Los analistas Óscar Vallés y Guillermo Aveledo Coll coinciden en señalar que el gobierno de Nicolás Maduro no tendrá empacho alguno en utilizar el nuevo Parlamento, para avanzar en el sistema autoritario a pesar de la cuestionada legitimidad de un Poder Legislativo electo con 30% de participación en las elecciones del 6D
La oposición mayoritaria, la misma que obtuvo un resonante triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015, decidió abstenerse de participar en los comicios para renovar el Parlamento cinco años después, con lo que el chavismo ha recuperado el control absoluto del Poder Legislativo, consolidando el dominio institucional del Estado y dejando a la oposición sin el principal referente de estrategia y acción tanto a nivel nacional como internacional.
Cualesquiera hayan sido las razones por las que el G4 respaldado finalmente por el resto de las organizaciones que adversan al gobierno de Nicolás Maduro no participó, lo cierto es que, como hicieron en 2005, volvieron a dejar en manos del chavismo la Asamblea Nacional (AN). Aunque su legitimidad está cuestionada por todo lo que caracterizó el proceso electoral (intervención de partidos políticos, incremento en el número de diputados a elegir, inhabilitación de organizaciones y dirigentes), lo cierto es que el órgano legislativo que se instalará el 5 de enero de 2021, privado de la presencia de la oposición que ya para 2013 representaba la mitad del electorado y en 2015 la mayoría, de ninguna manera representará la posibilidad de legislar para el conjunto de la población ni ejercer las labores de control sobre el Ejecutivo.
El camino queda así abierto para la consolidación de la hegemonía del sector oficial y su talante autoritario, que podrá imponer los instrumentos legales para gobernar sin contrapeso alguno, instrumentos de los que la ley antibloqueo, aprobada por la asamblea constituyente que no fue convocada por el pueblo sino por el Ejecutivo, habrá sido solo un adelanto.
El doctor en Filosofía, Óscar Vallés, y el también doctor en Ciencias Políticas, Guilermo Aveledo Coll, explicaron a TalCual el panorama que se presenta para el país, en el que observan la profundización del sistema autoritario y una tiranía legislativa.
El modelo autoritario
El director del Deparmaento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana, Óscar Vallés, indicó que el tema a discutir sobre la nueva Asamblea Nacional no es la legitimidad del órgano legislativo. A su juicio, el Parlamento tiene relevancia política por la capacidad que tiene de imponer sus dictámenes, por lo que la población ha quedado a merced del sector oficial, mientras la oposición mantiene una conducta errática al enfocarse en insistir en la ilegitimidad de la AN ante la comunidad internacional.
“La comunidad internacional está más o menos consciente de lo que sucede en Venezuela, pero tiene otras preocupaciones, como la tremenda crisis que hay en materia ambiental, como las dificultades que tenemos con la capa de ozono o el proceso de descongelamiento de los polos, también tiene una agenda enorme de problemas mundiales que, con mucho respeto a los venezolanos, hay que decir que es más importante lo que sucede en otras regiones, por lo que seguir pensando que lo que sucede aquí tiene repercusión internacional y que lo que se haga internamente no importa, es un esquema con el cual el futuro de la democracia lo estamos perdiendo vertiginosamente”, expresó Vallés.
Destacó el docente que la nueva AN tiene un poder coercitivo con el que impondrá la legislación a los venezolanos. “Gústele a quien no le guste, sea cual sea la posición, los ciudadanos de a pie que estamos encerrados en este territorio tenemos que cumplir esa legislación”, advirtió.
Indicó que el análisis debe dejar de seguir “bajo las guirnaldas del impacto internacional”, que el tema de la elección parlamentaria será noticia por algunos días y que algunos voceros darán una que otra declaración, «pero para la agenda de asuntos mundiales no es más importante lo de Venezuela que lo que sucede en Siria o pasa desde hace muchos años en Cuba”.
El problema ante el sistema autoritario es interno
A juicio de Óscar Vallés, el tema a dilucidar es si los venezolanos están dispuestos a quedarse tranquilos con lo que se les viene encima en cuanto a la profundización del sistema autoritario.
“Entiendo que la oposición de Guaidó tenga interés en posicionar el problema como internacional, insistir en que los aliados internacionales no reconocen a Maduro, tampoco la Unión Europea o la OEA. El problema es cómo vamos a hacer los venezolanos para no reconocer la Asamblea Nacional”, señaló.
Por ello estima que mientras la oposición del G4 -a la que califica de acomodaticia- siga pensando que mientras tenga fuentes de financiamiento pueden hacer una política de largo plazo jugando al desgaste del gobierno, jugando a una presión internacional que no va a hacer más de lo que se ha visto hasta ahora, la población estará postrada y vulnerable, por lo que “vendrá una tiranía legislativa”.
Sin referente ante el modelo autoritario
Para Guillemo Aveledo Coll, politólogo y decano de la Facultad de Estudios Jurídicos y Políticos de la Unimet, las medidas de presión externas van a tener dificultades, al no contar la oposición con una de las instituciones clave de la democracia como es la Asamblea Nacional.
“En el chavismo hay un alivio a una presión concreta porque, aunque continúen las sanciones, las medidas de presión externa se le van a dificultar a occidente. No va a ser fácil continuar con eso sin el referente de la AN. No es que sea necesario del todo, pero el apoyo era distinto a los partidos que a la AN”, argumentó.
En su opinión, la consecuencia central de la elección parlamentaria del pasado 6 de diciembre, en la que el PSUV obtuvo más del 67% de los votos, es el desánimo en la oposición.
“Ahora llega el problema de la discusión sobre la continuidad, de los diputados y del gobierno interino, para lo cual aprovechará la consulta popular, pero el problema es que no hay claridad estratégica. El referente institucional del mundo era la Asamblea, y en la oposición actualmente hay división, no solo entre los que no participaron y los que sí lo hicieron, sino a lo interno de cada uno de estos sectores; estamos en una etapa de derrota, aunque se celebre la abstención”.
Sin diferencias
A diferencia de lo planteado por Vallés, Aveledo Coll no observa que habrá una gran diferencia entre la manera como ha gobernado el chavismo mientras la AN tuvo la mayoría opositora, y la que se desarrollará con el oficialismo teniendo el control total del Parlamento
“Continúa el gobierno por decreto; tenemos el referente de los años 2005-2010, donde la AN era casi completamente chavista; no hay diferencia notable, funcionó en esa etapa sin ningún ejercicio de oposición. Creo que no habrá diferencias prácticas, hasta ahora se ha gobernado por decreto y vía asamblea constituyente”, explicó el analista.
Acotó, sin embargo, que puede haber un cambio de tono de Gobierno para oficializar medidas, especialmente en el abandono de ciertos principios socialistas. “Es posible que vayamos a ver la estabilización de la nueva élite económica del chavismo, pero no vería diferencias, también creo que es secundario el quién va a presidir la AN, porque no hay nada que controlar. Diosdado Cabello estaba para reprimir internamente, él sustituyó a Soto Rojas, que era un político”.
Por todo ello, estima que la actuación de la AN en el período 2021-2026 será muy parecida a la de 2005-2010.
Peor situación
Óscar Vallés difiere de Aveledo Coll en lo que será esa actuación de la AN en el período legislativo que está por comenzar; piensa que una cosa es lo que intentó Nicolás Maduro a través de decretos, como lograr hacer transacciones financieras, o por medio de la asamblea constituyente, de la que dice mucha gente no tomó en cuenta, e incluso con varias sentencias del TSJ, que lo que aspirará teniendo el control del legislativo en su modelo autoritario.
“Si la revolución, con la mera asamblea constituyente hubiera podido dar el golpe definitivo legislativo, lo hubiera hecho. No es suficiente el poder constituyente para proceder a una legitimación legislativa. La necesidad de desalojar a la oposición institucional de la AN no es un asunto caprichoso, es estratégico fundamental y es algo que lamentablemente el G4 no ha logrado entender”, advirtió el politólogo.
Argumentó diciendo que mientras el régimen de Maduro logre tener relevancia legislativa, establezca impuestos al lujo o a grandes capitales, o a las ganancias, está claro que el empresario venezolano no le va a poder decir a los fiscales que le toquen la puerta que no reconocen los instrumentos legales aprobados por la nueva Asamblea Nacional.
“Lo que está en juego no es un problema de legitimidad. Lo será para Washington o Miami, pero para los que estamos en Venezuela, los que estamos dando la batalla en Venezuela, se trata de cómo restarle relevancia al Poder Legislativo que está allí y que, al parecer el G4 cree que con no participar borra la relevancia o impide la tiranía legislativa, el sistema autoritario, algo que es vergonzoso, fustigó.
Subrayó que actualmente el país se encuentra 10 veces peor que en 2005. “Ellos (los chavistas), tenían la AN, pero en Venezuela había sindicatos, medios de comunicación masivos donde los mensajes por la democracia se difundían en horas de transmisión en cadena, había partidos políticos serios bien estructurados a pesar de que recularon en no ir a las elecciones, pero hoy la circunstancia es adversa. Si en aquella oportunidad (2005), Henry Ramos Allup, Julio Borges, Manuel Rosales y Leopoldo López, lamentaron no haber ido a las elecciones, ¿Qué es lo que los anima ahora a repetir la estrategia? ¿Los 700 millones de dólares que les da EEUU?”, cuestionó.
Más de lo mismo
Aveledo Coll destaca que ya en 2016 las facultades de la AN de mayoría opositora habían sido conculcadas por el TSJ. No pudieron legislar, controlar; tampoco hubo debate público porque el PSUV se fue del Parlamento. «A efectos prácticos no veo consecuencias (del control recobrado por el chavismo en la AN), salvo en el liderazgo opositor”, detalló.
En este sentido, observa que el G4 ha salido debilitado y con pocas posibilidades de mantener su primacía, toda vez que no hay el referente de haber sido los partidos más votados. En todo caso, tampoco observa en lo inmediato que surja una nueva dirigencia en el seno de la oposición.
“Los partidos están sumamente afectados, en los propios partidos se abrirá un debate que no se hacía porque estaba la AN y Juan Guaidó, quien de todas maneras sigue siendo relevante, porque tiene acceso a activos (de la nación). Lo malo es que esto no permite un recalibramiento (de las fuerzas y liderazgos) limpio. Por eso no veo que cambie la figura, sino la estrategia”, vaticinó.
En definitiva, para Aveledo Coll, lo que cambia es el símbolo de la Asamblea, pues la capacidad de convocatoria que tenía en sí misma se diluye. “Vamos a tener diputados que van a verse afectados (de ser perseguidos y encarcelados), corren peligro seriamente, y disminuye la capacidad de organización política de la sociedad con los partidos y eso debilita a la sociedad venezolana en general”.
Como consecuencia de ello es que estima que habrá una profundización del sistema autoritario que empezó en el período de Nicolás Maduro, de quien dijo ha hecho esfuerzos para pasar de una democracia mayoritaria donde el gobernante de entonces (Hugo Chávez) actuó de modo autoritario, pero con competitividad, a una etapa donde la voz del pueblo importa muy poco.
Consulta opositora es una farsa
Óscar Vallés también tuvo críticas fuertes hacia la consulta que impulsa el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, en la que se pregunta a los ciudadanos si exigen el cese de la usurpación de Nicolás Maduro, rechazan el evento del 6 de diciembre y ordenan hacer las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar la democracia y detener el avance autoritario. Al respecto dijo que la misma no tiene rango constitucional.
“Es una farsa. Para que tenga rango constitucional, el convocante a la consulta, si es la AN o Juan Guaidó, tiene que garantizar que todos los ciudadanos con derecho a expresarse tengan la misma equidad para hacerlo. No es asunto que los que están en Miami bajen una aplicación o tener Internet. Hay gente que no tiene ni teléfono celular en Venezuela”, apuntó Vallés.
Desde su perspectiva, la actividad “es un escape hacia adelante, una forma de huir a un problema de fondo que es no tener idea del papel que se tiene que jugar en este momento, que es estar al frente a un régimen opresivo”.
Considera el analista que la dirigencia opositora sigue pensando que a Nicolás Maduro le preocupa lo que piensen de él en el exterior, como si fuera un problema de ego. “No entienden lo que está pasando. La oposición, el próximo 5 de enero, quedará al margen del Estado, uno que nos oprime y que si no obedezco me pone preso, y a partir del 6 de enero Juan Guaidó dejará de ser legislador en Venezuela y esa continuidad administrativa es una ficción jurídica”, aseveró.
Descontento con la AN y la figura de Juan Guaidó
En este punto, Guillermo Aveledo Coll coincide con Vallés. Está de acuerdo en que la consulta no es vinculante y que no está en el marco de las instituciones del país.
“Es muy triste decirlo así, la impotencia de la consulta es su mayor debilidad. Podemos autorizar lo que sea, pero eso no se materializas con palabras mágicas”, detalló.
Resaltó, como Vallés, que la actividad tiene muchas dificultades tecnológicas, lo que impide la participación de todos los que quieran hacerlo, y además, señaló que, dado el descontento con la Asamblea Nacional saliente y la figura de Juan Guaidó, tal como han demostrado los más recientes sondeos de opinión (como el de Datanálisis), se hace cuesta arriba la participación masiva del electorado venezolano.
Observa que, al momento, es bajo el ánimo social, y destacó que hay que tomar en cuenta que, aún con una alta participación, los datos son difíciles de cotejar.
Insistió en que lo peor de la consulta es que no se cuenta con poder alguno para poder materializar lo que decida quienes participen de ella.
Resituir el rumbo
Para finalizar, Óscar Vallés sostiene que la oposición mayoritaria debe restituir el rumbo que se perdió luego de ganar la AN en 2015.
“Estamos ante una situación difícil, adversa, compleja. Espero que gente sensata pueda entender que si cada quien no pone la mejor parte y aúna esfuerzos con el que tiene al lado para sobrevivir, el país va a seguir desgajándose frente al modelo autoritario”, precisó.
Por su parte, Aveledo Coll advierte que hay elementos que pueden mitigar la dinámica autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro. En este sentido, refirió que la realidad económica y social ha tenido sus efectos, y que por ello el Gobierno está recurriendo a medidas distintas a las que solía hacer, dando paso a ciertas libertades económicas.
Sin embargo, prevé un peligro en todo ello, porque cree que la población puede acostumbrarse a vivir sin libertades políticas, por lo que, si hay algún tipo de alivio en la crisis económica, la causa opositora social puede naufragar porque la gente puede decir “prefiero vivir bien que vivir libre”.
“No hay medida inmediata que pueda cambiar esto, pero es importante que la oposición y las organizaciones sociales se vayan reunificando en la acción política; vienen las elecciones locales y luego la posibilidad de un referendo revocatorio. Hay que reenfocarse no en la toma del poder, sino en la reconstrucción desde abajo”, concluyó.
Con información de Tal Cual