Se calcula que al menos 5.000 puestos de trabajos en la región larense se han perdido por el cierre de empresas públicas y privadas, así como también por la reducción de nominas y despidos injustificados durante los últimos años.

La aplicación de políticas públicas erradas en materia económica durante los últimos 17 años se han traducido en inflación, devaluación monetaria, reducción de empresas y por ende disminución de puestos de trabajo en Venezuela.

A pesar de que el Gobierno y los institutos competentes de recabar información se jactan al anunciar estadísticas que indican lo contrario, voceros de los sectores empresariales, industriales y obreros sostienen que la situación es “crítica”.

El estado Lara se ve arropado por el comportamiento nacional. Desde el año 1998, indica el presidente de la Cámara de Industriales del estado Lara (CIL), Giorgio Reni, existían alrededor de 12.000 industrias establecidas mientras que en la actualidad solo quedan 4.000.

Entre las que han visto a desaparecer y/o a reducir personal por distintos factores, se encuentran tanto pequeñas como medianas empresas que varían su nómina entre los 25 y 400 trabajadores, algunas llegan a tener más.

En consecuencia, los puestos de trabajo tanto en la región como en toda la nación han venido a menos, en especial durante los últimos años, a pesar de que el vicepresidente de Planificación y Conocimiento, Ricardo Menéndez, adujera a principios del mes de abril que el índice de desempleo cerró en enero en febrero “se redujo” a 7,3%

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) no divulga información actualizada en el espectro. Según los datos colgados en su portal web, para el segundo semestre del 2012 eran 795.521 de los 1.9 millones de larenses los que se encontraban ejerciendo alguna ocupación, de los cuales más de 700 mil eran empleados, obreros y trabajadores por cuenta propia.

Para entonces, cabe acotar, compañías como la Cervecería Brahma, centrales azucareras, mercales, Abastos Bicentenario, Corpoelec y otras dependencias del Estado, se encontraban al máximo de su operatividad.

Sin embargo, se recuerda que el Ejecutivo nacional intervino las azucareras para crear la Corporación Venezolana de Alimentos-Azúcar (CVA Azúcar S.A.) en octubre del 2013, y luego despedir alrededor de 800 empleados a nivel nacional sin razón alguna aparente. Al menos 200 serían de las tres centrales ubicadas en Lara.

Para ese mismo año, la transnacional Brahma se vio obligada a cesar sus operaciones en la ciudad por la falta de materia prima y la imposibilidad de cubrir los gastos sus gastos por la merma en la producción, dejando a alrededor de 350 barquisimetanos “en el aire”.

A su vez, en este recuento en el que se destacan solo algunos ejemplos, no se debe olvidar la lamentable situación por la que atravesó El impulso, empresa que se vio obligada a llegar a acuerdos con sus trabajadores para reducir nómina y poder subsistir.

Más recientemente está la situación de liquidación de la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL) en donde el puesto de trabajo de 467 padres y madres de Lara aún está en riesgo (3.000 en todo el país). Denunciaron trabajadores la sede principal ubicada en la capital larense, que durante las últimas semanas han despedido injustificadamente alrededor de 70 trabajadores, a quienes, sin previo aviso, se les impide el paso a la empresa de manera grosera, como si de un hampón se tratase.

Dicha situación es recurrente en casi todas las instituciones públicas.

No obstante, Reni considera que el panorama se vuelve más gris cuando afirma que las empresas e industrias que están operando, lo hacen a un 36% de su capacidad.

“Si antes trabajaban tres turnos, hoy se ven obligas a reducir a uno y ahí se ve también el impacto en los puestos de empleos”.

Asimismo, aseveró que también varias industrias se han desafiliado de la CIL por las dificultades por las que atraviesan en la actualidad y criticó el silencio gubernamental, al destacar que este debería proporcionar todo este tipo de información.

Cifras del Gobierno son una ilusión

Los trabajadores larenses, en efecto, perciben una disminución de las oportunidades de empleo tanto la región como en el país, la cual ha afectado considerablemente la estabilidad de los núcleos familiares que quedan sin sustento.

El coordinador de la comisión transitoria de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) en el estado Lara, Héctor Contreras, concuerda a plenitud con lo expuesto por Reni, al alegar por las vicisitudes de las empresas, se ven limitadas las oportunidades de los trabajadores de generar mayores ingresos.

“Por ejemplo la Kraft, de 12 líneas de producción tiene solo dos en funcionamiento (…) Cabe destacar que cuando hay exceso de trabajo los empleados pueden ganar más, cosa que por supuesto no está sucediendo”, dice.

Sostiene que el efecto de esta pérdida de empleos se ha enmascarado por el fenómeno de emigración que no solamente ha significado para el país una pérdida de profesionales y jóvenes, sino también mano de obra calificada.

“De no ser así nuestra economía estuviese peor porque esos grandes grupos que se han ido le quitan presión al tema del desempleo”.

Además manifiesta que el Gobierno, en referencia a las pocas cifras que divulga, genera ilusión porque toman en cuentan ocupaciones que no son considerados como trabajo “decente”.

“Aquí no hay credibilidad en los voceros del Gobierno porque vienen manejando cifras en función de la gente que está ocupada en labores que no son trabajos normales, prestando ayuda en misiones o en comedores escolares, y para la OIT el trabajo decentes es el que contempla protección social y estabilidad mientras que ellos contabilizan en el mismo saco los que hacen vida en las misiones, los que reciben una ayuda”.

También señala que la situación ha llevado cada vez a más personas a dedicarse al comercio informal.

Aumento salarial aún no impacta

Los empresarios y comerciantes se encuentran buscando las mil y un maneras para subsistir sin perjudicar a los trabajadores.

Así lo asegura la presidenta de la Cámara de Comercio en el estado Lara, Rita Betancourt, quien considera que el impacto en las pequeñas y medianas empresas aún no se ha visto, pero indudablemente se percibirá.

Este será el cierre para algunas y recorte de nómina para otras.

“Se está implementando las congruencias y luego que se acoja cómo va a ser la situación se deberá estudiar si se prescindirá de personal o no, pero sí creo que contratar más gente será imposible”.

Agregó que el sector comercio se encuentra sobreviviendo a la situación gracias a las importaciones que, aunque de manera leve, se mantienen llegando al país porque recuerda que en el país no se está produciendo casi nada.

“Hay personas que están trabajando como sea para no cerrar las puestas. Se está haciendo el esfuerzo porque mientras no se controle la inflación esto seguirá empeorando”.

Solución

Tanto Betancourt, como Reni y También Contreras creen que la solución a la problemática económica en general, que a su vez permita generar puestos de trabajo, pasa por la reactivación del aparato productivo.

Para ello seguirán exigiendo al Gobierno nacional que cambien el modelo con el que dirige el país.

“Hay que dar un giro de 180 grados. Es importante que entiendan que más de lo mismo no resolverá nada”, esbozó Reni.

“No es que de hoy a mañana se fue fulano y vamos a amanecer bien”, comento Betancourt, quien acotó que desde ya se encuentran trabajando para buscar las estrategias que le permitan sobreponerse a las dificultades, pero ve con recelo que las autoridades gubernamentales rectifiquen su accionar.

CON INFORMACIÓN DE :INFORME 21/ EL IMPULSO

05/09/2016

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