas, aunque la desnutrición aguda determine las prioridades programáticas y de financiación en las emergencias humanitarias”, explicó.
Además enfatizó que se debe incluir la desnutrición crónica entre los criterios y protocolos de programación para mantener a los niños menores de dos años bajo atención para su protección social y generar más opciones para las mujeres en gestación y las madres lactantes para garantizar una educación nutricional efectiva.
“Este avance progresivo del retraso de crecimiento generará en 20 años impactos muy negativos en la vida de estos niños, así como en la productividad del país y como consecuencia, generará una gran carga sanitaria importante al sistema de salud”, concluyó Raffalli.
Con información de Crónica Uno