La escasez, las remesas y ahora la diferencia de precios entre Colombia y Venezuela han sido el impulso para el negocio de organizar viajes “cómodos y seguros” que se mercadean por redes sociales y grupos de Whatsapp.

Desde Caracas salen desde la plaza Altamira a las 4:00 p. m. del día anterior y llegan a las 7:00 a. m. al destino (Cúcuta) y a las cuatro de la tarde deben estar de regreso. El punto de partida en los Valles del Tuy es el terminal de pasajeros de esa localidad.

Y a pesar de los costos adicionales —el paquete de viaje y la asesoría cuestan entre 25 y 45 dólares por persona—, el esfuerzo que implica viajar desde el centro de Venezuela hasta el cruce del Puente Internacional Simón Bolívar para ahorrar dinero, en efecto, “vale la pena”: hacer mercado en Colombia es más barato que en Venezuela. Así lo registró un estudio de Ecoanalítica, al señalar que, a finales de junio de 2019, adquirir 15 productos (entre ellos: cremas de belleza, avena y derivados, bebidas gaseosas, pan integral, detergente en polvo, lavaplatos, malta, cubitos, arvejas) era más costoso en Venezuela que en el país vecino.

Ronald Balza, economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello, señala que la diferencia de precios entre ambos países está signada por la baja producción y la escasez dentro de Venezuela; los costos de transporte e introducción de importaciones a Venezuela y la creciente desigualdad en la distribución de las riquezas entre la población que deviene ingresos en dólares y la que no.

Cada vez son más las transacciones locales en divisas, producto de la mayor cantidad de personas con ingresos en moneda dura. Cifras de Ecoanalítica indican que hasta junio de este año, 40 % de las transacciones que se realizan en Venezuela se pagan en moneda extranjera, un volumen ocho veces mayor al registrado en 2012.

Aseguran que con un presupuesto de entre 70 y 150 dólares se puede comprar un “buen mercado” para el consumo propio, mientras que se necesitan unos 600 dólares para invertir. Algunas personas se devuelven con alimentos, artículos de higiene, medicinas, ropa, calzado, chucherías, perfumes, bolsos, carteras, teléfonos y hasta repuestos de carros para revender.

Las alcabalas son una preocupación constante en todos los relatos. Se contabilizan entre 20 y 32 alcabalas en el trayecto de San Cristóbal a Caracas y se denuncia que la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) exige el pago de vacunas a cambio de no revisar el equipaje. De lo contrario, decomisan la mercancía o demoran los viajes.

Por esto, los organizadores exigen que cada persona aporte al menos 30.000 bolívares en efectivo para tales fines. “Últimamente no se montan [al autobús los GNB], y si lo hacen es porque quieren más dinero. Los pasajeros se dan cuenta. Uno se baja de la mula”, señala de González. Los choferes, conocedores de la ruta, hacen el enlace con las autoridades.

Por su parte, Adela Leal recomienda llevar unos 200.000 bolívares en efectivo, pues además del pago en las alcabalas, se  necesita para pagar taxis,  “carrucheros” —personas que ayudan a trasladar el equipaje— y los excesos de equipaje. Devolverse con un saco de 70 kilos, distinto a la maleta personal, podría costarle, mínimo, 25.000 bolívares en efectivo, advierte.

En los últimos años, la dinámica fronteriza entre ambos países se ha visto marcada por la migración, el comercio transfronterizo, el contrabando, la trata de personas y hasta conflictos por ayuda humanitaria.

Con información de Crónica Uno.

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